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Experiencias enológicas de vinos, el atractivo de las bodegas

Cada vez son más las ofertas de experiencias enoturísticas que hay en el mercado catalán. Las cuatro provincias cuentan con un gran número de denominaciones de origen, concretamente hay doce: Alella, Catalunya, Cava, Conca de Barberà, Costers del Segre, Empordà, Montsant, Penedès, Pla de Bages, Priorat, Tarragona y Terra Alta

A lo largo de los años, las bodegas han demostrado que el esfuerzo y la constancia han llevado a los vinos catalanes a ser reconocidos tanto internacionalmente como localmente. Pero ahora, la ambición de los viticultores va más allá de lucir sus resultados a través de las copas. También una de las grandes luchas de este sector es acercar el vino a los colectivos más jóvenes, un público poco acostumbrado a beber este producto.

Por ello, hace unos años que varias bodegas se han sumado a la tendencia de abrir las puertas de sus fincas y dar a conocer la realidad que se esconde tras las botellas que podemos comprar en el mercado. “Empezamos en 2013 con un objetivo claro: dar a conocer el paisaje, con los márgenes de tierra seca, los almendros y los olivos”, explica el propietario de la Bodega Mas Vicenç, Xavier Ferrer, a Vadevi

Esta bodega fundada en el año 2005 en la Cabra del Camp (Alt Camp) ofrece una experiencia llamada Walk and Wine, que une la naturaleza con el mundo del vino. “Con esta iniciativa no solo damos a conocer la historia de nuestra bodega, sino que conectamos el entorno con la salud. Promovemos que la gente que nos visita haga ejercicio”, dice Ferrer. En este sentido, la propuesta permite adentrarse en la técnica de la marcha nórdica mientras se pasea por las tierras donde se cultiva la uva. Según el viticultor, el mes de abril es el que tiene más afluencia la actividad, ya que los campos floridos y el verde intenso del paisaje atraen más visitantes. 

El mundo del vino más allá de las copas 

Para Ferrer, uno de los otros beneficios de las experiencias enológicas es las sinergias que permiten crear, y también el apoyo que dan a la economía circular y los productores locales. “Muchas personas que nos visitan acaban consumiendo o haciendo turismo en nuestra localidad. Nosotros recomendamos restaurantes a nuestros clientes y los restauradores de la zona también nos recomiendan a nosotros”, asegura. 

Imatge del Tast Sensorial de Mas Llunes / Cedida
Imagen de la Cata Sensorial de Mas Llunes / Cedida

Muchas bodegas cuentan ya con una extensa oferta de experiencias enológicas que tienen en común el descubrimiento de la historia de los viñedos y el maridaje de los vinos. No obstante, la competencia exigente entre los productores hace que tengan que poner sobre la mesa unas ofertas más atractivas para marcar la diferencia.

Desde Mas Llunes, una pequeña bodega de Garriguella (Alt Empordà) dedicada a la elaboración ecológica, también se han sumado al mundo de las experiencias. Concretamente, esta bodega ha convertido la cata de vinos en una vivencia inmersiva y multisensorial. Una de las responsables de Mas Llunes, Gemma Roig, explica que decidieron ofrecer una propuesta diferente a finales de 2015. “Todo comenzó con la colaboración de una escenógrafa, quien nos ayudó a diseñar el clímax de la sala”. Actualmente, en la sala de barricas de esta bodega se ofrece una cata sensorial, donde se pueden degustar los vinos más emblemáticos de la marca en medio de un espectáculo de luces, música y proyecciones audiovisuales. “Cada vino tiene una pieza de música compuesta especialmente para él”, asegura Roig. 

En la Baronia del Montsant saben que para transmitir la esencia del vino es necesario acercarse a las raíces de sus cepas. Es por eso que desde esta bodega han apostado por una actividad más lúdica. “Ofrecemos una experiencia pionera que es hacer una visita en 4×4”, dice el gerente de Baronia del Montsant, Xavier Canals, a Vadevi. Esta experiencia consiste en viajar en un 4×4 de los años setenta hasta los viñedos viejos de esta bodega, que están situados a los pies del Montsant. “La propuesta ha recibido muy buena acogida por el público y cada año recibimos unas 5,000 visitas”, detalla Canals. Una de las claves del éxito, según la bodega, es combinar la experiencia lúdica con el hecho de catar siete vinos “en lugar de tres como en la mayoría de las bodegas”. “Es muy importante que la propuesta sea divertida porque esto permite que todos se adentren en el mundo del vino sin complejos”, aclara Canals. 

Tanto Ferrer, Roig como Canals coinciden en que estas propuestas enológicas atraen grandes grupos de amigos, familias y parejas. “Normalmente, la franja de edad más habitual es a partir de los treinta años hasta los sesenta”. 

Sea como sea, las propuestas enológicas son una herramienta clave para diferenciarse en un mercado tan grande como es el del vino catalán. Hoy en día, puedes elegir desde un atardecer romántico a bordo de un velero, un maridaje en la bodega más pequeña del mundo, un escape room con vino o sobrevolar en parapente los viñedos del Bages.  

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