El Penedès, corazón vitivinícola del territorio y conocido por muchos como la Toscana catalana, enfrenta cada vez más los efectos devastadores del cambio climático, especialmente la sequía. La viña de secano se encuentra ante el reto de adoptar nuevas estrategias de gestión del agua y del suelo.
“Hemos querido dar respuesta a los retos del cambio climático que afectan a las viñas del Penedès”, explica Pere Llopart, de la bodega Llopart, a Vadevi. Llopart es uno de los impulsores del proyecto MANSO (MAnejo del SUElo y viña para la lucha contra la sequía), una iniciativa que agrupa cinco de las bodegas más prestigiosas de la zona y varios centros de investigación de referencia para aportar soluciones científicas y prácticas a este desafío.
El proyecto, coordinado por INNOVI y liderado por Llopart, cuenta con la participación de Sumarroca, Masia Vallformosa, Celler Kripta y Juvé & Camps, así como con el apoyo científico del INCAVI, el IRTA y la Universidad Rovira i Virgili (URV).
Ciencia e innovación contra la sequía
El principal objetivo de MANSO es optimizar la gestión de los recursos hídricos en viñas de secano. Según explica Llopart, una de las líneas de estudio más importantes del proyecto es la gestión de las cubiertas vegetales, que pueden ayudar a minimizar la evaporación del agua y a mejorar la retención hídrica del suelo.
Esta iniciativa se puso en marcha en mayo de 2024 y se extenderá hasta mayo de 2026. Actualmente, tal como indica Xavi París, project manager de MANSO en INNOVI, se ha comenzado con la instalación de una red digital de sensores que monitorean factores como las condiciones meteorológicas, el contenido de agua en el suelo y el estado hídrico de las tierras de las bodegas participantes. “Queremos demostrar científicamente y con datos cuáles son las prácticas de manejo del suelo que pueden mejorar el aprovechamiento del agua”, detalla París, a Vadevi.
El suelo contra el sol
¿Cómo se puede aprovechar mejor el agua de lluvia? ¿Cómo se pueden reducir las pérdidas de agua por evaporación durante el verano? ¿O en qué momento y qué cantidad de agua se debe aportar en caso de disponer de pequeñas reservas? Estas son solo algunas de las cuestiones a las que quiere dar respuesta MANSO. Aunque, tal como indica París, todavía se encuentran en una fase inicial y no tienen respuestas evidentes, los primeros ensayos ya quieren aportar un cambio. “Hemos instalado diferentes sensores para medir el estrés hídrico de las plantas y estamos aplicando técnicas como el mulching subsolar, que ayuda a retener la humedad en el suelo”, explica París.

La técnica mulching consiste en cubrir el suelo con materiales orgánicos (como paja, restos vegetales o corteza) o inorgánicos (como plástico o grava) para reducir la evaporación del agua, controlar las malas hierbas y mejorar la fertilidad del suelo. Esta práctica es especialmente útil en zonas secas porque ayuda a conservar la humedad y a proteger el suelo de la erosión.
Otra línea de investigación es la utilización de tecnologías de teledetección, que permiten monitorear el estrés hídrico de las viñas desde el aire. A través de imágenes satelitales y sensores especializados, los investigadores pueden analizar cómo responden las viñas a diferentes técnicas de manejo del suelo y el agua, generando datos precisos para tomar decisiones más eficientes.
Un proyecto clave para el futuro de la viña penedesense
Esta iniciativa no solo beneficiará a los participantes, sino que quiere dar respuestas a todo el sector vitivinícola catalán, especialmente en territorios afectados por la sequía. “Necesitamos herramientas concretas y contrastadas para adaptarnos a un escenario climático cambiante”, señala Llopart.
El trabajo de este proyecto ya se vislumbra como una pieza fundamental para garantizar la sostenibilidad de la viticultura de secano en el Penedès y más allá.