Los viñedos se pueden utilizar como cortafuegos natural. En muchos casos, estos cultivos terminan siendo de gran ayuda en los incendios e incluso pueden llegar a salvar de la devastación absoluta los bosques cercanos a las producciones. Por ello, la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) dio luz verde este julio a la creación de las marcas Fire Wine Resilient Landscape© y Fire Product Resilient Landscape© para certificar a las bodegas y los productores agrarios de la UE comprometidos con la gestión de sus fincas para la configuración de territorios que contribuyen a la prevención de incendios forestales. Estas nuevas certificaciones autorizadas por la UE llegan dos años después de la presentación de la iniciativa Fire Wine y de la realización de investigaciones para cumplir con los requisitos de localización y gestión de los cultivos para actuar como cortafuegos naturales y productivos. 

La iniciativa, que nace en Cataluña con vocación internacional, se enmarca en el proyecto FIRE-RES de innovación tecnológica y soluciones socio-ecológico-económicas para territorios resilientes en Europa, uno de los proyectos para la prevención de grandes incendios forestales promovidos por la Comisión Europea como parte del European Horizon 2020, coordinado por el Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña (CTFC). Según ha explicado la entidad en un comunicado este miércoles, el objetivo de las marcas Fire Wine Resilient Landscape© y Fire Product Resilient Landscape©, registradas para toda la Unión Europea, es que el consumidor final conozca, a partir de un sello distintivo, «el compromiso de los productores adheridos con una mejora de la gestión del territorio para la configuración de paisajes en mosaico mejor preparados para prevenir la propagación de grandes incendios forestales«.

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Certificados europeos promovidos desde Cataluña

En concreto, Fire Wine Resilient Landscape© es la marca dirigida a la cadena de valor del vino; y Fire Product Resilient Landscape© la marca dirigida a productos primarios como el aceite, los frutales, la trufa o las hortalizas, entre otros. Además, se prevé la posibilidad de adhesión grupal a las marcas, ya sea a través de Denominaciones de Origen, agrupaciones de viticultores y otros productores, territorios, etc. Para obtener los sellos distintivos de las marcas, las fincas deben cumplir una serie de requisitos relacionados con la extensión de los campos cultivados, su situación estratégica para frenar la propagación del fuego, que deben ser colindantes con las zonas forestales, o bien intercalarse entre las masas forestales y zonas urbanas o infraestructuras clave como vías de comunicación, torres eléctricas, instalaciones de renovables, etc.

Estas nuevas certificaciones no son el primer proyecto que se ha promovido desde Cataluña para la prevención de incendios. En la última década, expertos internacionales han desarrollado el concepto Fire-Smart Territory y ya habían propuesto un etiquetado Fire-Smart Product. De hecho, ya existe una primera marca en Cataluña en este sentido con Ramats de Foc, liderada y gestionada por la Fundación Pau Costa para visibilizar el rol de la actividad ganadera en la reducción de combustible y, por tanto, el riesgo de incendios. También, en Extremadura el Proyecto Mosaico lleva años promocionando los cortafuegos productivos, con marca distintiva para los productos resultantes.

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