Cambios de última hora en la interpretación de la ley europea sobre etiquetado podrían provocar que se tengan que tirar centenares de millones de etiquetas de vino. La guía de aplicación de la normativa, publicada hace pocos días por la Comisión Europea, afecta el despliegue de la ley y, por lo tanto, la manera en que Europa entiende que se tiene que incluir la información nutricional en las etiquetas. Y ahora, pocos días antes de la entrada en vigor de la nueva regulación –8 de diciembre-, esta información no se corresponde a la que las bodegas productoras y el sector general esperaba. De aquí que el Comité Europeo de las Empresas del Vino (CEEV) haya pedido que se modifique la guía de manera «urgente» para evitar que se tengan que retirar todas estas etiquetas que ya están impresas o que, incluso, ya están a los lineales de las tiendas.
A partir del 8 de diciembre
La Regulación UE 2021/2117, de diciembre de 2021, obliga a partir del 8 de diciembre de 2023 a listar los ingredientes y el valor nutricional de los vinos y los vinos aromatizados. Sin embargo, la ley permite a los productores aportar esta información con medios electrónicos, como por ejemplo códigos QR. Las empresas agradecieron esta manera adaptada de informar los consumidores y la querían implementar rápidamente, teniendo en cuenta el tiempo necesario para preparar la información, modificar los diseños, imprimirlos y colocarlos.
Es por eso que, ahora que se ha publicado la guía para la aplicación de la regulación, ya hay centenares de millones de etiquetas impresas y, en muchos casos, colocadas a botellas que ya han sido distribuidas. El problema es que, si la mayoría de empresas del sector identificaron los códigos QR con el símbolo ISO 2760, universalmente reconocido como
«Hace tambalear el principio de certeza legal»
Según la CEEV, este cambio «hace tambalear dramáticamente el principio de certeza legal» y las expectativas de los agentes económicos, «ignorando la voluntad política» expresada en la adopción de la regulación. El poco margen de tiempo para hacer los cambios, además, «hace imposible» que los operadores se adapten e «ignora el principio de proporcionalidad entre la libre circulación de mercancías, la competitividad y la información al consumidor», apuntan.
De hecho, el presidente de la entidad, Mauricio González-Gordon, ha llegado a afirmar que «no pueden aceptar una nueva interpretación» que no solo los obligaría a destruir centenares de millones de botellas, sino que los deja en una situación donde son incapaces de crear e imprimir tantas etiquetas en solo dos semanas para cumplir la legislación.
Además, pero, la CEEV también está en desacuerdo con la interpretación de la regulación que hace la Comisión Europea, y tanto el Comité de Agricultura y Desarrollo Rural del Parlamento Europeo como varios estados miembro como Italia, Francia, Portugal o el estado español también han comunicado su preocupación a la Comisión Europea y su apoyo a la interpretación del Comité