Balance más que positivo de la recientemente inaugurada
Un 15% más de expositores
«Es una feria que explica lo que pasa en el sector vitivinícola del país», insiste el presidente, y que da bastante a un «sector productivo altamente competitivo«, añadía la directora. Este año, detallaba Pérez, han registrado un incremento del 15% en número de expositores, y de nuevo han tenido que limitar los accesos porque en un par de momentos del día de estreno se ha logrado las 7.000 personas asistentes. De hecho, el acceso a la feria ha generado polémica pocas horas antes a la apertura de la edición, puesto que el alta demanda en acreditaciones obligaron a parar la posibilidad de entrar a la feria los dos primeros días de feria, con las quejas pertinentes por parte de algunos de los confirmados.
La organización saca hierro a esta situación, apuntando que esta alta demanda, que viene registrando un «crecimiento exponencial», ha sido proporcionada a la evolución de los expositores, que este año se acerca al millar. «Monitorizamos el día a día para garantizar la seguridad, es nuestra obligación velar por un correcto desarrollo del evento», insisten.
Todo ello abre de nuevo el debate sobre la ampliación del espacio ferial, que ya se ha anunciado que crecerá en la próxima edición de 2025. «No queremos trasladarnos en Gran Vía de la Hospitalet», dicen. Pero tampoco han detallado cuáles son los planes para ampliar la oferta expositiva, lo cual, comparte la directora, «nos dará pulmón para acoger a todas las personas expositoras y asistentes que quieran participar». «Auguro una edición muy exitosa, tan este año como la que puede seguir el próximo año», concluía Benítez.

Una feria con vocación internacional
La Barcelona Wine Week nació con varios objetivos, uno de los cuales, el de posicionar el vino español como producto de calidad y mejorar la percepción dentro de y fuera del país. De aquí que una de las grandes obsesiones de los organizadores sea atraer el máximo número de compradores e importadores de países emergentes porque se enamoren del producto y hagan de embajadores por todas partes. Este año han invitado 650 profesionales de unos sesenta países del mundo internacional, que se suman a los compradores nacionales.
María Naranjo, directora de Industria Alimentaria de ICEX, ha puesto sobre la mesa que han detectado profesionales que ya prefieren la cita barcelonesa por encima de otras ferias más consolidadas, como ProWein, «aquí encuentran los vinos que están buscando, y les compensa venir y repetir», comparte. Esta mirada «necesaria» del mundo hacia el vino de aquí hace que entre los objetivos se sume también la internacionalización, que ha crecido del 18 al 20% aproximadamente de la última edición al actual, puntualiza Toni Valls, director de la feria Alimentaria. «Esta internacionalización es clave para la BWW», añade el presidente del salón.
El reto delante, coinciden todos, es el crecimiento, «garantizar que este incremento venga acompañado de garantías para mantener la esencia y calidad del proyecto», concluía la directora Céline Pérez, a la vez que en fan una estimación de impacto económico, que hoy en día insisten a no tener calculado, a pesar de que se pueda estar hablando, según Valls, de unos 12 o 13 millones, que superaría en unos dos millones el impacto estimado de 2023.
