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Vendimia 2023: menos kg por sequía, pH altos y vinos menos aromáticos

Se habla mucho de ello desde hace días, de hecho, meses. Las últimas campañas de vendimia han estado altamente condicionadas por la climatología. En 2020, por las altas lluvias y la plaga del mildiu, y de entonces acá, el agua parece que se haya evaporado y las precipitaciones registradas en todo el territorio catalán han sido cada vez más exiguas. No llueve y todo ello supone un problema para el cultivo de la viña que, a pesar de ser de secano, lleva demasiado tiempo con estrés hídrico, agarrándose en la vida para intentar sobrevivir y seguir produciendo la uva.

Este martes al atardecer, la Asociación Catalana de Enólogos ha convocado profesionales de todo el territorio catalán para compartir una nueva jornada de vendimia y conocer, de primera mano, cuáles han sido las características que definirán esta última añada. Como hilo conductor de las intervenciones, la sequía, que con cifras sobre la tabla, mostraba unas pérdidas generalizadas por todas partes.

Técnicos de la INCAVI introducían algunos datos en el inicio, en las cuales queda patente que muchos términos municipales han registrado borde los 200 litros de lluvia en todo el año, siente del todo insuficiente para poder aguantar todo un ciclo y, sobre todo, viniendo de varias añadas consecutivas sufriendo por el mismo. «Si llegáramos a los 300-350 litros, la cosecha se podría salvar, pero cuando ni siquiera llega a los 200, es difícil salvar la viña«, lamentaba Lluís Giralt, investigador del INCAVI.

Proyección de datos sobre la carencia de lluvias de los últimos meses | Foto: E.V.

Sin agua, y con temperaturas cada vez más altas

Falta de lluvia, agua en tromba, o llueve cuando la planta menos lo necesita, valoraban. Y todo ello, insistían, sumado al incremento de las temperaturas. En el Bages, en el Penedès, apuntaban, se han registrado temperaturas más altas del que es habitual, y esto también ha sido un condicionante para la correcta maduración de la fruta.

De hecho, como norma general, la sequía ha provocado afectaciones fisiológicas y de desarrollo vegetativo de la planta. Lo confirmaban los viticultores y enólogos, también un estudio que ha confeccionado el INCAVI que se compartió en parte durante el acto en la bodega Jovani Vins. Entre algunas de las conclusiones, que las viñas viejas son las más afectadas por la falta de lluvia, que algunos racimos se secaron antes de la floración, que las viñas con cubierta vegetal sufrieron más que las labradas, y que hay variedades a las cuales parece que el estrés hídrico las afecta más, como la merlot. En contra, la garnacha y la cariñena parece que podrían ser variedades más resistentes.

Carles Playà compartió datos de la región del Empordà | Foto: E.V.

Jabalíes, corzos, y mosquitos verdes

Añadido a la climatología, problemas con el jabalí, el corzo (a quien ahora le gusta la uva) y con algunos pájaros, como pasa con las palomas torcaces en Alella. Y no solo, porque a pesar de que ha estado en lugares muy localizados del Penedès, este año también se ha detectado la presencia del mosquito verde en algunas viñas. Es una plaga habitual en viñas de Mallorca, o de las comarcas de València y Alicante, por eso los técnicos del INCAVI están en contacto con estas regiones para intentar frenar una expansión que podría agraviar la ya difícil situación de las plantas de viña.

Elementos externos, los del clima, que han condicionado por supuesto la cosecha, hasta el punto de tener que compactar mucho los días de vendimia, con la problemática que esto supone, en cuanto a mano de obra y trabajo dentro de la bodega. De hecho, muchas de las personas asistentes coincidieron en el hecho que esta campaña había pedido mucha trabajo a la bodega. Una dedicación que los ha permitido detectar algunos cambios significativos con relación a los vinos que nacerán de la añada.

Coincidían que se encuentran con vinos con pH más altos y menos aromáticos, especialmente en el caso de los vinos blancos. Realidad que, según algunos técnicos, podría estar directamente condicionada por las madureces, y, de nuevo, por la falta de agua.

Espelt, uva verolant
Foto de la uva cuando empieza el envero | Foto: Espelt Viticultores

La e-RVC y datos controvertidos

Hecho el repaso por región vitivinícola, y escuchando profesionales en activo a Alella, Conca de Barberà, Empordà, Pla de Bages, Penedès y Priorat, quedó patente que la realidad climática está siendo un reto importante al cual se enfrenta la viticultura del presente. Con afectaciones diferentes por zonas, como las altas de Alella, Empordà o algunos términos municipales del Priorat, que parece que han perdido menos cosecha, comparativamente con territorios donde han tenido que descontar más de la mitad de la producción.

Un tema, por cierto, controvertido, cuando se compartieron los datos registrados por el e-RVC, la herramienta con que el Departamento de Acción Climática de la Generalitat controla la trazabilidad de los productos, a la vez que hace un control cuidadoso, por propiedad. Si bien la media de cosecha, según la herramienta, es de pérdidas del 22%, muchos de los presentes coincidieron que los datos no coincidían en ningún caso con la realidad que vive el sector vitivinícola de Cataluña.

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