El sector vitivinícola no está pasando por su mejor momento, sobre todo para las empresas que trabajan con grandes volúmenes. Primero fue Freixenet en Cataluña y ahora González Byass se ha sumado a los despidos masivos. Parece que los nuevos tiempos exigen a las compañías «reestructuraciones» y todas pasan por la reducción de la plantilla. Aunque González Byass ha llegado a un acuerdo con sus trabajadores que la misma empresa ha calificado de «éxito», la realidad es que la caída del consumo, así como el cambio de tendencias están jugando una mala pasada a las empresas que un día apostaron por hacer millones de botellas, que actualmente, les cuesta vender.
González Byass ha concluido el proceso de negociación iniciado a principios de octubre con sus trabajadores en el marco del plan de reestructuración de dos de sus sociedades en España: González Byass Servicios Corporativos y González Byass Distribución. En una primera instancia, la empresa publicó que despediría a 24 trabajadores, 19 en Jerez y 5 en Madrid. Esta era una medida que afectaba de lleno a la plantilla de Tío Pepe, su bodega más potente en la región vitivinícola de Jerez. Vilarnau -bodega catalana propiedad de González Byass- se salvaba de las salidas. Después de varias semanas de diálogo, sin embargo, se han alcanzado acuerdos que se supone que incluyen mejoras beneficiosas para la plantilla, como la reducción del número de afectados por el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) y la priorización de la voluntariedad como criterio de selección. En otras palabras, de momento la compañía vitivinícola permitirá a los trabajadores abandonar la empresa de manera voluntaria. Según la empresa, estas medidas se enmarcan dentro de las nuevas líneas de su Plan Estratégico y garantizan que el impacto del proceso sea el menor posible.

Entre los principales motivos que han llevado a esta decisión está la prolongada caída del consumo de vino en España, la crisis del brandy en Filipinas -uno de los mercados exteriores más importantes para la compañía-, el encarecimiento de los tipos de interés y los efectos negativos de los aranceles internacionales sobre sus exportaciones. A estos factores se suma el aumento de la competencia, las alteraciones en las cadenas globales de distribución y el coste creciente del financiamiento, que según fuentes sindicales ha situado el ratio de deuda/Ebitda del grupo en 7,5 veces. En definitiva, factores clave que han afectado directamente a la matriz de la bodega Vilarnau, que ahora repasa atentamente sus cuentas para ver si no serán necesarias más reestructuraciones. A pesar de esto, la dirección del grupo se ha mostrado contenta con la decisión que han tomado, ya que han remarcado que el resultado es fruto de un “proceso de diálogo constructivo” con la representación legal de los trabajadores, en el cual ambas partes han demostrado voluntad de llegar a soluciones equilibradas. El objetivo compartido ha sido aplicar medidas responsables que aportaran certeza y estabilidad a las personas afectadas. Los sindicatos, en cambio, se han mantenido en silencio ante estas declaraciones.
Fundada en 1835 en Jerez de la Frontera (Cádiz), González Byass es una empresa familiar con casi dos siglos de historia y una presencia consolidada en más de 100 países. Su portafolio incluye 38 marcas, entre las que destacan Tío Pepe (DO Jerez), Vilarnau (DO Cava), Beronia (DOCa Rioja y DO Rueda) o Viñas del Vero (DO Somontano). También cuenta con espirituosos como el whisky Nomad, la ginebra The London Nº 1 o el brandy Lepanto, así como la histórica Casa Pedro Domecq.
