La sequía fue un gran golpe para toda la agricultura, aunque algunos sectores lo sufrieron más que otros. La realidad, sin embargo, es que tres años de falta de lluvias no solo llevaron a la reducción drástica de la producción, sino que también mataron buena parte de los árboles de algunos territorios de Cataluña. Además, los que lograron sobrevivir quedaron dañados y aún hoy en día no producen todo lo que deberían. Ante esta situación, los agricultores se han mantenido unidos y hasta la actualidad continúan reclamando más ayudas, planes de acción y medidas urgentes para todos aquellos sectores que aún no han vuelto a la normalidad. En Tarragona, la vid no es la planta más afectada, pero desde la sectorial de Unió de Pagesos forman parte del frente común en las demandas de la agricultura por más ayudas públicas. En la última manifestación, se ha visto a viticultores con sus tractores acompañando a agricultores que cultivan avellanas, sector donde cada vez hay menos agricultores que pueden sobrevivir: «Si les afecta a ellos, a nosotros también», exclama David Sendra, futuro responsable del Vino y la Vid de Unió de Pagesos en una conversación con Vadevi.
Unió de Pagesos convocó el pasado martes una movilización en la que participaron una cincuentena de tractores y vehículos, de diferentes agricultores de varios sectores. El objetivo de la marcha lenta -que arrancó en el Morell (Tarragonès) hasta la sede de los Servicios Territoriales de Agricultura en Tarragona– era exigir a la Administración que pusiera en marcha de manera urgente un plan para recuperar el potencial productivo de los árboles afectados por la sequía de la zona de los embalses de Riudecanyes, Guiamets y Margalef (Camp de Tarragona y Terres de l’Ebre), que no se pudieron regar. En la entrevista con este diario, el futuro responsable del Vino y la Vid confirma que la situación es complicada para muchos sectores, sobre todo el de los frutos secos y dulces. «Aunque algunas viñas están afectadas, nosotros solo estamos aquí para apoyar», insiste Sendra, quien reconoce que «aún hay muchos agricultores profesionales que no han recuperado nada de producción».
Durante los años de sequía muchísimos árboles quedaron dañados, incluso algunos murieron. En este sentido, las ayudas que el año pasado aprobó el Gobierno solo cubrían una parte de todos los gastos que implica el arranque y nueva plantación de árboles. Es por eso que Unió de Pagesos pide al departamento de Agricultura voluntad política para publicar la orden de ayudas con la propuesta de la patronal, que implica que se pueda beneficiar la agricultura que ha tenido pérdidas de renta por sequía de más del 30% por cultivo. UP alerta que tampoco hay un plan, después de dos años y medio, para poder arrancar los árboles muertos. «Si arrancas los árboles, no tienes subvención y si no hay agua y la cosa no mejora, toda la inversión no sirve de nada», especifica Sendra.
Las graves sequías de 2023 y la de 2024 provocaron la muerte de unas 1.800 hectáreas de árboles de frutos secos, la mayoría avellanos, y una parte de fruta dulce. Ahora bien, otros cultivos como el olivo, la vid y el almendro también resultaron afectados. No obstante, Sendra comparte que las viñas beben de otras subvenciones y que, por lo tanto, se suman a las protestas en señal de apoyo y para también reclamar que si se deben adelantar los pagos de algunas ayudas que se deben ejecutar en octubre, también se tenga en cuenta el sector vitivinícola: «Si a ellos les aceleran los trámites, también estaría bien que lo hicieran con los otros sectores, aunque no sean los más afectados», recalca el futuro responsable del Vino y la Vid de Unió de Pagesos.

La diferencia entre viña y avellana
El esquema actual de las ayudas cambia mucho dependiendo del sector de la agricultura del que se hable. Lo primero que se debe saber es que son ayudas dirigidas a agricultores profesionales, jóvenes agricultores y explotaciones prioritarias y solo se dan como paliativos por la fuerte sequía que se sufrió en 2024. En el caso de la vid, en toda Cataluña el solicitante debe haber hecho la declaración de cosecha en 2024 y el rendimiento productivo medio de la explotación ese año. De acuerdo con los datos del Registro Vitivinícola de Cataluña (e-RVC), debe haber sido inferior a 5.600 kilogramos por hectárea en secano e inferior a 8.000 kilogramos por hectárea en regadío (a excepción de la comarca del Priorat). Dependiendo de la cantidad de hectáreas afectadas, las cantidades de las ayudas pueden variar entre 850 euros y 650 euros por hectárea.
La avellana, sin embargo -que durante los últimos años sufre una grave crisis de producción por la falta de agua- no tiene el mismo funcionamiento, ni tampoco goza de algunos lujos que sí existen en el sector vitivinícola. En este sentido, el importe máximo es de 1.192,00 euros por hectárea de cultivo de avellano tanto en secano como en regadío. Aunque no sea una cantidad modesta, este importe se cobraría a lo largo del mes de octubre de 2025, una fecha demasiado lejana y que si no se adelanta, podría suponer que algunos agricultores tuvieran que abandonar el oficio. De hecho, Unió de Pagesos confirma que en el caso de la avellana se pide que el pago sea antes del verano por «la falta de liquidez que tienen estos agricultores»: «Los agricultores no pueden hacer frente a los pagos de todos los gastos de las explotaciones de frutos secos (agua, gasóleo, tratamientos fitosanitarios, etc)», remarcan desde la patronal.
Una lucha abierta para todo el sector agrícola
Es por eso que el sector agrícola continúa luchando por conseguir un Contrato Global de Explotación (CGE) adaptado a las necesidades reales de las fincas más afectadas por la sequía. El objetivo es que aquellas explotaciones que han perdido más del 30% de su potencial económico debido a la muerte de árboles o arbustos como avellanos, almendros u olivos puedan acceder a una ayuda extraordinaria que cubra el 100% del costo del arranque y la posterior replantación. Actualmente, el CGE subvenciona habitualmente alrededor del 40% de estas actuaciones, según precios estándar y regulación habitual. Sin embargo, la normativa europea permite llegar al 100% de subvención en casos de recuperación del potencial productivo. En cuanto a la vid, esta tiene que entrar dentro del CGE para las tareas de arranque y replantación. En este caso, hay un Plan de Reestructuración que funciona a través de la financiación PASVE, con una subvención del 50% de los módulos establecidos. «Aún así, la Unió de Pagesos lucha por elevar este porcentaje hasta el 65%, considerando insuficiente el apoyo actual», aseguran desde la patronal.
No obstante, la situación más crítica se vive en los avellanos y la fruta dulce afectada, especialmente la cereza. A día de hoy, aún no se ha redactado la orden que debe fijar los criterios para poder iniciar los trámites de arranque y replantación. «Estamos en el mes de mayo y muchos avellanos muertos aún no han sido retirados, mientras la normativa no permite actuar hasta que un técnico del departamento de Agricultura, Ganadería y Pesca certifique formalmente la pérdida de más del 30%», concluyen desde Unió de Pagesos.