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Los aranceles frustran el sueño americano de la maquinaria agrícola catalana

El sector catalán de maquinaria agrícola todavía es relativamente pequeño en comparación con otras industrias, pero en los últimos años ha experimentado un crecimiento que lo ha posicionado dentro del ámbito agroindustrial europeo. Cada vez más, pequeñas y medianas empresas invierten en innovación tecnológica para adaptarse a las necesidades de un sector primario que reclama soluciones eficientes, sostenibles y de alto rendimiento. Sin embargo, a pesar del impulso y la apuesta por la tecnología, el éxito a gran escala para estas empresas muchas veces depende de su capacidad para abrirse al exterior. En este sentido, las exportaciones representan la puerta de acceso a los grandes mercados, y hasta hace unas semanas, el sueño americano se había convertido en la gran meta a corto plazo para muchas de ellas. Un objetivo que se ha truncado con los aranceles de Donald Trump y, a estas alturas, las compañías se ven obligadas a buscar nuevos horizontes con la esperanza de un futuro donde se pueda volver a soñar con tractores catalanes en campos de Texas.

«La noticia no hace más que frenar una expansión que muchas compañías ya se estaban planteando», lamenta Enric Pedrós, director del Clúster de la Maquinaria y de los Medios de Producción Agrícola de Cataluña (FEMAC). Como representante de estas empresas, el experto asegura que es una noticia triste, pero en cierta manera no tiene un impacto directo en las ventas generales. No obstante, sí que afecta de lleno a las exportaciones, ya que según los datos del Idescat, los Estados Unidos son el segundo mercado extranjero más importante para el sector de maquinaria agrícola. En concreto, las ventas al país dirigido por Donald Trump se duplicaron en 2024 en comparación con el año anterior, hasta alcanzar los 2,3 millones de euros. Unas cifras aún residuales en cuanto a los datos de exportaciones catalanas generales a los Estados Unidos, que llegan a los 4.351 millones de euros, pero sin duda todo un éxito para la expansión de este sector a escala mundial. «El nuestro no es un caso preocupante, pero hace replantearse la entrada a este mercado para muchas compañías», especifica Pedrós.

La preocupación principal de las empresas de maquinaria agrícola catalanas no es precisamente el mercado estadounidense, sino su potencial. No es ningún secreto que los estadounidenses son grandes compradores de productos catalanes y en algunos casos se encuentran en el pódium de las exportaciones de Cataluña. Es por eso que parece un país atractivo para sectores emergentes como el de las máquinas del campo, ya que el posicionamiento fuerte en los Estados Unidos «abre puertas», según concreta el director del Clúster de la Maquinaria y de los Medios de Producción Agrícola de Cataluña. Sin embargo, también es un mercado de difícil acceso y con mucha competencia, debido a que ya hay empresas dentro de las fronteras estadounidenses que se dedican a la maquinaria, lo que supone más complicaciones para vender productos. Si además se añaden los aranceles de Trump, parece más que evidente que las empresas catalanas deben marcarse nuevas metas en el futuro: «Es un jarro de agua fría para muchos», constata Pedrós.

Tractor fertilizando los campos | pxfuel

Ahora bien, Pedrós también reconoce que aquellas empresas que sí exportaban a los Estados Unidos -una gran minoría- veían venir la situación y ya habían comenzado a enviar su maquinaria a sus distribuidores estadounidenses. Gracias a este acto preventivo, las ventas podrían quedar garantizadas a corto plazo. Aun así, la realidad que plantea el director del clúster catalán es la incertidumbre a futuro. La última noticia para las empresas ha sido la tregua in extremis que ha dado Trump a los productos europeos, pero nada es definitivo. En otras palabras, por mucho que la nueva situación implique que 2025 pueda ser un año medianamente bueno para las exportaciones de maquinaria, la reducción de las compras de un mercado como el estadounidense por culpa de los aranceles paralizaría buena parte de las operaciones de las pocas compañías que habían conseguido hacerse un lugar entre los agricultores estadounidenses.

La posible caída de una empresa referente

Una de las empresas que ha sufrido de lleno la ira de Trump ha sido Arcusin, una de las compañías catalanas de maquinaria agrícola referentes en los Estados Unidos. «Incluso tenemos una filial allí», explica a Vadevi Blanca Cusiné, directora general de la empresa. Con décadas de experiencia en la fabricación de soluciones para el sector, Arcusin ha sabido adaptarse a las exigencias de un mercado competitivo y ha hecho del continente americano una de sus principales apuestas estratégicas. Sin embargo, el actual contexto geopolítico ha hecho tambalear este equilibrio. «Nos encontramos en una situación muy frustrante», reconoce Cusiné, que lamenta la falta de previsibilidad por parte del gobierno de los Estados Unidos. Gran parte de sus mercancías ya están en tránsito hacia el país, lo que les hace respirar un poco tranquilos, pero con eso no es suficiente a largo plazo. «Provoca una gran incertidumbre a escala mundial», insiste la directora general, que alerta que este tipo de decisiones pueden frenar la internacionalización de muchas empresas.

Para Arcusin, el momento es especialmente delicado, ya que los frutos de años de inversión y crecimiento pueden verse afectados por una política comercial que escapa completamente de su control. «Me he pasado tres años dando vueltas por Estados Unidos encontrando compradores», admite la directora general de la empresa. Precisamente esta apuesta tan definida ha hecho que con los años, el mercado estadounidense represente alrededor del 50% de su producción, una cifra que hace un año Cusiné comenzó a ver como un riesgo, lo que provocó que empezaran a explorar otros mercados: «Ya trabajamos por la diversificación, pero nadie esperaba este cambio tan brusco», concluye la directiva.

Aumentar las ventas europeas

Si bien es cierto que los Estados Unidos son el segundo mercado más importante, no suman tanto como las ventas dentro de Europa. Países como Francia o Italia también son grandes compradores de maquinaria agrícola catalana. Esta cuestión pone sobre la mesa una salida para todas aquellas empresas que necesiten un cambio de horizonte. La diversificación ya está en boca de todos los grandes sectores económicos catalanes y lo que un día fue una lucha por entrar en los Estados Unidos, ahora lo es por competir en mercados igual de importantes, pero más desconocidos. De esta manera, los datos de Idescat demuestran que Europa sigue siendo el mejor comprador para los tractores -y otras máquinas para el campo- catalanes, aunque en el último año ha habido un cierto retroceso. De esta manera, Francia, Portugal e Italia han reducido a la mitad el valor de sus compras, un hecho que podría cambiar este año debido a la necesidad de diversificación por los aranceles de Trump. «Sufrimos sobre todo por los efectos colaterales con otros países», reitera Pedrós, quien añade que a veces esta situación se convierte en una bola de nieve y «van cayendo todos poco a poco».

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