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Los trabajadores de Freixenet plantan cara al ERE: «El cava no se toca»

«Cuarenta años levantando una empresa y ahora nos la quieren hundir», exclama un exempleado de Freixenet desde la primera fila de la manifestación. Sant Sadurní d’Anoia vive esta semana la huelga más multitudinaria desde el 3 de octubre de 2017. Un millar de personas han llenado las calles de pancartas, banderas y cánticos en contra del ERE del Grupo Freixenet Henkell, que hace unas semanas anunció el despido de 180 trabajadores. Alegando sequía, la empresa envió un comunicado y abrió la puerta a unas negociaciones que aún no han llegado a buen puerto. Los sindicatos alertan que las razones que expone la compañía son falsas y califican a la dirección de Freixenet de cobardes y de querer desviar la atención del problema principal: la migración de productos a métodos con una elaboración más sencilla que el cava. Los trabajadores de Freixenet que llenan Sant Sadurní d’Anoia claman por no ser los elegidos para irse de la compañía que han visto crecer, pero también recuerdan que este es solo el principio y que sin una oposición firme, el modelo productivo y económico del sector podría estar en peligro: «El cava no se toca«, insisten. Una opinión que el ayuntamiento del municipio vitivinícola secunda y confirma las preocupaciones del sindicato. Al lado de los trabajadores sosteniendo la pancarta, los miembros del consistorio remarcan sin miramientos que la lucha contra el ERE de Freixenet es la representación de la lucha de los pueblos con tradición vitivinícola.

La sequía ya no es una excusa válida para Comisiones Obreras (CCOO). El sindicato mayoritario en el comité de empresa de Freixenet ha dicho desde el primer momento que se habló de un despido masivo que esta no era una justificación real. «Estamos hablando de una solución estructural para un problema temporal», reconocía Antonio Domínguez, representante sindical del grupo del sector del cava y miembro de CCOO. Parece ser, pues, que la razón de ser del ERE estaría ligada a un conflicto mucho más grande que podría acabar con el sector del cava tal como lo conocemos. «Las cámaras están vacías y no precisamente por culpa de la sequía», confirma un trabajador a Vadevi. Aunque no quiere decir su nombre, nadie le da ninguna garantía de que pasada esta semana de huelga no sea uno de los casi dos centenares de personas que se quedarán sin trabajo. «Son 180 personas, con nombres y apellidos, 180 familias de aquí, de Sant Sadurní d’Anoia», insiste el alcalde del municipio, Pere Vernet. La realidad es que Freixenet querría cambiar su modelo de producción y actualmente una parte importante de los espumosos que elabora ya no son cavas, y por tanto necesitan menos mano de obra para hacerlos. «Después de inventar un espumoso conocido mundialmente quieren disfrazar la botella de cava y comercializarla y producirla fuera», explica a este diario Wellington, representante sindical de UGT en la compañía vitivinícola.

Pancarta de Comisiones Obreras contra el ERE de Freixenet durante la segunda jornada de la huelga de los trabajadores de la empresa vitivinícola / J.C.
Pancarta de Comisiones Obreras contra el ERE de Freixenet durante la segunda jornada de la huelga de los trabajadores de la empresa vitivinícola / J.C.

Más allá del conflicto del ERE, los trabajadores de Freixenet aseguran que salen a la calle para proteger el sector del cava. «Es la punta de la lanza», afirma María José, una trabajadora de Segura Viudas. En este sentido, la miembro del comité de empresa está convencida de que la decisión de Freixenet podría ser replicada por otras empresas vitivinícolas del sector del cava. Si estas afirmaciones fueran ciertas, podría implicar que el método tradicional estaría en peligro. Vernet, desde el ayuntamiento de Sant Sadurní d’Anoia reconoce con temor que sería una posibilidad, lo que provocaría un trastorno en la economía del municipio y como él, todos los demás de la comarca que se dedican a ello: «Un cambio de modelo productivo que no podemos permitir por nuestro territorio», lamenta el alcalde y añade que esta es la razón por la cual «se han posicionado desde el minuto cero a favor de los trabajadores». Una situación que no hace más que complicar aún más la posición de la directiva de Freixenet, la cual, lejos de dar explicaciones públicas u ofrecer una respuesta alternativa, se mantiene en silencio, mientras, paralelamente, aumenta de manera progresiva y sostenida la oposición ante el posible despido.

Unas negociaciones sin frutos

El ERE por sequía de Freixenet parece no tener solución. Los representantes sindicales se han sentado durante días en mesas de negociación de donde no han conseguido prácticamente nada. La crítica hacia Freixenet no solo está ligada al hecho de que para los sindicatos se esconden detrás de la sequía para justificar despidos masivos, sino que tampoco están contentos con las maneras con las cuales quieren echar al personal. Desde los sindicatos confirman que la mayoría de los despedidos podrían ser personas de menos de 50 años, lo cual supondría que no se prevén planes de prejubilación, sino que más bien «se está buscando echar a la gente que lleva menos tiempo trabajando y, por lo tanto, sale más a cuenta despedirlos», concreta a Vadevi, el representante sindical de UGT en la compañía vitivinícola. Además, algunos de los manifestantes explican que no se están dando soluciones más allá del ERE y la dirección no se quiere mover de la posición inicial: «Estamos muy enfadados, aquí nadie hace nada por acercarse a las demandas de los trabajadores», grita otra manifestante en medio del bullicio.

Imagen de uno de los adhesivos de Comisiones Obreras contra el ERE de la empresa vitivinícola Freixenet / J.C.
Imagen de uno de los adhesivos de Comisiones Obreras contra el ERE de la empresa vitivinícola Freixenet / J.C.

La mayor parte de las críticas se las lleva la familia Ferrer, propietarios de Freixenet, junto con la empresa alemana Henkell. Tal como ha anunciado en varias ocasiones CCOO, nadie de la familia ha aparecido en la mesa de negociación para llegar a un acuerdo con los sindicatos. «Tienen un directivo negociando, que probablemente cuando acabe su trabajo, se marchará», replica un trabajador de Freixenet. Esta inacción por parte de los Ferrer también los ha convertido en un objeto de burla y de crítica durante los primeros días de la huelga y muchos trabajadores se han mostrado defraudados con una directiva que ya no solo los quiere despedir, sino que no los escucha: «Llega a un punto que ya no pedimos que no se eche a nadie, pero sí que queremos algunas garantías», reconoce una trabajadora de Freixenet.

Un modelo obsoleto para los sindicatos

Para los sindicatos, la decisión de Freixenet denota que el modelo actual del cava debería cambiar. De esta manera, Vicenç, un trabajador que lleva 15 años en Segura Viudas, subraya que las actuales normativas de la DO Cava «han quedado obsoletas» y reclama «ajustes necesarios que permitan proteger a los viticultores». Entre los reclamos de los sindicatos para proteger a los trabajadores está la necesidad de abrir la puerta a poder comprar uva de fuera de la Denominación de Origen, siempre que se hayan agotado las existencias dentro del territorio. Así -tal como creen los sindicatos- empresas como Freixenet no podrían escudarse en la sequía para hacer recortes y despidos. Además, también remarcan que se protegería el modelo productivo del cava: “Si el cava desaparece, desaparece Sant Sadurní d’Anoia y cualquier municipio del sector”, advierte Domínguez, de CCOO, resumiendo en una frase la estrecha vinculación entre el producto estrella del territorio y el futuro económico y social de este y otros municipios.

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