El viticultor y profesor Juan Carlos Sancha fue vicepresidente y portavoz de Bodegas Familiares en el Consejo Regulador de la Denominación de Origen La Rioja desde hace veinticinco años. Lo era hasta hace unas horas, que decidió dar un paso al lado en señal de protesta. Él, como voz de la asociación que representa a 216 pequeñas y medias bodegas de La Rioja, Navarra y Euskadi, denuncia que no se sienten ni escuchados ni representados dentro de la entidad del vino riojano. Todo ello, sumado a divergencias con el modelo de gestión, ha provocado que hayan decidido abandonar todos sus órganos de gestión.

«Hace más de dos años que estamos pidiendo cambios en los estatutos, pero hasta ahora no hemos visto ningún gesto», comparte Sancha con Vadevi. Bien, rectifica cuando recuerda que en el momento en que la DOCa vio que la amenaza de irse era real, «nos enviaron una carta donde podíamos leer buenas intenciones, pero ninguna actuación concreta», detalla. Y se han hartado. «No es una pataleta, nosotros también salimos perdiendo con la marcha, dirá, pero es la única manera que nos tomen en serio».
Los orígenes de todo tienen que ver con la gestión y carencia de representatividad de las pequeñas bodegas y los familiares dentro de los órganos de decisión de la DOCa Rioja. «Somos la asociación con mayor número de representantes, 216, y nuestra voz solo vale un 4% de lo que se acuerda y decide al consejo». «Nos hemos cansado de ser los
Bodegas Familiares demanda, por un lado, que la representatividad en el marco de los consejos sea económicamente y socialmente «real». Sancha lo explica. «No puede ser que siendo la asociación con mayor número de representantes, nuestras propuestas no tengan fuerza ante las grandes empresas, que son quienes acaban decidiéndolo todo«. Y añade que tampoco pueden competir a escala de precios. «¿Cómo podemos sobrevivir a vinos de crianza que se vienen a 2 euros cuando nuestro vino está por sobre los 15? Esto es competencia desleal y hace que los pequeños tengamos difícil la supervivencia».

«No queremos irnos de la DOCa»
«La Rioja se ha empachado, nos han llevado a un momento de auténtico caos«, lamenta el viticultor. «No puede ser que cada año se pidan nuevas plantaciones que nos obliguen a destilar para ahorrar los excedentes», comenta, detallando que es lo primera vez en los cien años de historia de la entidad que se destila. De aquí, que pidan cambios sustanciales en la gestión y modelo del actual territorio vitivinícola, limitando las hectáreas de plantación -«desde 1985 ha habido un incremento del 72% de hectáreas, y las bodegas grandes continúan pidiendo plantaciones y altos rendimientos!», critica-.
Y continúa insistiendo que hace falta reducir los rendimientos «hasta ajustar y equilibrar la balanza de oferta y demanda», pagar mejor el precio de la uva para garantizar la supervivencia del sector, especialmente de los pequeños. Todo ello, si hace falta, que pase por «arrancar aquellas plantas que se cultivan sobre suelos inadecuados» y que nunca darán como resultado los estándares de calidad del vino de la región, apunta el viticultor.
«La Rioja nunca tendría que haber abandonado el camino de hacer grandes vinos a precios competitivos», señala Sancha. De aquí que una de sus propuestas sea que estos vinos por debajo precio de coste no lleven el hashtag del Consejo Regulador. «Que estén, pero que no compitan con nuestros productos», espetará.
A pesar de todo, y preguntado por los siguientes pasos, continúan confiando. «Tenemos una de las mejores regiones vitivinícolas del mundo, creemos en nuestro valor de marca, y no queremos salir de la DOCa». «Simplemente, añade, tienen que pensar en todos, también los pequeños, los que formamos parte del equipo, porque tenemos cabida, y queremos continuar contando la historia del vino de La Rioja».