El sector vitivinícola está lleno de expertos que confirman cada día su amor y su pasión por los vinos catalanes. Toni Albiol, gerente de la tienda especializada Enoteca Divins de Martorell, es uno de ellos. Tras años de formación, Albiol se ha convertido en toda una eminencia en el mundo de los vinos y los espumosos. El año pasado fue proclamado el mejor sommelier de Cataluña y este año ha conseguido la diplomatura de la ASI, la asociación de la Sommelliere Internationale, convirtiéndose así en el primer catalán en obtener este diploma. Recibe a Vadevi con respuestas honestas sobre el sector, el vino y las nuevas generaciones. Reflexiona sobre su trabajo y también su devoción por los clientes que entran a su tienda. Explica con detalle sus experiencias y cómo el sector vitivinícola ha sufrido mucho, pero saldrá adelante gracias a las buenas ideas y la resiliencia. Albiol reconoce un buen vino solo con verlo y pretende continuar enseñando los maravillosos secretos de este sector a todos los que quieran escuchar; porque, como él mismo describe, «un buen vino es aquel que te hace reflexionar».
El año pasado lo proclamaron el mejor sommelier de Cataluña. ¿Qué ocurre después?
Para mí este premio cambia la vida. Gané el concurso de mejor sommelier de Cataluña después de varias ediciones participando. Cuando en 2022 quedé tercero me animé y comencé a ponerme las pilas hasta conseguirlo.
¿Y termina aquí?
No, ni mucho menos, luego fui a participar en el concurso a nivel estatal y aquí quedo tercero, que también es una muy buena posición.
Después de estos dos pódiums decide participar en una diplomatura internacional y también se la lleva, de hecho, se convierte en el primer catalán en obtener este título. ¿Qué supone eso para usted?
Ganar el título de mejor sommelier de España es muy complicado y pensaba que necesitaba algo más para complementar los galardones que ya tenía. Por eso decidí participar en el examen de la Asociación Internacional de Sommeliers. Al fin y al cabo, yo tengo 56 años, no puedo dar pasos en falso porque se me acaba el tiempo. Por casualidad, 11 meses después del título catalán se hacía en Burgos la diplomatura internacional y me apunté. Tres meses después me daban los resultados y me convertía en el primer catalán en tener este diploma internacional; y espero que esto haya abierto un camino para no ser el último.
¿Y un sommelier solo debe saber de vino?
No. De hecho, estas pruebas de las que te hablo pueden llegar a durar todo un día. Tienes que saber de gastronomía, puros, cafés, agua, cervezas… Aparte de que el conocimiento que debes tener de estos sectores debe ser amplio, suficiente para hacer pruebas prácticas y teóricas sobre cualquiera de los temas. Evidentemente, sin embargo, el vino juega un papel protagonista.

Usted siempre ha explicado que es sommelier de tienda, no de restaurante. ¿Ve alguna diferencia en la valoración de los dos trabajos?
Nadie contaba conmigo cuando gané el premio catalán, porque parece que los sommeliers de tienda debemos ser menos que los de restaurante. Dicen que es porque no hacemos sala, pero yo he hecho muchísima. Tengo cuatro locales y uno de ellos está destinado 100% a una sala de cata. Allí hago formaciones, presentaciones y actos relacionados con el mundo del vino. Respeto muchísimo a los sommeliers de restaurante, son los grandes referentes de los que hemos aprendido todo, pero eso no quiere decir que no haya sommeliers de tienda que estén muy bien preparados.
Se habla mucho de la democratización del sector del vino. ¿Cree que con los sommeliers debería pasar lo mismo? ¿Necesitamos un sommelier en cada restaurante?
No sé si un sommelier, pero alguien que entienda de vinos. De hecho, hay muchos restaurantes que no tienen sommeliers. Esto no es como el carnet de conducir, que para coger el coche debes tenerlo. Para tener o para servir vino en un restaurante o en una tienda, no es necesario que tengas el título de sommeliers, pero debes estar preparado. Yo tengo más de 400 proveedores y te aseguro que viene gente muy bien formada, pero otros que no tienen una formación mínima para dar unos argumentos.
¿Y cómo se es un buen sommelier?
Es un oficio que se lleva dentro. Toda persona que esté detrás de un mostrador o sirviendo en un restaurante debe tener pasión, unos mínimos conocimientos y vocación. En definitiva, esas ganas de acoger, de tratar bien al cliente, de animarlo, de hacerle pasar momentos confortables… Muchas veces no tiene nada que ver con lo que nos gusta a nosotros sino de escuchar bien al cliente, hacer de psicólogo y darle aquello que necesita en ese momento.
¿Para ser sommelier se necesita formación constante?
Yo estudio cada día, no me voy a la cama sin leer algo relacionado con el sector del vino. Y no solo de vino, anoche estaba mirando sidras y me quedé dormido con el libro en la mano.
Hablemos un poco del sector. Usted que ha conseguido un reconocimiento internacional, ¿cómo se ven los vinos catalanes fuera del estado español?
Hay Denominaciones de Origen que han adquirido mucho prestigio entre los grandes vinos del mundo, por ejemplo Priorat. Hay otras que les cuesta un poco más. En general, sin embargo, tienen muy buena aceptación y están muy bien posicionados. Es una tarea complicada porque hay 12 Denominaciones de Origen y enseñar al público internacional sus singularidades requiere mucho tiempo. No obstante, los Consejos Reguladores y las bodegas están trabajando mucho para potenciar y promocionar el vino catalán por todo el mundo. La imagen de fuera de los vinos españoles es de elaborado barato; pero al vino catalán no le pasa lo mismo. El vino catalán tiene una imagen más de prestigio.
¿Y qué más se puede hacer para mejorar aún más la situación?
Promocionar, formar, informar, enseñar, dar a probar… Todo este trabajo se debe hacer desde los Consejos Reguladores, las DO, las instituciones como el Incavi y el Gobierno. Deben apostar e invertir en infraestructura para que podamos ir a enseñar al mundo lo que tenemos en casa.
¿Cuál es el desafío más grande para el sector en los próximos años?
Aquí hemos tenido un gran problema que ha sido la sequía. Ha complicado mucho el trabajo a los agricultores y ha afectado las plantas. Lamentablemente, esta situación ha afectado la calidad de la uva y algunas plantas no han soportado esta falta de agua y han muerto. El cambio climático está haciendo que muchos productores aprendan a encontrar plantas mucho más resistentes. Hay algunas que ya están muy adaptadas a la nueva climatología y están aguantando bastante bien, y otras que no. Ahora bien, a pesar de las dificultades se están haciendo vinos buenos y de calidad.
Hábleme un poco de modas. ¿Cuál es la nueva moda del vino? ¿Cuáles son los vinos que ahora mismo se consumen más?
No es un tema de modas sino de perfil de consumidor, es decir, las personas de cierta edad no siguen modas, saben lo que les gusta. El público más difícil es el joven, sobre todo en nuestro sector. Son complicados de atraer porque hemos perdido generaciones de consumidores que no se han interesado por el vino. Debemos reflexionar como sector sobre por qué los jóvenes de entre 20 y 25 años no tienen mucho interés por el vino.

¿Y cuál es la conclusión de esta reflexión?
Los jóvenes se acercarán a los vinos más comerciales, más aromáticos y más afrutados. Se interesan por los vinos con menos peso y menos cuerpo. Lo más importante, sin embargo, es que los jóvenes beban más vino y menos refrescos. Si comienzan con los más ligeros, irán adquiriendo hábito de beber. Como te decía, no es una cuestión de que la gente siga modas, sino que los profesionales las tenemos que crear.
Entonces, ¿usted cree que los vinos afrutados son la puerta de entrada a la generación más joven?
Sí, pero también hay otros. Hay corrientes que dentro del mundo del vino se deberían potenciar. Debería haber más modas. Deberían entrar modas de beber espumosos, rosados, tintos… Y esa es nuestra función como sommeliers, pero también la de los restaurantes.
¿Y todos están cumpliendo?
Hacemos lo que podemos. Sí que es verdad que a veces en grandes ciudades no funciona, porque los restaurantes son tan cosmopolitas que hay demasiado de todo. Lamentablemente, sin embargo, hay en restaurantes en Barcelona que no tienen vinos catalanes en las cartas. Y teniendo 12 denominaciones de origen en Cataluña y siendo una ciudad que atrae tanto turismo, así no hacemos ningún favor al país no enseñándoles a estos turistas nuestro patrimonio vitivinícola. Esta parte, precisamente, te diría que es más que una moda, es una prioridad. Los restaurantes de calle, los restaurantes normales, deben tener los vinos de su territorio.
¿Y por qué no hemos hecho esta apuesta o por qué no se hace esta apuesta?
Esta pregunta creo que es más bien de índole política que de carácter sommelier. Creo que volvemos al mismo punto de antes: se debe promocionar más. La gente como yo podemos ser las herramientas de promoción, pero los políticos deben hacer campañas, crear sensibilidad.
Terminamos por tu secreto mejor guardado. ¿Qué es para ti un buen vino?
Un buen vino es aquel que es sincero, que tiene identidad, tipicidad, que te transporta a un paisaje, a un territorio y que te hace viajar mentalmente, tanto por la geografía como por el tiempo. Debemos huir de esa figura de vino comercial, aquel que gusta a todos y no emociona a nadie.