El vino es uno de los complementos más infravalorados de la dieta mediterránea. Ha habido diferentes teorías sobre el consumo diario de vino, pero las de los últimos años no han sido muy positivas. En una época pasada se hablaba del vino como un remedio para la tristeza, una bebida de celebración e incluso había quien decía que tenía poderes curativos. Ahora, sin embargo, el culto al cuerpo lo ha convertido en un producto menos apreciado, relacionado con el alcohol y este último calificado de malo para el cuerpo. Antes de finalizar el año, un estudio podría cambiar este pensamiento moderno sobre el vino. La investigación del Dr. Ramón Estruch, de la Universidad de Barcelona y el Hospital Clínic sugiere que el consumo moderado de vino, en el contexto de una dieta mediterránea, podría reducir significativamente el riesgo de enfermedades cardiovasculares en personas con factores de riesgo.
El estudio catalán publicado en la prestigiosa revista científica European Heart Journal reconoce que beber vino de manera regular, pero moderada, podría incluso mantener el cuerpo más sano. De hecho, los resultados obtenidos indican que aquellas personas que consumen entre media y una copa de vino al día reducen en un 50% el riesgo de sufrir eventos cardiovasculares graves, como infarto de miocardio, accidente cerebrovascular o muerte cardiovascular, en comparación con los que beben muy poco o nada de vino. En cuanto al consumo ligero, es decir, aquellas personas que beben menos de media copa al día, se muestra una reducción del riesgo del 38%. Todo hace pensar, pues, que el vino y la salud van más de la mano de lo que parecía hasta hace poco. No obstante, el estudio del Dr. Estruch también demuestra que los efectos positivos desaparecen con consumos superiores a una copa y media diaria.
Uno de los puntos más controvertidos de este nuevo informe es el reconocimiento a la similitud del consumo de vino con los efectos de algunos medicamentos. Tal como se desprende de las pruebas, la reducción del riesgo cardiovascular lograda con un consumo moderado de vino «es comparable, e incluso superior, a la que se obtiene con algunos tratamientos farmacológicos habituales, como las estatinas, que se utilizan para reducir el colesterol». Este nuevo dato pone de manifiesto el papel importante que puede tener el vino, pero también asegura su consumo responsable en el marco de una dieta saludable como la Mediterránea: “estos resultados destacan un impacto protector más significativo del vino que el observado en estudios anteriores, comparable incluso con algunos tratamientos farmacológicos”, reflexiona Estruch en un comunicado enviado a Vadevi.

Un estudio innovador y diferente
En este estudio han participado 1.232 personas con alto riesgo cardiovascular, que siguieron el patrón de alimentación y estilo de vida de la Dieta Mediterránea durante un período de cuatro a cinco años. Para realizarlo, sin embargo, se ha utilizado un método innovador: analizar el ácido tartárico presente en la orina. Según han asegurado en el comunicado, esta técnica es mucho más precisa que los cuestionarios habituales, ya que no depende de los recuerdos de la gente ni tampoco de las declaraciones -falsas o no- sobre lo que beben.
El Dr. Estruch también subraya que los resultados del informe son aplicables a poblaciones similares -personas mayores, con alto riesgo cardiovascular, y residentes en países mediterráneos-, por tanto, no solo sería una muestra aplicable a Cataluña. Sin embargo, el doctor también alerta sobre la importancia de la moderación, especialmente en mujeres, para quienes la cantidad recomendada es la mitad que para los hombres.
Un producto saludable con moderación
FIVIN, la entidad dedicada a la divulgación científica sobre los beneficios del consumo moderado de vino, resalta la relevancia de estos resultados y promueve el vino como un componente cultural y dietético dentro de un estilo de vida saludable. Precisamente, numerosas investigaciones científicas demuestran que el consumo de vino con moderación se relaciona con una alimentación y estilo de vida mediterráneos y que su consumo tiene beneficios contrastados en la salud. La misma organización, sin embargo, también recuerda los peligros para la salud de un consumo abusivo y sus efectos perjudiciales en la sociedad. En este sentido, FIVIN trabaja para valorar la importancia de la moderación y la prevención del consumo abusivo. Cualquier estudio sobre el vino y la salud no sustituye el consejo médico de un profesional.