Los vinos son el regalo más común durante las Fiestas de Navidad. Amigos invisibles, comidas de empresa, el café con los suegros… Hay infinitas ocasiones en las que un vino salva el día y te hace quedar bien. A pesar de ser un regalo muy cotidiano, todavía hoy no está claro cómo envolverlo. De hecho, en muchos momentos optamos por hacer un lazo en el cuello de la botella y esperar que guste más la etiqueta que otra cosa. No hay muchos valientes que se atrevan a comprar papel de regalo y se adentren en el mundo de los envoltorios para dejar boquiabiertos a los receptores. Es por eso que Vadevi propone algunas maneras rápidas y sencillas para envolver una botella, ya que un vino siempre es un buen regalo, pero sí que va acompañando de un buen envoltorio más.
Desde Wine Spectator proponen algunas maneras divertidas y con encanto para envolver botellas de vino. Precisamente la facilidad de estas ideas es lo que las hace más prometedoras, ya que es de conocimiento general que envolver regalos es un arte que no todos saben llevar a la práctica de manera eficiente. Tomar el trozo correcto y hacer los pliegues necesarios aparentemente es una tarea sin complicaciones, pero todos han tenido alguna mala experiencia envolviendo regalos. Más aún, si son botellas cilíndricas. De esta manera, la revista pone sobre la mesa tres maneras diferentes de envolver los vinos, cada una con su toque original, pero sin complicaciones.
El primer envoltorio es el más famoso. Todo el mundo está familiarizado con enrollar la botella dentro del papel de regalo y hacer un lazo con la parte sobrante. La idea innovadora, sin embargo, es dejar el culo de la botella sin envolver. En este sentido, ya no se pierde el tiempo intentando pegar con cinta adhesiva los trozos de papel que sobran al final de la botella y, además, desaparece el riesgo de que el vino no se mantenga derecho, evitando así alguna caída inesperada.
La revista también propone un envoltorio minimalista, que es uno de los principales mantras de esta generación. Para hacerlo posible solo haría falta una cartulina con algún dibujo que cubra la parte de la etiqueta. De esta manera se consigue una botella misteriosa que se puede decorar al gusto, pero sin revelar marca, bodega u origen hasta que la persona no arranca la cartulina. Para los más sofisticados hay una tercera opción -que también podría valer para los tacaños-. En este caso, se envuelve la botella con la misma servilleta. Es una técnica sencilla que queda muy integrada en la decoración de las mesas de Navidad, lo cual la podría convertir en la más acertada para estas fechas.
Los vinos en caja, la opción final
Si bien es cierto que las botellas se suelen regalar individualmente, en algunos casos se pueden comprar con una caja de la misma bodega. Gracias a esta pieza de madera el envoltorio de papel es mucho más sencillo de hacer, porque no hay ninguna diferencia entre la botella y un regalo cuadrado tradicional. Además, en este caso, también se puede regalar la caja sin envolver, ya que la misma conserva el vino, evita que pueda caer o romperse y, además, mantiene el misterio de qué botella habrá dentro.
Navidad es una buena época para regalar vino, sobre todo porque con tantas fiestas es poco probable que la botella quede escondida en un rincón. Sea envolviendo el vino o bien comprando la caja, el receptor quedará satisfecho e incluso podrá probar su regalo inmediatamente; porque a todo el mundo le gusta que le regalen vino -y más si está bien envuelto-, pero lo más importante es beberlo.




