Lo vino es la bebida más preciada y conocida de la antigüedad mediterránea, los vinos griegos los más famosos, los romanos cuando los conocieron, los servían a su mesa, eran muy buscados, unos siglos más tarde todavía los citan y hablan, cuando ellos ya habían hecho de la viticultura una gran expansión.
Los procesos de vinificación y muchas de sus costumbres han quedado reflejados a las profusas pinturas de la cerámica griega. Con la expansión de la viña por el Egeo, cada polis griega, las ciudades estado con extensión de territorio rural, tenían y elaboraban su propio vino, un dicho de aquel tiempo dice que hay más vinos griegos, que arena en la playa.

Las tres copas de vino más conocidas: Cílix o cílica (V a. C.), Càntar o copa de Dionisio (V a. C. ) y Escif (IV a. C.)
Algunos de estos vinos de renombre eran el vino Mitilene en la isla de Lesbos, el de Thassos, el de Kos, el de Rodas, el de Eubea, el de Thera a Santorí, de Quios, el de Mendé de Palen, el vino de Prámnios de Icaria, según el Discorides es un vino dulce, espeso y muy bueno. El vino de Biblino, un vino muy aromático, Teofrast denomina un vino de Herea de Arcadia, dice que es afrodisíaco por los hombres y hace fértiles a las mujeres. En los textos encontramos los vinos también descritos por los colores: vino negra, rojo, blanco, dorado, una otra clasificación seria por vinos secos, dulces, aromáticos y vinos especiats.

Cràtera (III a. C.), servía para mezclar el vino con la agua
Abrían las ánforas con el vino novel, a finales del invierno; en Atenas se hacía durante las fiestas de la Antestèria, que duraban tres días, una de las fiestas en honor a Dionisio, y en esos encuentros los niños y esclavos podían beber el vino nuevo. También tenían vinos embellecidos, 6 años, de 15 años, Nèstor sirve un vino de once años en el banquete celebrado en honor al héroe Telèmac (Odisea III, 389). El vino viejo se lo consideraba más digestivo, reforzaba el cuerpo y hacía soñar sin sobresaltos.
Exponer racimos al sol
Una manera de hacer vino era exponiendo los racimos en el sol durante ocho o diez días, después los ponían a la sombra y finalmente lo pisaban, más tarde lo guardaban, no en toneles, no las conocían todavía, lo hacían en grandes ánforas o en pieles pulcras y cosidas. Guardar vino en las ánforas de cerámica, era problemático, la cerámica rezumaba e impregnaba el gusto del vino, por eso probaron muchas técnicas, una era recubrir las paredes a fin de aislarlas, uno de los recubrimientos era la resina de pino, el ánfora quedaba perfectamente sellada, el vino cogía un gusto resinoso, es el famoso vino de Retsina, este vino todavía ahora se elabora y lo podemos probar, ahora lo hacen añadiendo resina directamente al vino durante la fermentación. También añadían agua de mar, los romanos nos lo han dejado, explicado Plini en su Historia Natural, en el libro 14 que dedicó a los vinos, explica que esto lo hacían para hacer coger más cuerpo el vino y estabilizarlo, mejoraba el transporte, los vinos se volvían más ácidos y cogían un color más vive.
El vino, aparte de los que tenían viñas y se hacían su propio vino, lo venían a las tascas donde también se podía degustar, existía el marchante de vinos y un gran comercio por toda el Mediterráneo. El vino siempre se tomaba mezclado con agua, Dionisio lo enseñó así, podían mezclar con agua fría, caliente y con nieve.

Jarra Enòcoa (IV a. C.) para servir el vino mezclado con agua
Un ingrediente en la cocina
La gran cantidad de copas, jarras y ánforas que han llegado intactos en nuestros días, nos permite valorar y admirar como servían y bebían el vino ahora 2500 años. Para servir el vino, lo traspasaban de las ánforas a las Cràteres unos grandes vasos-jarrones donde mezclaba el vino con el agua, una vez mezclada con la ayuda de un kyathos, un cucharón con forma de taza, llenaban las jarras, para servir el vino con agua, existían muchos tipos de jarras la Enòcoa y la Olpa, son las más conocidas, se diferencian con la nansa, la Olpa es más alta y sobresale en el cuello de la jarra. Las copas de vino más conocidas tenían dos asas para sujetarlas al beber, son la copa Cílix, con pie y el cuerpo bajo y con la boca muy ancha, ahora nos recuerda un plato o bol, la copa Càntar (V a. C.), tiene forma de taza, con un pie y las asas muy altas y la Escif, recuerda a una tasa de ahora con dos asas.
El vino a la antigua Grecia era también un ingrediente de cocina, los añadían a los cocinados tal como hacen ahora, podían hacer la maza, la papilla griega, cocidas con vino, también lo usaban para macerar y adobar y para almorzar era común comer pan mojado con vino y el vino mezclado con queso, harina y hierbas aromáticas, era unas bebidas o quizás ya una comida o una sopa, lo tomaban para disfrutar de salud y ser fuertes.