Los vermuts catalanes no son una moda pasajera; ya son patrimonio de este país. Los Premios Vinari han pasado del escenario de Reus a los jardines de l’U d’Octubre de Palamós donde, como cada año, todos han podido probar los mejores entre los mejores. Allí, a pie de calle, han ofrecido sus productos las bodegas ganadoras, con el Vermouth Miró Gran Reserva encabezando el palmarés como mejor vermut catalán 2025. Pero la selección nacional de vermuts, a estas alturas, tiene grandes nombres propios. Por eso en la cita de Palamós, además de Miró, se han reunido algunas de las bodegas más distinguidas por los Premios Vinari, como Dos Déus, Olave, de Muller o Antich. Todo ello, acompañado por productos de primer nivel, como una selección de aceitunas que, por sí misma, justificaba la visita, con opción a anchoas y boquerones. ¡Ah, y las patatas Piqué… Con los sifones Geiser, imbatible.
La música y los vermuts han hecho de Palamós el epicentro del vermut catalán. Un producto conectado con el territorio y con una identidad que lo hace único en el mundo. Seguramente por eso no hay ningún otro idioma que tenga una expresión equivalente a «fer el vermut» y, también por eso, esta bebida es la que tiene un registro totalmente intergeneracional. De los más jóvenes a los más mayores, de los abuelos a los nietos, todos conocen la fórmula que define mejor el estilo de vida de esta orilla del Mediterráneo: Una terraza, una mesa, buen ambiente, cuatro vasos de vermut y el resto lo ponen la primavera y las ganas de vivir. Y vivir bien.
Los Premios Vinari de Vermuts 2025 se entregaron el 26 de marzo en Reus, la capital del vermut catalán. En esta undécima edición ha quedado clara la potencia y la innovación de las bodegas catalanas, cada vez más valoradas por los consumidores. También ha destacado la eclosión de las vermuterías, repartidas por todo el territorio. En este ámbito, Casa Mariol -en Barcelona, pero defendiendo la identidad de la Terra Alta- ha sido considerado el mejor establecimiento por los lectores de Vadevi.
