Bacus Tarragona, una tienda de degustación situada en el centro de Tarragona, en la calle Mallorca, 14, intenta divulgar la cultura del vino y sobre todo de los pequeños productores. Las aproximadamente 150 referencias que tienen en la tienda coinciden todas con una premisa: son de bodegas que no producen más de 50.000 botellas, aunque la mayoría son bodegas que no superan las 30.000 botellas.
Maria Cerdà, enóloga de profesión, explica que para ella Bacus es un sueño hecho realidad, ya que desde muy pequeña ha estado en contacto con el mundo del vino gracias a la bodega familiar. Precisamente comprobó que uno de los primeros problemas que tiene el sector es que los pequeños productores y bodegas pequeñas no tienen ningún altavoz para darse a conocer y les cuesta mucho más que a los más grandes con muchos recursos detrás. De ahí vino su primera condición en el momento de decidir qué vinos introducir en la tienda, ya que la premisa principal era que la bodega en cuestión no elaborara más de 50.000 botellas anuales. Actualmente, divide su tiempo entre sus actividades como enóloga en la bodega familiar y asesora de otras bodegas, y la actividad de la tienda.
En cambio, su pareja, Oriol Solé, guía de montaña de profesión, no tenía ninguna relación con el mundo del vino, pero a raíz de visitar diferentes bodegas acompañando a Cerdà se enganchó a la cultura del vino hasta llegar a inaugurar conjuntamente la tienda en Tarragona. Actualmente, combina las actividades de guía de montaña con la actividad en Bacus.
En la tienda, además de la pareja, trabaja Ingrid Gil, sumiller encargada de buscar el vino ideal para cada persona que entra en el establecimiento. Su figura, tal como argumentan Cerdà y Solé, es clave, ya que buscaban a alguien que les ayudara a dirigir la tienda, proviniera del sector y tuviera estudios en la vitivinicultura, además de compartir la misma filosofía que ellos.
Una tienda con solo seis meses de experiencia
Bacus Tarragona es una tienda muy joven, porque motivados por esta idea de compartir la cultura del vino catalán abrieron sus puertas este pasado mes de agosto. Cerdà explica que estos primeros meses han sido un éxito y han tenido una acogida muy buena por parte de toda la gente del barrio. Aunque confiesa que su gran volumen de ventas todavía se encuentra en la venta de copas y degustación y no tanto en la venta de vino. Un hecho que los propietarios esperan que vaya cambiando a medida que estén más arraigados en la ciudad. El punto más gratificante -confirma Cerdà- es cuando consiguen que un cliente que les pide algún producto bastante comercial conozca a productores más pequeños. De esta manera, hacen que los más desconocidos acaben gustando a la mayor parte del público.
Actividades semanales para difundir la cultura del vino
Semanalmente, en Bacus están intentando llevar a cabo diferentes catas con temáticas muy concretas. Para intentar compartir su filosofía hacen catas guiadas. Normalmente, las dirigen Cerdà o Gil, pero una vez al mes intentan traer algún productor de alguna bodega de las que tienen en la tienda para que explique él mismo sus vinos. Además de las catas, un par de veces al mes intentan hacer eventos variados, como por ejemplo, diferentes formatos de actividades de arte y vino.
