VadeVi
Celler Abadal, primero en Europa con el distintivo Fire Wine contra incendios

La viña ha demostrado ser una herramienta eficaz para prevenir incendios. Un terreno bien cuidado, una zona boscosa arreglada o cultivos cerca de la masía pueden ayudar a que el fuego no llegue a afectar algunas poblaciones. No es un cortafuegos natural, necesita cuidados constantes para ser efectivo, pero llega a salvar buena parte de los bosques de la periferia. Cataluña vio hace unos meses la necesidad de distinguir aquellos bodegas que utilizan las viñas para prevenir incendios, empresas que lejos de alejarse de las llamas, las combaten para que no hagan más daño del necesario. Una bodega catalana se ha convertido en la primera de toda Europa en recibir este distintivo. Así, Celler Abadal, de la DO Pla de Bages, se suma a la iniciativa Fire Wine, impulsada por el Centre de Ciència i Tecnologia Forestal de Catalunya (CTFC).

«Vivimos el fuego en nuestra propia carne y eso nos hizo tomar conciencia del peligro y cómo la viña es capaz de detenerlo», explica Ramon Roqueta, propietario de la bodega. En 2017, la bodega logró detener las llamas a 300 metros de su masía, un logro que este martes la ha convertido en una bodega comprometida con la prevención de incendios. El CTFC y la bodega Abadal, ubicada en Santa Maria d’Horta d’Avinyó, han firmado el contrato de colaboración en el marco de la iniciativa europea Fire Wine, enmarcada dentro del proyecto Fire Res, que tiene por objetivo certificar el valor añadido que aportan los productores comprometidos con la prevención de incendios forestales. Entre las diversas acciones que deberá ir realizando la bodega para mantener el distintivo están el mantenimiento de cultivos, la reducción de combustible y tener los caminos en buen estado.

El enólogo de Abadal Miquel Palau ha asegurado que convertirse en la primera bodega que recibe este distintivo es «un orgullo que debe ayudar a crear conciencia y sensibilizar a los consumidores y al público en general sobre el valor de la viña y la agricultura en la salvaguarda del paisaje». «El sector del vino necesita y es justo que tenga este reconocimiento de protector del paisaje y de su entorno», ha remarcado Roqueta. En este sentido, el propietario de la bodega reconoce el sello como un premio a «todo el esfuerzo que hacen las bodegas y los viticultores por cuidar el paisaje, por preservarlo, por trabajarlo y por hacerlo más bonito». Además, Roqueta también recuerda que el cambio climático es una amenaza real que desencadena -entre otras catástrofes- la proliferación de los grandes incendios forestales. Por eso, el propietario mantiene que es esencial «tener cortafuegos» como las viñas «que permitan una fácil intervención» por parte de los cuerpos de emergencias.

Firma del convenio de adhesión al sello Fire Wine entre Abadal y el CTFC / ACN (Mar Martí)
Firma del convenio de adhesión al sello Fire Wine entre Abadal y el CTFC / ACN (Mar Martí)

En concreto, la iniciativa que ha recibido recientemente el aval de la UE, ha creado dos distintivos que certificarán las bodegas y productores comprometidos con el mantenimiento de sus tierras para prevenir o ayudar a apagar incendios forestales. Se trata de las marcas Fire Wine Resilient Landscape y Fire Product Resilient Landscape. La bodega Abadal ha sido la primera en sumarse a la iniciativa, pero desde el CTFC avanzan que en los próximos meses se sumarán una veintena de bodegas más de Cataluña, Galicia, las Canarias y Castilla y León. Para mantener el compromiso, los contratos que se firmarán tienen un plazo de cinco años y exigen diversas acciones constantes para que las viñas se mantengan como un cortafuegos prioritario en las bodegas. Aparte de la reducción de combustible y el mantenimiento de los cultivos, los certificados también exigen trabajar en común con bomberos o administraciones para labrar cuando se los indiquen. Sin embargo, se espera que estos esfuerzos extra se vean reflejados en el precio de la uva o incluso en la recepción de más apoyo o incentivos por parte de la administración pública.

La amenaza real del cambio climático

Las catástrofes meteorológicas de los últimos años en Cataluña han dejado al sector vitivinícola contra las cuerdas. La sequía y los incendios se han sumado a la tendencia de consumo a la baja y las bodegas han visto reducidos no solo sus cultivos, sino también sus ingresos. Esta es la realidad del cambio climático, que cada vez aprieta más al sector primario de cualquier país. En este contexto, el director del CTFC, Antoni Trasobares, ha destacado que «se deben hacer las cosas de manera diferente» a escala europea y global. «Es un cambio de paradigma. Se necesita una nueva configuración del paisaje y una manera de gestionarlo que nos permita estar más adaptados y tener más seguridad ante las nuevas condiciones climáticas», ha apuntado. Para él, parte de la solución recae en «la gente y las empresas del territorio», pero también ha insistido en que se necesita participación de la administración y una colaboración público-privada.

Nou comentari

Comparteix

Icona de pantalla completa