Can Sors es una masía alellense del siglo XIV. Una casa con tantos siglos a sus espaldas debe tener, por fuerza, decenas de anécdotas e historias interesantes. Una de las más curiosas cuenta que cuando el Masnou se independizó de Alella, hace exactamente doscientos años, la propuesta original de «frontera» dejaba a Can Sors en el nuevo municipio: el Masnou. La familia propietaria de Can Sors era lo suficientemente poderosa como para negarse y hacer cambiar el curso de los hechos: Can Sors se quedó en Alella. Hoy, observando un mapa que muestre los dos municipios, se ve perfectamente cómo la línea que los separa dibuja un cajón que deja la finca original en Alella.

Can Sors alberga ahora un buen restaurante de cocina catalana de mercado, pero durante siglos, como en todas las masías de la zona, se elaboró vino. Pero parece que es a partir de 1796 cuando comenzó a comercializar vino embotellado con el nombre de Bodegas Casa Sors. A principios del siglo XX, Bonaventura Garcia Miralda, descendiente de la familia Sors, excavó unas cavas para elaborar champán (como se decía en ese momento) en el Masnou, junto al mar. Las galerías bajan hasta 30 metros bajo tierra, por debajo del Camí Ral (la N-II), muy cerca del agua. Son, seguramente, las cavas más cercanas al mar de Europa. Sobre ellas se construyó un edificio que se convirtió en la nueva bodega Sors, donde se elaboró (mediante el método del grand vas, es decir, realizando la segunda fermentación en depósito) hasta 1972 el Champ Sors, que disfrutó de un enorme éxito comercial internacional en el primer tercio del siglo pasado.
