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Cinco Alellas para disfrutar de una buena castañada

La castañada, como Sant Joan y Fin de Año, es una de esas noches para reunirse con familia y amigos, disfrutar de un buen banquete y abrir unas cuantas botellas de vino. Os proponemos un monográfico DO Alella para esta ocasión. Os garantizamos que disfrutaréis muchísimo, que vuestros compañeros de mesa quedarán gratamente sorprendidos y que podréis acompañar todos los platos que decidáis compartir. También los panellets, naturalmente. 

Foranell Escumoso Picapoll (Quim Batlle)

De hecho, podríais hacer toda la comida con él, porque es un todoterreno supergastronómico con una acidez que puede con todo y que invita a tomar una copa tras otra. Mientras que su textura cremosa y sus burbujas finas te hacen un masaje en la boca, los aromas y sensaciones de larga crianza lo convierten en una joya refrescante y persistente. Cuidado, es el único espumoso de picapoll de la zona de Alella y uno de los pocos que hay en el país.

Can Matons Pansa Blanca (Can Matons)

Es la pansa básica de Can Matons. Ya querrían muchas bodegas del país tener un primer vino de este nivel. Amplio, cremoso, ácido y sutilmente afrutado y floral, dejará a todos boquiabiertos tanto si lo servís como la primera copa de la velada, antes de la cena, como si decidís que acompañe cualquier plato. Sí, mejor unas almejas al vapor que un civet de jabalí, pero os podemos asegurar que es un vino muy versátil. 

Aus Merla (Alta Alella)

Un tinto de la variedad mataró. Tampoco hay muchos que respondan a esta descripción. Aunque está macerado y fermentado con madera y cuenta con una corta crianza de tres meses en barrica, es un vino joven y alegre donde predomina la fruta. Agradable y fácil de beber, pero bien hecho y que invita a seguir oliendo y bebiendo durante toda la noche. 

Serralada de Marina Iaia Rosa (Can Roda)

Quizás el vino dulce más barato de la DO Alella. Pero, cuidado, eso no significa que no sea un buen vino ni que no esté 14 escalones por encima de cualquier moscatel de esos de supermercado de botella curiosa y que, por no ser, no es ni siquiera vino. 100% pansa blanca, de dulzura contenida (para que no se haga pesado), casará (como decía el sabio) perfectamente con los panellets más clásicos y con los más creativos. 

Marfil Molt Dolç (Celler Marfil)

No debería ser necesario escribir nada sobre este vino. Leer su nombre debería ser suficiente para desearlo. Quizás es el vino dulce más caro de la DO Alella. Pero quizás es el mejor vino dulce. De Alella, de Cataluña y de donde sea. Es sencillamente perfecto. Para tomar solo como copa (¡copas!) después de cenar. Pero también para mejorar cualquier panellet que quieras tomar con él. De verdad, si te interesa el mundo del vino y aún no lo has probado, estás perdiendo el tiempo. 

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