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Coravin, la nueva forma de beber vino sin desperdiciar ni una gota

El desperdicio de bebidas y alimentos es una de las pesadillas de cualquier consumidor. Tener la nevera llena y no aprovechar lo que has comprado se convierte en un problema sistemático en algunos hogares catalanes. Un informe del Observatorio Bonpreu y Esclat aseguraba antes de la pandemia que un tercio de los catalanes tiraba buena parte de la comida antes de consumirla. La mayor parte del desperdicio era de frutas y verduras, pero todas las categorías se llevaban una parte del pastel bastante significativa. Aunque el supermercado no especificaba el desperdicio del vino catalán en ninguna categoría, casi un 4% de los encuestados lamentaba haber tirado alguna bebida de este tipo en algún momento del año. Se han buscado múltiples soluciones para este problema y se han llegado a comercializar cientos de tapones especiales para mantener el vino el mayor tiempo posible en la nevera. Nada, sin embargo, se asemeja a la idea que tuvo el estadounidense Greg Lambrecht, un reconocido cirujano amante del vino que inventó Coravin, el primer mecanismo que mantiene la calidad del vino meses después de servir la primera copa sin necesidad de extraer el tapón de corcho.

«Cuando sirven un vino con el sistema Coravin, la última copa siempre es tan increíble como la primera», explica el magnate norteamericano en uno de sus múltiples artículos recogidos por Vadevi. La innovadora fórmula que inventó el cirujano combina una aguja que se introduce dentro de la bebida con un sofisticado mecanismo que permite extraer el vino sin abrir la botella. De esta manera, el vino se conserva sin ningún agente externo que lo pueda alterar. Este producto ha demostrado ser un gran reclamo dentro del sector y aunque su precio es alto para el consumidor común, los más entusiastas y los profesionales están de acuerdo en decir que la innovadora tecnología marca un antes y un después en la conservación del producto. «Este método no tiene precedentes y utiliza una tecnología patentada para acceder dentro de la botella de manera fácil y directa», destaca la compañía en un comunicado.

Desde que en 2014 la compañía dio el salto a Europa ha sido la gran señalada, sobre todo por la naturaleza única de su tecnología. No obstante, todavía es un producto muy especializado y no está hecho para el bolsillo de todos, ya que puede llegar a costar alrededor de 300 euros. Ahora bien, los amantes del vino y los profesionales de tienda pueden darle el uso que merece. Desde la reutilización de botellas para catas hasta la voluntad de maridar cada plato con un vino diferente, Coravin se convierte en un aliado perfecto para no desperdiciar ni una gota de vino y conservar su sabor. Tal como anuncian desde la multinacional estadounidense, el vino puede ser extraído de la botella y permanecer en la misma al mismo tiempo que continúa su evolución de manera natural. Esta es la clave del éxito, continúan, ya que «es posible disfrutarlo más tarde porque nunca ha estado expuesto al oxígeno».

Imagen del último modelo de tapón de Coravin / Cedida
Imagen del último modelo de tapón de Coravin / Cedida

Un producto más de empresas que de familias

Aunque Coravin surgió de la necesidad de un cirujano de poder probar diferentes vinos sin preocuparse de su conservación, el producto no ha entrado en los hogares de los consumidores. Así pues, el público principal de esta iniciativa son los restaurantes o bodegas con una clara apuesta por la experiencia del cliente. En este sentido, Coravin permite mantener las botellas de las catas durante varias sesiones y en el caso de algunos restaurantes, incluso se pueden servir múltiples copas de un vino sin la preocupación de una exagerada oxigenación. En cuanto a los consumidores, sin embargo, la barrera del precio no permite que este proyecto se cuele en las despensas de todas las casas y lo destina a todos aquellos amantes de los vinos que no tienen suficiente con una sola botella por semana. Lejos de ser un problema sin solución, Coravin ya ha puesto a la venta su producto a un precio reducido. Desde 2016, la compañía comercializa el Model One, un tapón pensado para los millennials, según afirma la compañía, que tiene un precio de salida de 199 euros y, aunque sigue siendo elevado, se asimila más a lo que un adulto convencional podría pagar en el caso de que su afición por el vino fuera una de sus prioridades.

A diferencia del sacacorchos tradicional, creado por el británico Samuel Henshall en 1795, y su última versión eléctrica, Coravin todavía no es un producto indispensable para todos. Solo un grupo muy selecto de personas pueden llegar a ver el potencial de esta idea, sobre todo aquellos que están en constante contacto con el vino. Aun así, no parece una idea muy descabellada pensar que podría llegar a convertirse en el elemento clave para el disfrute del vino en casa.

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