Cisteller es nuevo miembro de la marca colectiva Corpinnat. Después de meses con auditorías y obligaciones varias, la bodega ha logrado convertirse en la nueva empresa de elaboradores al entrar en esta organización de espumosos. Según ha explicado Corpinnat en un comunicado este miércoles, “ya son trece las bodegas del territorio penedesense que reúne el colectivo y que elaboran unos vinos espumosos excepcionales”.
El objetivo de Corpinnat se enmarca en conseguir aglutinar todas las bodegas que concuerden con los mantras de la organización, que a su vez tiene “uno de los reglamentos más exigentes del mundo en rigor y calidad”, tal como lo describen ellos mismos. Entre las diferentes acciones que ha tenido que demostrar Cisteller está la producción del 100% de uva ecológica, realizar vendimias manuales, una vinificación íntegra en la propiedad y largas crianzas, entre otras. La nueva incorporación se suma a una docena de bodegas: Gramona, Llopart, Nadal, Recaredo, Sabaté i Coca, Torelló, Huguet-Can Feixes, Júlia Bernet, Mas Candí, Can Descregut, Pardas, Bufadors y, desde este miércoles, Cisteller.
Una bodega joven y comprometida
Cisteller nace en 2022 de la mano de Jessica Madigan y Sergi Canals, una pareja de enólogos que después de trabajar en proyectos de vitivinicultura por todo el mundo se establecen en la finca familiar de El Sot en las Montañas de Ordal (Subirats). Tal como ha explicado Corpinnat, logran crear un equipo joven y dinámico y su enfoque se basa en una elaboración con “respeto absoluto al terruño buscando realzar la pureza y el carácter de los suelos marinos calcáreos minimizando las prácticas que puedan interferir en la textura de los vinos que se derivan”. Su autenticidad, por tanto, ha sido un punto más a tener en cuenta para entrar a formar parte de esta marca colectiva que pretende demostrar la excepcionalidad de los espumosos catalanes.
