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Demost, el microbodega catalán que vendimia en solo cuatro días

Cataluña es territorio de pequeñas y medianas empresas y el sector vitivinícola no es la excepción. Aunque hay grandes marcas que llevan cientos de años cultivando la vid y elaborando vinos y espumosos, de vez en cuando aparecen profesionales que, sin una gran extensión de tierras ni mucho conocimiento, se adentran en el mundo del vino para cumplir un sueño. Pep Bages es hijo de campesinos de toda la vida. Técnico de mantenimiento de profesión, Bages aprendió el oficio de su padre, Jaume Bages, pero hace un par de años quiso utilizar las viñas de su familia para elaborar espumosos en lugar de vender la uva como siempre habían hecho. De esta evolución de una empresa familiar y de las ganas que tenía Bages de rendir homenaje a la tierra que siempre había cultivado su padre, nació Demost, una microempresa que elabora espumosos en -probablemente- una de las bodegas más pequeñas de Cataluña. Bages recibe a Vadevi el último día de los cuatro que dura su vendimia, en el garaje de la casa de sus padres, en las afueras de Gelida, convertido en una pequeña bodega. Con la ayuda de la familia, prevé cosechar alrededor de 8.000 kilos de uva que distribuirá en sus cuatro depósitos a la espera de comenzar a comercializar su espumoso este año.

«Mi padre siempre había sido campesino, fui yo quien quiso empezar a elaborar vino», explica Bages a este diario. Su aventura comenzó hace años cuando decidió tomar parte de la uva que vendía su padre para uso propio. «Aquel primer año salieron cuatro botellas mal contadas», expresa Bages, quien vio después de ese primer intento que había algo en la elaboración de vino que lo empujaba a continuar. «No me quería rendir», reflexiona el bodeguero, quien asegura que entre el 2007 y el 2008 llegaron al centenar de botellas. Después de esos primeros pasos en el mundo de la viticultura, Bages entró a hacer un curso de enología en el cual coincidió con caras muy conocidas del sector del vino catalán, que hicieron que se enganchara aún más a la profesión. Más tarde, también perfeccionó su técnica trabajando durante un año y medio en Vins el Cep. Actualmente, se dedica a sus viñas en su tiempo libre, levantando así una empresa que ya tiene suficiente rendimiento para llegar este año a las mesas de las celebraciones familiares de los catalanes.

Pep Bages, propietario de Demost vendimiando / Mireia Comas
Pep Bages, propietario de Demost vendimiando / Mireia Comas

La extensión de viñas de Demost es una de las cualidades que hacen única esta microempresa. Con un total de cuatro parcelas, la cosecha de uva no dura más de cuatro días. En concreto, este año Bages y su familia más cercana han vendimiado dos horas cada día, comenzando a las cinco de la mañana y terminando prácticamente al amanecer. «Las temperaturas de estos días no acompañaban, así que decidí cosechar bien temprano», reconoce Bages. Aunque en algún momento habían cosechado a máquina parte de la uva, hoy en día lo hacen todo a mano, por eso se convierte en una actividad en familia más que en parte de un proceso empresarial. La poca extensión de viñas y la proximidad a la casa familiar hacen de esta vendimia una actividad lúdica donde participan pequeños y grandes. «Hoy nos hemos apuntado todos a cosechar», añade Bages, mientras corta uno de los últimos racimos de uva de la última parcela. Desde allí, un pequeño tractor recoge todas las cajas llenas y las transporta hasta el garaje, donde se pasan los racimos por la despalilladora de uva para dejar los granos limpios de cualquier impureza del campo.

Demost es una microempresa, y es considerado una de las bodegas más pequeñas de Cataluña. Tal como explica Bages, en su última prueba hicieron alrededor de un centenar de botellas, que no comercializaron. El objetivo de este año es llegar a los 8.000 kilos de uva para elaborar sus espumosos. Aun así, Bages reconoce que la cosecha de este año ha sido más prominente de lo que esperaba, por lo tanto, tendrá suficiente uva para hacer sus elaborados, pero también para vender el excedente. En este sentido, Bages argumenta que quiere mantener su producción pequeña y no quiere ampliar el número de kilos de uva de producción propia. De hecho, menciona a Vadevi que como mucho ampliará «a 10.000 kilos» si alguna temporada se lo permite, pero «no más».

Variedades autóctonas y cultivo ecológico

Las parcelas de Bages son todas ecológicas al menos desde que empezó a elaborar. Se trata de una apuesta que va más allá de la simple producción y que responde a una manera de entender la viña con mirada de futuro. Esta también es una decisión que aporta calidad al producto final y además encaja con la decisión de la DO Penedès, comarca donde también se encuentran las viñas de Demost, que este año ha exigido a todos sus productores que cultiven las viñas teniendo en cuenta criterios que cuiden el medio ambiente. En cuanto a las variedades, Bages trabaja con xarel·lo y macabeo, dos clases de uva autóctonas de Cataluña. En este sentido, él mismo afirma que «no tiene parellada» la tercera variedad más utilizada para hacer los vinos base que después se convierten en espumosos. Ahora bien, esto no le impide trabajar para conseguir un espumoso de calidad para vender por primera vez este año.

La familia Bages poniendo la uva en la despalilladora una vez cosechada / Mireia Comas
La familia Bages poniendo la uva en la despalilladora una vez cosechada / Mireia Comas

Una construcción a fuego lento

La pequeña bodega que tiene Bages en la casa familiar la ha ido construyendo poco a poco. Explica orgulloso a este diario cómo la maquinaria ha ido incrementando año tras año: «Al principio pisábamos la uva con los pies», recuerda el bodeguero, quien actualmente tiene todas las máquinas necesarias para agilizar el proceso. Los recuerdos de aquel primer año, sin embargo, continúan vigentes en la recogida y tratamiento de la uva, donde todos los miembros de la familia aportan su grano de arena para hacer el proceso menos tedioso. Si bien es cierto que no hay una gran cantidad de kilos de uva que necesiten semanas de trabajo, en Demost los primeros pasos de la elaboración de espumosos se cocinan a fuego lento. En este sentido, todos los granos pasan por una sola despalilladora y lo mismo con la trituradora de uva, de donde se extrae el mosto que se acaba trasladando a los cuatro depósitos de la bodega: «Este año tenemos más depósitos que en otros años, lo cual me permite jugar mucho más«, admite Bages.

Demost es una bodega con alma, una empresa familiar que como otras al pasar de padres a hijos ha decidido cambiar la dirección pero siempre manteniendo la esencia. Después de cuatro días de exigente vendimia, Bages ya se prepara para comenzar a elaborar sus espumosos y continuar manteniendo viva la compañía que comenzó su padre con su trabajo como campesino. Con el mismo tractor, las mismas viñas y las mismas ganas, Bages demuestra que la elaboración del vino no es solo un modelo de negocio, sino también una manera de vivir.

Pep Bages, propietario de Demost una de las bodegas más pequeñas de Cataluña / Mireia Comas
Pep Bages, propietario de Demost una de las bodegas más pequeñas de Cataluña / Mireia Comas

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