El enoturismo es una pieza clave para la supervivencia de las empresas del sector vitivinícola. Después de años de caídas en las ventas y el consumo de alcohol, así como los estragos causados por la sequía, las bodegas necesitan diversificarse. Siempre se ha dicho que el vino es mucho más que una bebida. La gente del sector afirma que siempre hay una historia detrás del vino que no se puede explicar solo con una etiqueta. El enoturismo nace de la necesidad de hacer público este valor añadido y, evidentemente, acompañarlo de paisajes y de actividades dinámicas que rodeen el producto. Cataluña no ha sido el primer territorio en hacer enoturismo, pero cada vez sube más en las listas del ranking. Con nueve Rutas del Vino, el país se mantiene en un buen lugar mundial a la hora de contar historias y cada vez hay más interesados en conocer qué hay detrás de los vinos catalanes. El Penedès es la comarca más antigua de Cataluña cuando hablamos de vino y esta trayectoria la ha llevado a la tercera posición del ranking del estado español donde más turistas visitan sus bodegas. En 2024, el Penedès recibió más de 369.000 visitantes, un hito histórico que repercute directamente en la economía de un sector que ha sufrido mucho, pero que empieza a ver la luz al final del túnel.
El Penedès recibió un 20,81% más de turistas que el año anterior. Esta es una de las principales conclusiones del Informe 2024 de Visitantes a Bodegas y Museos del Vino de España, elaborado por el Observatorio Turístico de ACEVIN – Rutas del Vino de España. Según este estudio, el Penedès se mantiene como la tercera Ruta del Vino más visitada del Estado, con 369.170 visitantes, solo por detrás del Marco de Jerez y Ribera del Duero. “El Penedès ha sabido posicionarse como un destino enoturístico maduro y atractivo, capaz de ofrecer experiencias para todos los públicos, durante todo el año”, destaca en unas declaraciones remitidas a Vadevi, el presidente del Consorcio Pedro Campos. “Estos resultados nos animan a seguir trabajando por un turismo que beneficie al conjunto del territorio y refuerce la marca Penedès. Así pues, el Penedès se convierte en un destino escogido por muchos y se consolida así como un destino enoturístico de referencia.
El enoturismo es un tipo de turismo que comenzó a hacerse famoso entre los extranjeros. Los viajeros internacionales que venían a pasar unos días en Barcelona pedían nuevas experiencias que salieran de la ciudad. Es por eso que durante un tiempo se ha dado mucha importancia al turismo de vino de cara a los visitantes de otras partes del mundo. Aun así, los últimos datos del estudio apuntan que no solo los internacionales visitan bodegas catalanas, sino que la mayoría de los visitantes son catalanes o de dentro del estado español. En concreto, el informe indica que el visitante internacional aglutina un 43% del total de visitas, una de las proporciones más elevadas del conjunto de las Rutas del Vino de España. De hecho -apunta el estudio- «la Ruta del vino del Penedès se encuentra en cuarta posición respecto a ruta más visitada por internacionales».

Diversificarse para mejorar la economía del sector
El turismo del vino parece ser una pata de negocio muy fructífera. De hecho, en muchos casos las bodegas siempre habían dejado las puertas abiertas de sus edificios para hacer visitas, actividades informales, pero la profesionalización de estos encuentros abrió todo un nuevo mundo para el modelo de negocio tradicional, castigado durante años. Según apuntan las cifras del estudio, el conjunto de las Rutas del Vino de España generó un impacto económico de más de 112 millones de euros en 2024, con el Penedès como una de las principales aportaciones, gracias a su elevado número de visitantes y la gran cantidad de experiencias y ofertas por sus bodegas y empresas asociadas. En concreto, el impacto económico directo del enoturismo en el Penedès -que incluye visitas a bodegas, pero también museos- se estima en 19,2 millones de euros, una cifra que lo sitúa entre los tres primeros territorios del Estado.
Ahora bien, el enoturismo -como cualquier sector económico- también tiene beneficiados indirectos, es decir, que no forman parte de la oferta tradicional, pero que son actividades complementarias que aprovechan los visitantes de las bodegas. En este sentido, a los gastos de los visitantes dentro de las bodegas y museos, se añaden otras actividades vinculadas al viaje como por ejemplo el alojamiento, la restauración u otras actividades que se pueden hacer en la comarca. Así pues, el estudio también contempla todos estos costos indirectos y se estima que el impacto global podría ser de 55 millones de euros anuales, triplicando la cantidad estimada solo en actividades enoturísticas directas. En cuanto a los momentos del viaje, el estudio confirma que los meses de mayo, agosto y octubre son los de mayor afluencia en el Penedès. Esta cuestión también pone sobre la mesa el poder que tiene el enoturismo para desestacionalizar las vacaciones. De esta manera los visitantes no siempre realizan actividades en las bodegas durante el verano, sino que hay otras épocas ligadas al final de la vendimia o a principios de primavera que encajan muy bien con este modelo de actividad turística.
