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El vino a pie de estación: cuatro escapadas enoturísticas en tren

Cada vez más jóvenes descubren el mundo del vino buscando experiencias cercanas, sostenibles y accesibles. Pero a menudo, el enoturismo se asocia con coche, carreteras secundarias y logística compleja. ¿Y si te dijéramos que puedes visitar bodegas, catar vinos de calidad y vivir la cultura vinícola sin necesidad de vehículo privado ni taxi? En Cataluña, diversas propuestas de enoturismo se han adaptado a la movilidad en transporte público, especialmente al tren. Gracias a la red de Rodalies y Regionales, se pueden hacer escapadas de medio día o jornada completa bajando de un vagón y llegando caminando a una bodega o espacio de cata. Te presentamos cuatro propuestas reales y fácilmente accesibles, con un pie en el tren y una copa en la mano.

Estas cuatro propuestas son solo una muestra de lo que se puede hacer en Cataluña si buscamos maneras sostenibles, accesibles y jóvenes de acercarse al vino. Sin coche, sin prisas y con ganas de descubrir. El enoturismo no tiene que ser solo para expertos ni para fines de semana largos. Con una tarjeta de tren y ganas de caminar, se pueden hacer catas sorprendentes, conocer bodegas auténticas y reconectar con el paisaje vinícola del país. El vino catalán no solo se debe beber: se debe vivir. Y si puede ser, mejor con tren.

Cata en el Vinseum (Vilafranca del Penedès): un vino, una historia

A solo 10 minutos a pie de la estación de Vilafranca del Penedès (R4), el Vinseum es mucho más que un museo. Es el gran espacio de referencia sobre la cultura del vino en Cataluña. Instalado en un antiguo palacio gótico, el museo ofrece un recorrido didáctico, visual e interactivo para conocer la historia, la tradición y el futuro del vino catalán.

La visita termina con una cata final de vino o cava de una bodega del territorio, en el bar del museo, donde también se pueden adquirir vinos de pequeños productores. Además, alrededor de la plaza hay vinotecas y tiendas especializadas para ampliar la experiencia.

Acceso: Rodalies R4 – estación de Vilafranca del Penedès. El museo está a 10 minutos caminando por el centro.

Cava Mestres (Sant Sadurní d’Anoia): burbujas con historia

Sant Sadurní d’Anoia, conocida como la capital del cava, es una parada obligatoria para cualquier amante de las burbujas. Aunque hay grandes marcas conocidas, te recomendamos descubrir una joya con personalidad: Cava Mestres.

Esta bodega, fundada en 1925, se encuentra a solo 5 minutos a pie de la estación de tren (R4) y ofrece visitas guiadas muy completas. El recorrido incluye las cavas subterráneas donde reposan los espumosos de crianza larga —algunos durante más de 60 meses— y finaliza con una cata comentada. La filosofía de la bodega pone el acento en el respeto por el tiempo y la calidad, ideal para entender cómo se hacen los grandes cavas.

Acceso: Rodalies R4 – estación de Sant Sadurní d’Anoia. La bodega está a 5 minutos caminando.

Imagen de un racimo de uvas / Pixabay

Bouquet d’Alella: viñedos con vistas, caminando desde el Masnou

A solo media hora de Barcelona en tren (R1) hay una propuesta de enoturismo que combina naturaleza, autenticidad y acceso fácil: Bouquet d’Alella. Esta bodega familiar trabaja con viñedos ecológicos cerca del casco antiguo de Alella, y es accesible a pie desde la estación del Masnou en unos 30-35 minutos.

La caminata transcurre por calles asfaltadas entre el Masnou y Alella, y llega hasta una bodega rodeada de viñedos con vistas al mar. La visita incluye un recorrido por los viñedos y la bodega, y una cata al aire libre donde se pueden descubrir variedades como la pansa blanca, el syrah o la garnacha negra en versiones frescas y mediterráneas.

Además, Bouquet d’Alella organiza a menudo actividades como conciertos entre viñedos, catas al atardecer o pícnics, pensados para un público joven que busca una experiencia cercana y con encanto.

Acceso: Rodalies R1 – estación El Masnou. Caminata de 30-35 minutos hasta la bodega, todo por asfalto.

Alta Alella: espumosos ecológicos a 45 minutos del tren

Si te gustan los espumosos frescos y la naturaleza, la bodega Alta Alella es una parada ideal. También forma parte de la DO Alella, pero está situada en medio del Parque Natural de la Serralada de Marina, con vistas espectaculares sobre el mar.

Aunque está un poco más arriba, se puede llegar caminando desde la estación de El Masnou siguiendo el Camí de les Vinyes, una ruta señalizada por caminos asfaltados y tranquilos. El trayecto dura entre 40 y 50 minutos según el ritmo, pero vale la pena.

Alta Alella apuesta por una viticultura ecológica rigurosa y vinos con mucho carácter. Las visitas permiten conocer el proyecto familiar, pasear entre viñedos y hacer catas con productos locales. Es una experiencia que combina deporte suave, paisaje y enología.

Acceso: Rodalies R1 – estación El Masnou. Caminata de 45 minutos hasta la bodega, por caminos señalizados.

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