Las políticas arancelarias de Donald Trump sobre el vino europeo no gustan ni a las empresas estadounidenses. La coalición Toast Not Tariffs (TNT) de productores, importadores, distribuidores y retailers del sector de las bebidas alcohólicas de los Estados Unidos ha exigido la retirada de estos aranceles por la posible venganza de Europa, que iría en detrimento de las ventas exteriores de los productos con alcohol norteamericanos, sobre todo los vinos y el whisky. Hasta 21.000 personas han firmado una petición para exigir que Trump dé marcha atrás y así mantener la frágil estabilidad de las exportaciones de bebidas alcohólicas.
En un comunicado, los firmantes de TNT confirman que un retorno permanente al comercio justo y recíproco protege los sectores del vino y las bebidas espirituosas de los Estados Unidos, que aportan más de 476.000 millones de dólares en actividad económica anual y apoyan a más de 3,5 millones de empleos. Sin este equilibrio, todas las empresas y personas dentro de la cadena de producción podrían estar en peligro. «Los restaurantes y bares de los Estados Unidos, que ya luchan contra el aumento de los costos y la disminución de las ventas de vinos y licores, se verán afectados con otro golpe que podría desencadenar aún más pérdidas de empleos, reducir la elección del consumidor y detener la actividad económica en todo el país», aseguran en un comunicado.

Actualmente, los vinos europeos tienen unos aranceles del 15% para entrar al mercado estadounidense. Esta medida ha sido una de las más criticadas desde el momento en que se implementó. Aunque no es una decisión firme, la realidad es que muchos productores europeos han visto cómo las ventas a los Estados Unidos se han ido reduciendo. Hasta ahora, solo los territorios afectados, sobre todo Europa, habían alzado la voz en contra de estas políticas arancelarias. La semana pasada, sin embargo, este malestar también migró a los Estados Unidos, donde los mismos productores, distribuidores y comerciales comienzan a temer por las posibles medidas que adoptará la Comisión Europa en respuesta a los aranceles.
En este sentido, Toast Not Tariffs lamenta que los aranceles puedan llegar a perjudicar sus ventas al exterior y, aunque Europa aún no ha anunciado nada, según parece podría haber represalias una vez que todos los detalles de la nueva política de Trump estén cerrados. Para ejemplificar su demanda en el mismo comunicado destacan la represalia europea de 2018 a 2021, cuando se implementaron unos aranceles del 25% a los whiskys americanos, lo que llevó a una reducción del 20% en las exportaciones a Europa. Además, desde la misma coalición concretan que ya no es una cuestión de precios, sino también de cultura: «Las bebidas espirituosas y los vinos son más que mercancías; son embajadores culturales. Son productos únicos, a menudo ligados a regiones geográficas específicas. La producción de estos productos no se puede trasladar simplemente para eludir los aranceles», concluye TNT.


