Las nuevas necesidades de los clientes han llevado al sector vinícola a hacer más que un buen vino. Desde que el valor añadido se convirtió en un reclamo de los consumidores, las bodegas han comenzado a explorar las experiencias y actividades en sus viñedos. Así pues, en muchos casos, las empresas del vino catalanas ofrecen el paquete completo: vino de película con visita incluida. Gracias a esta nueva tendencia nace el enoturismo, una nueva mirada que se adentra en las entrañas de las bodegas y abre la puerta a los secretos mejor guardados entre las barricas. El turismo aplicado al sector vinícola de Cataluña ha demostrado ser un éxito y prácticamente el salvavidas de las empresas, que atraen más clientes con sus experiencias. Es por eso que el país se posiciona como uno de los mejores para hacer turismo del vino e, incluso, alguna actividad en concreto se cuela en alguna prestigiosa lista de los mejores del sector.
En la última entrega del World’s Best Vineyards 2024, la bodega Perelada (DO Empordà) se ha colocado con fuerza entre las 100 mejores bodegas del mundo que proponen experiencias únicas relacionadas con el enoturismo. El listado lo elabora anualmente el grupo editorial William Reed a partir de las opiniones de más de 500 profesionales del sector del vino y el enoturismo, de cinco continentes, y destaca los mejores destinos de enoturismo a escala global. Perelada se ha ganado la posición 57, ya que después de un siglo de historia, la empresa vinícola continúa demostrando su prestigio no solo con sus vinos, sino también con las actividades únicas dentro de su bodega. Esta es una meta histórica para la bodega, que reconoce que el listado internacional premia su «excelencia enológica, su compromiso con la innovación y la sostenibilidad en la bodega y el viñedo, y también, la singularidad de su propuesta enoturística», tal como anuncian desde Perelada. Aparte de los cientos de expertos que otorgan estas posiciones en la lista de las mejores bodegas con propuestas de enoturismo, parece que los clientes de la bodega empordanesa también valoran positivamente las experiencias que ofrecen. Según las cifras publicadas, desde la inauguración de la nueva bodega en 2022, Perelada ha recibido más de 25,000 visitas anuales.
Esta es la primera vez que una bodega catalana consigue entrar en esta lista, una prueba de que el enoturismo de Cataluña está ganando posiciones a escala mundial. Aunque los catalanes son grandes amantes de visitar las bodegas del territorio, los extranjeros comienzan a ver estas actividades como un imprescindible de las visitas a Cataluña. Según un estudio sobre el perfil de los visitantes a las bodegas de Cataluña realizado durante 2023 por la Agencia Catalana de Turismo, casi la mitad de los visitantes que eligen hacer enoturismo en Cataluña son catalanes (46%), el 11% provienen del resto del Estado y un 43% son internacionales, especialmente europeos (37%). De esta manera, el sector vinícola catalán ya es famoso dentro del territorio, pero comienza a despuntar en el exterior, sobre todo para los expertos. En concreto, el mismo informe público estima que los visitantes internacionales son más expertos que los locales y, por lo tanto, los turistas del extranjero vienen a las bodegas catalanas en busca de aumentar su conocimiento del sector. Mientras tanto, los catalanes se aficionan por curiosidad, ya que son un público más amateur.

Los temas pendientes del turismo del vino
El enoturismo catalán es una gran iniciativa de las bodegas, pero aún no ha ganado todo el terreno necesario para competir en las ligas más prestigiosas. En este sentido, y tal como se desprende de la lista del grupo editorial William Reed, solo una bodega ha entrado en la categoría de las cien mejores y, por tanto, aún hay un largo camino para llegar al prestigio mundial absoluto. En esta línea, el estudio Wine Travel Observer, elaborado por la Escuela de Enoturismo de Cataluña, presenta cinco temas pendientes de las bodegas catalanas que podrían hacerlas subir al podio de la excelencia. Entre las diferentes propuestas se plantea la necesidad de mejorar la digitalización de las bodegas, el énfasis en las experiencias originales y la mejora de la comunicación entre las empresas y los posibles clientes.
Entre las diferentes conclusiones de este informe está la clara necesidad de las bodegas catalanas de introducir una manera más sencilla de hacer las reservas en línea. Sin embargo, «solo un 23% de bodegas que hacen enoturismo tienen una página web que permite reservar con día y hora, y pagar previamente», lamentan los autores del estudio. Además, de cara al público que busca experiencias únicas, las bodegas de Cataluña tampoco tienen una gran comunicación impoluta. Wine Travel Observer remarca que «el 21% de las experiencias de enoturismo no detallan precio, duración, qué incluye, qué se degustará, día y hora». Esta falta de información, afirman, hace perder clientes a las bodegas, mientras que las que sí proporcionan todos los detalles «venden más». Precisamente, las ventas también son un tema pendiente del enoturismo catalán. La Escuela de Enoturismo de Cataluña alerta que el precio medio de una experiencia enoturística en Cataluña ronda los 16,50 euros. Aunque los precios varían según el territorio, este aún es un costo bajo para los consumidores. En el marco de la elección de Cataluña como Región Mundial de la Gastronomía en 2025, pues, el estudio destaca que es «una buena oportunidad para aumentar los precios de las experiencias y ofrecer más a los visitantes».
En cuanto a los conductores de las catas y actividades, la escuela también recomienda más profesionalización en el sector, ya que con el aumento de turistas expertos, también se debe mejorar la experiencia con profesionales cualificados. «Los profesionales del enoturismo necesitan formarse constantemente», define el informe, que añade que «Al 81% de los profesionales de enoturismo se les pide que dominen la cata de vinos, la guía de grupos, la creación de producto, y los contactos con los turoperadores turísticos«.