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La DO Cava anima a persistir en el mercado estadounidense: «No es momento de abandonar»

Las amenazas de Donald Trump no son el único conflicto que ha sufrido el sector vitivinícola en los últimos años. Desde hace tres años la sequía comenzó a entorpecer las vendimias catalanas, la Denominación de Origen Cava ha ido reduciendo sus ventas debido a la escasez de producto. En los resultados económicos del 2024, el Consejo Regulador de la DO asegura que las ventas nacionales e internacionales caen un 13,4%, hasta los 218 millones de botellas. Así pues, se venden menos botellas de cava tanto dentro como fuera del estado español, una situación que si se imponen aranceles del 200% podría empeorar, ya que el mercado norteamericano es el tercer mercado de venta de cava más importante, solo superado por las compras nacionales y las exportaciones a Bélgica. No obstante, la reducción de ventas ha ido acompañada de un aumento del 12% en el valor de estos espumosos, lo que se ha traducido en una caída más moderada de la facturación, que cierra el año en los 2.200 millones de euros, un 4,2% menos que en 2023. Con una clara revalorización del producto y mucha incertidumbre sobre la aplicación de las políticas arancelarias de Trump, Javier Pagés, presidente de la DO Cava, celebra las cifras y hace un llamado a las bodegas de la DO a seguir apostando por el mercado norteamericano a pesar de la situación: «No es momento de abandonar».

Estados Unidos es un mercado muy importante para la DO Cava, de hecho, se posicionan como el tercero con más ventas, el segundo en el ámbito internacional. En 2024 las bodegas adscritas a la Denominación de Origen exportaron alrededor de 18 millones de botellas al país que preside Trump. Esta cifra ya es un 4,58% más baja que la del año anterior, pero podría caer aún más si se aplican los nuevos aranceles. En la rueda de prensa de resultados, Pagés menciona que esta posibilidad «es como un diablo» y no niega que «el impacto podría ser muy fuerte». Sin embargo, insiste en que aún no hay nada tangible sobre la mesa y, por tanto, podría no llegar a aplicarse: «Es una cifra fuera de lugar, lanzada de manera repentina y sin reflexión». Así, Pagés explica que hay pocas probabilidades de que se haga efectivo un impuesto tan alto y confirma que podría tratarse de un aumento mucho más modesto. Aun así, lamenta que esta situación representaría un retroceso en el crecimiento de los últimos años.

Aunque es cierto que la DO Cava tiene una gran dependencia de Estados Unidos, la posición de estos espumosos en el país también es muy elevada. En este sentido, Pagés afirma que el cava es el segundo espumoso más importado en Estados Unidos, solo por detrás del Prosecco italiano, y es el primero en espumosos elaborados con método tradicional. Por eso, se muestra crítico ante la posibilidad de un aumento de los aranceles y pide a las bodegas adscritas a la DO que preside que no dejen de insistir en el mercado norteamericano: «Yo no abandonaría Estados Unidos», repite Pagés, quien también añade, sin embargo, que «no es momento de iniciar nada». De esta manera, los aranceles pueden ser una piedra en el zapato para aquellas bodegas que ya tengan contactos con el país, pero mientras haya compradores dispuestos a pagar por el producto podrán continuar. En cuanto a las bodegas que aún no tienen penetración en este mercado, Pagés no se muestra tan esperanzado y aunque sigue repitiendo que hay que esperar a ver cómo se estabilizan las amenazas de Trump, no ve muy claro que sea buen momento para empezar a comercializar cava en Estados Unidos.

El presidente de la DO Cava, Javier Pagés / ACN (Gemma Sánchez)
El presidente de la DO Cava, Javier Pagés / ACN (Gemma Sánchez)

La preocupación por los aranceles es evidente, pero Pagés también defiende a favor de otros países, ya que recuerda que la DO Cava exporta a 150 territorios diferentes. Por lo tanto, ante la incertidumbre sobre qué impuestos finalmente se aprobarán, indica que algunas bodegas están estudiando las posibles causas de unos aranceles altos y cómo podrían reaccionar los distribuidores norteamericanos en términos de pedidos: «Si los aranceles hacen imposible la entrada de producto, algunas bodegas redirigirán sus ventas a otros mercados para encontrar nuevos clientes», añade Pagés. Así pues, reitera que hay diferentes vías y que el mercado de Estados Unidos no es el único para las bodegas de la DO, sino que hay otros donde el cava también tiene mucho valor. Preguntado por la afectación de precios en el resto de países si Trump confirma las nuevas políticas arancelarias, Pagés niega que puedan tener un impacto directo en los precios del cava en el estado español. De esta manera, asegura que los incrementos en el mercado nacional actuales y los que probablemente vendrán en los próximos meses serán por «la estrategia de trabajar con gamas de más calidad, así como el impacto de la inflación y el aumento del precio de la uva«.

Cae el volumen nacional e internacional

En 2024, se vendieron un total de 218,1 millones de botellas de cava, de las cuales 78 millones se quedaron en el mercado nacional, cifra que representa una caída del 3,5% en comparación con 2023. Una tercera parte de estas ventas -según concreta Pagés- fueron en Cataluña. El mercado internacional también compró menos cava, con una bajada más pronunciada del 18% y un total de 140 millones de botellas distribuidas. Siguiendo en la línea de los datos, se corrobora que la tendencia de las bodegas de la DO Cava apunta hacia el extranjero, ya que las ventas fuera del territorio nacional son mayoritarias. Aun así, su representatividad ha disminuido. «Antes constituían el 70% de la actividad del Consejo Regulador, ahora representan el 64,2%», asegura Pagés en la presentación de resultados.

En cuanto a los países, Bélgica sigue siendo el principal comprador de cava, con 20,3 millones de botellas (-7,8%), seguida por Estados Unidos, con 18 millones (-4,58%) y el Reino Unido, con 15,7 millones (-11,66%). La caída más grande se registra en Alemania, donde las ventas retroceden un 19,9%, con 11 millones de botellas distribuidas. No obstante, hay tres países entre los diez principales exportadores donde las ventas crecen: Japón (+4,66%), Países Bajos (+3,96%) y Suecia (+0,02%). A pesar de la disminución de las ventas en comparación con 2023, la facturación no cae tanto como se podría prever, ya que las botellas se han vendido a un precio medio un 12% más alto que el año anterior. Así, la facturación del cierre de 2024 es de 2.200 millones de euros, unos 100 millones menos que en 2023. “A veces las adversidades nos ayudan, y la sequía ha dado la oportunidad de seguir valorando nuestro producto”, subraya Pagés.

El antes y el después de la sequía

La sequía es la razón por la cual muchas bodegas han estado en la cuerda floja los últimos años. Actualmente, sin embargo, Pagés se muestra más optimista de cara a las próximas vendimias, ya que cree que los resultados del 2024 son el punto más bajo. Según el presidente del Consejo Regulador, la falta de stock ha sido un golpe fuerte para la DO Cava, pero parece que el 2025 será un año mucho mejor. De esta manera, se espera que haya un ligero repunte que podría mantener las ventas actuales en el peor de los casos, o incluso aumentarlas en el mejor. Con las lluvias de este año, Pagés prevé que la siguiente vendimia será “de relativa tranquilidad”. Aunque el presidente de la Denominación de Origen intenta ser positivo, también reflexiona sobre estos últimos tres años de sequía y reconoce que no será la última vez que se sufran estas condiciones climatológicas. Por eso insta a las bodegas a considerar cambios estructurales, como la instalación de riego de apoyo, la reducción de la densidad de plantación o el cultivo de variedades que necesiten menos agua. En definitiva, Pagés pide al sector un cambio y una transformación lo suficientemente significativa «para que la próxima sequía tome a todos mejor preparados».

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