El vino siempre ha sido una bebida seria, sofisticada y para momentos concretos. La caída del consumo de alcohol generalizada en todo el mundo ya es una realidad y el vino ha sido uno de los productos que más lo ha sufrido. Las bodegas muchas veces evitan las estrategias de marketing y piensan que su producto se explica por sí solo. Lacrima Terrae es una start-up española que nace para intentar reconducir la conexión de las bodegas con sus consumidores. Sus dos fundadoras, Alba y Sofia Atienza, explican que hay que volver a poner al consumidor en el centro y desvincular el vino de esos momentos tan limitados que han terminado por alejar la bodega del consumidor.

«La gente no tiene el vino presente o cree que no es para ellos», explica Alba Atienza. Las hermanas madrileñas vienen de una familia muy vinculada al sector vitivinícola, pero fueron ellas las que vieron que la conexión que tenía el producto con el consumidor no acababa de ser la adecuada. De ahí nació su empresa, con el objetivo de difundir sobre el vino y ayudar a las empresas que lo deseen a poder llegar más y mejor a todo su público. Según los estudios que ha hecho la compañía de las hermanas Atienza, hay varios factores clave que han hecho que el consumo de vino baje. En muchos momentos, los consumidores aseguran que no entienden sobre el vino, ya que es un sector con palabras muy grandes y sin mucho espacio para preguntas o dudas. Por eso, las emprendedoras proponen intentar hacer etiquetas más sencillas y explicar de manera más general todo lo que el consumidor debe saber, lo básico. «Se debe perder el miedo a la generalización«, comenta Sofia Atienza, quien confirma que es evidente que hay diferencias entre los vinos y las variedades, pero que hay algunas pautas generales que si se explican, hacen más comprensible el producto para el cliente.

Precisamente de adoptar esta visión generalista también surge la iniciativa de dejar a un lado los tecnicismos. Al fin y al cabo, las hermanas emprendedoras recuerdan a los elaboradores que «no siempre se debe explicar con palabras que el cliente no entenderá». La necesidad de intentar acercar el vocabulario a los consumidores se intensifica cada vez más y se necesitan nuevas maneras de ser incisivos en el mercado. «No se trata solo de hacer marketing, sino de hacer los anuncios que lleguen al consumidor de verdad», reitera Alba Atienza, quien reconoce que en muchos momentos las bodegas quieren hacer promoción, pero en pocos casos saben perfectamente lo que quieren explicar o a quién se quieren dirigir.

La OCU estudia los productos que más atraen al consumidor | Foto: PhHere

El objetivo de beber más que vino

El vino siempre ha sido un producto único, que no se mezcla. Las hermanas Atienza también piden que se rompan los tabúes del consumo de vino para acercarse a nuevos públicos. En sus análisis, las emprendedoras han podido ver cómo el consumo de vino ha caído entre los jóvenes porque no se puede encontrar el producto en contextos en los que hay alcohol. Ante este reto, desde Lacrima Terrae aseguran que es hora de que el vino sustituya a los destilados y, hacer valorar el producto no solo para tomarlo solo, sino dentro de un cóctel. «Podrían ganar mucho más espacio que ahora ocupan los combinados», remarca Sofia Atienza. Al ser preguntadas por el precio del vino y que este podría ser un impedimento para la integración de un público más joven, las hermanas Atienza han explicado que «no se trata de poder adquisitivo sino de orden de prioridades» y han añadido que «los jóvenes también pagan 15 euros por una copa en una discoteca, ¿por qué no lo deberían poder hacer con un buen vino?», han puntualizado.

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