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L’OMS mantiene la presión contra las bebidas alcohólicas

La Organización Mundial de la Salud (OMS) no cesa con su persecución a las bebidas alcohólicas. La semana pasada, Naciones Unidas (ONU) dio el no definitivo a subir los impuestos sobre esta clase de bebidas, que también incluye el vino. A pesar de que aprobó diferentes acciones para prevenir los problemas con el alcohol, no admitieron ni las pretensiones de la OMS ni las conjeturas sobre la demonización de todas las bebidas alcohólicas, ya que no estaban alineadas con lo que pensaba la ONU. A pesar de esto, la entidad mundial de la salud vuelve a cargar con sus informes favorables al aumento impositivo sobre el alcohol y presenta la normativa 3 por 35, un nuevo impuesto que busca que los países eleven el precio real de estos productos al menos un 50% para el 20235. Desde el sector vitivinícola europeo se enfrentan a las declaraciones alarmistas de la OMS y, aunque no niegan los efectos nocivos del alcohol, reconocen que hay otras maneras de intentar velar por una vida más saludable que no pasan por la prohibición o el aumento de las tasas.

Las bebidas alcohólicas son uno de los grandes objetivos de la OMS desde hace unos años. En repetidas ocasiones, la organización ha asegurado que se necesitan políticas más duras contra el alcohol e incluso ha afirmado que algunos impuestos deberían aumentar. Esta lucha también incluye el vino, ya que en países como el estado español, el impuesto por bebida alcohólica del vino es cero. Esta es una decisión gubernamental para valorar el sector, que no solo mueve mucho dinero, sino que es el principal modelo de producción y negocio de algunas de las regiones dentro del Estado. Si bien es cierto que el tejido empresarial de Cataluña no está formado mayoritariamente por bodegas, hay un fuerte aprecio hacia el sector, hasta el punto de que se considera un producto ligado a la cultura. Esta no es una creencia específica de los catalanes, otros países como Francia o Italia ven el vino de la misma manera, lo cual los posiciona muy en contra de la OMS cuando afirman que todas las bebidas alcohólicas deberían penalizarse.

En un último intento por aumentar los impuestos del alcohol, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, presentaba la normativa 3 por 35 durante la apertura de la 77ª Sesión del Comité Regional de la OMS para las Américas, celebrada en la ciudad de Washington, Estados Unidos. Según la OMS, «este tipo de impuestos pueden ayudar a reducir el consumo de productos que afectan la salud y, al mismo tiempo, generar recursos internos para los sistemas sanitarios». Tedros explicaba que varios países ya han puesto en marcha medidas similares y que existen ejemplos en América Latina y otras regiones. En este sentido, el director general señala que los impuestos sobre el alcohol, el tabaco y las bebidas azucaradas «son una herramienta eficaz para mejorar la salud pública y aumentar la recaudación nacional». Esta última parte tiene cierta vinculación con el momento por el cual está pasando la OMS actualmente. La organización se encuentra en un punto de financiación frágil tras la salida de Estados Unidos y Argentina. Una situación crítica que podría mejorar con el aumento de la recaudación de los países, y por tanto una razón interna de peso para presionar contra las bebidas alcohólicas.

Imagen de una persona bebiendo vino

Es preciso señalar que la OMS no está del todo errada al señalar las bebidas alcohólicas como algo malo. Es evidente que la ingesta de alcohol de manera desmesurada y regular puede provocar problemas graves de salud. No obstante, para el sector vitivinícola lo peor es la generalización. De hecho, el mismo director de la Federación Española del Vino (FEV), José Luís Benítez, recordaba en una entrevista a Vadevi que hay que aprender a diferenciar y sobre todo reconocer que cuando el sector habla de consumo, lo hace desde la moderación. El caso es que hay estudios que prueban que beber vino de manera moderada puede favorecer a la salud y puede prevenir algunas enfermedades cardiovasculares. De hecho, la organización FIVIN ha hecho carrera de intentar demostrar que el vino es un producto cultural que debe desligarse del alcohol. Por eso, las declaraciones de la OMS tensan al sector vitivinícola, ya que si obtienen el visto bueno de los países y estos comienzan a aplicar políticas más duras, el mundo del vino se verá afectado, sin ser el principal responsable.

Un paso adelante para la vida saludable

Mientras la OMS continúa obsesionada con el alcohol y el aumento de la recaudación, Naciones Unidas ha aprobado algunas normativas a favor de una vida más saludable. Unas declaraciones que el Comité Europeo de Empresas de Vinos (CEEV) -que representa al sector vitivinícola europeo- ha celebrado. En este sentido, el CEEV ha declarado su firme apoyo a la Declaración Política acordada durante la IV Reunión de Alto Nivel sobre la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles (NCD). El texto, establecido para la adopción formal en la Asamblea General de las Naciones Unidas en octubre, destaca un enfoque equilibrado para reducir los riesgos para la salud, al mismo tiempo que promueve el bienestar mental y el desarrollo sostenible. La Declaración Política también se basa en compromisos anteriores como la Estrategia Mundial de 2010 para reducir el uso perjudicial del alcohol y el Plan de Acción Mundial de Alcohol de 2022. Estas iniciativas ya han mostrado impacto: entre 2010 y 2019, las muertes relacionadas con el alcohol disminuyeron más de un 20% en todo el mundo, mientras que la discapacidad relacionada disminuyó alrededor de un 17%.

El CEEV subraya en un comunicado que estas mejoras demuestran el valor de las políticas basadas en la ciencia, la evidencia y la colaboración. Además, el comité también reconoce que son estas las normativas que marcan la diferencia y que tienen datos que las respaldan. En concreto, a través de iniciativas como Wine in Moderation, lanzada en 2008, el sector vitivinícola europeo ha intentado fomentar el alcohol responsable y las opciones informadas de los consumidores. De cara al futuro, el CEEV reafirma su compromiso con la reducción del consumo nocivo, la salvaguardia del patrimonio vitivinícola de Europa y la garantía de la sostenibilidad a largo plazo del sector, todo ello dentro del marco inclusivo defendido por la ONU. Una declaración de intenciones que confirma la preocupación del sector por los problemas con el alcohol, pero que deja en evidencia a la OMS y su necesidad de mantener el alcohol en el punto de mira.

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