Las exportaciones españolas de vinos y espumosos no pasan por su mejor momento. Más allá de haber acaparado buena parte de las noticias debido a las nuevas políticas arancelarias de Trump, la realidad es que los primeros meses del año se han reducido las ventas al extranjero del sector tanto en volumen como en valor. Esta podría ser una consecuencia directa del freno de compras que han hecho algunos distribuidores norteamericanos a consecuencia de las negociaciones entre la Casa Blanca y Bruselas. Estados Unidos sigue siendo uno de los mercados más grandes en términos de exportaciones españolas y la incertidumbre ha provocado un freno en las ventas. Sin embargo, hay unos vinos que parecen salir victoriosos de toda esta tensión. Siempre se ha dicho que los espumosos son la joya de la corona de las exportaciones, sobre todo el cava, que ahora va a la baja. No obstante, este año los vinos de aguja, la mayoría procedentes de Cataluña, comienzan a hacerse famosos en el extranjero y su original fórmula los ha posicionado como los vinos que más han aumentado su popularidad en el exterior este 2025.
El nuevo informe de la Interprofesional del Vino de España (OIVE) asegura que las ventas al extranjero se han reducido en los últimos once meses de 2025. En concreto, la primera mitad del año cerró con caídas del 2,1% en valor, hasta los 1.444,7 millones de euros (-30,5 millones) y del 2,4% en volumen, hasta los 9,97 millones de hectolitros (-245.461 hl). Los datos referidos a los once primeros meses de la campaña 2024/25 (agosto 2024 a junio 2025), perdieron un ligero -0,2% en valor, hasta los 2.694,7 millones de euros y un -5,7%, en términos de volumen, hasta los 17,5 millones de hectolitros (-1.062.893 hl). En definitiva, los vinos españoles en el extranjero perdieron posiciones. Si bien es cierto, pero este mes de junio -del cual se tienen datos- ha habido un pequeño repunte del valor, probablemente incentivado por las subidas de precio del producto en sí. Así pues, los datos de la AEAT muestran que las exportaciones españolas de vino han aumentado en valor un 3,5%, pero han perdido un ligero 0,5% en volumen. Las ventas se han situado, en este mes, en 1,6 millones de hl (-7.791 hl) y los 254,6 millones de euros (+8,7 millones).
El producto que sale mejor parado de estas exportaciones son los vinos de aguja. Según los datos del mismo informe, el valor de estos productos ha incrementado un 19% y en volumen un 14% en comparación con el año pasado. En este sentido, no se convierten en los preferidos de los extranjeros, ya que los espumosos continúan dominando el mercado, pero escalan hasta una segunda posición. En cifras, en estos once primeros meses de campaña, en términos de valor han aumentado los vinos de aguja (+19%), con DOP (+0,3%), de licor (+5,1%) y espumosos (+2,5%). En términos de volumen, han aumentado los vinos de aguja (+14%) y los vinos de licor (+1,4%). Todas las otras categorías como el granel, el Bag-in-box y los vinos sin DO han sufrido caídas. Actualmente, la tabla de popularidad en valor de los productos vitivinícolas españoles en el extranjero está encabezada por los espumosos, seguidos de los vinos de aguja como novedad y, finalmente, de los vinos envasados con DO. En términos de volumen, en cambio, los vinos de aguja llegan este año a la primera posición, seguidos de los licores y el Bag-in-box.

Gas sin ser espumoso
Aún es pronto para hacer teorías sobre este aumento tanto de volumen como de valor de los vinos de aguja, pero todo apunta al interés que tienen los extranjeros por productos vitivinícolas con burbujas. En este caso, los vinos de aguja no utilizan los mismos procesos que los espumosos o el cava, pero sí que son elaborados con gas, lo que les da esas burbujas que parece que siempre han triunfado en el extranjero. Además, cabe recordar que los vinos de aguja son más baratos que los espumosos y, por tanto, podrían comenzar a acaparar compradores. Por definición, un vino de aguja es un vino -o un mosto fermentado- que contiene presión de dióxido de carbono de origen endógeno (proveniente de la misma fermentación) entre 1 y 2,5 bares, con un grado alcohólico mínimo de 9% (o de 7%). En palabras sencillas, tienen unas burbujas muy delicadas que pinchan ligeramente la lengua, de ahí el nombre «aguja» en catalán. El primer vino de aguja fue creado en 1942 por Josep Mª Tetas, de la bodega Pinord, en Vilafranca del Penedès. Según explica la misma página web de la bodega, este vino surge de la voluntad de desarrollar un vino ligero y fresco con una efervescencia suave. También en la DO Empordà son grandes conocedores de los vinos de aguja, en concreto, Blanc Pescador, la marca que más vino de aguja vende de la Denominación de Origen.
Las burbujas continúan siendo las más interesantes en el exterior, pero parece que los espumosos comienzan a tener competencia. Si bien es cierto que son clases de vinos completamente diferentes, las sensaciones en el paladar de los dos vinos son similares. Además, el precio más asequible de los vinos de aguja en comparación con muchos espumosos puede ser un factor clave para abrir mercado. También juega a favor su imagen más despreocupada y fácil, muy atractiva para públicos jóvenes y urbanos. Con los cambios de tendencias de consumo a escala global, donde los vinos ligeros y frescos ganan posiciones y los tintos las pierden, los vinos de aguja pueden tener una oportunidad para posicionarse en el extranjero, incluso superar las ventas de espumosos, que siempre han dominado el sector exterior.



