Las malas cosechas parecen haber quedado en el olvido del sector vitivinícola. La sequía y la caída de la producción forman parte del pasado y con la vendimia de este año se espera que la producción aumente, no tanto para volver a las épocas doradas, pero sí para dejar respirar tranquilo al sector. No solo las estimaciones son positivas, sino que los datos recopilados de los primeros nueve meses del año apuntan hacia un incremento notable. Ahora bien, mientras un problema queda en la lejanía, otro se hace evidente. Si bien es cierto que el consumo de vino ha ido reduciéndose en la última década a escala mundial, el estado español aún no acababa de notar sus efectos. Una situación que podría estar cambiando, ya que la estabilidad a la baja del consumo empieza a preocupar al sector, sobre todo porque a las puertas de la temporada de verano se esperaría un repunte de las ganas de beber vino. Un caldo de cultivo que podría favorecer a una reducción de existencias de vino, lo cual, sin ser llevado al extremo, puede tener efectos positivos, ya que con un número de botellas regulado en un mercado que no sube especialmente aumenta la posibilidad de que suba el valor del vino, una situación esperada por agricultores y elaboradores.
La producción ya no parece un problema para el sector vitivinícola y el incremento de uva para esta nueva vendimia se estima que será superior a la anterior. Aun así, continuará por debajo de los datos que se habían recopilado en años de buenas cosechas. En concreto, el mes de abril de 2025, según los datos publicados por la Interprofesional del Vino, extraídos del INFOVI, no hubo prácticamente producción de vino. En este sentido, se llegó a los 14.616 hectolitros (hl) que se suman a la producción de vino de los nueve primeros meses de la campaña 2024/25 que ya se sitúa en los 31,1 millones de hl, cifra un 9,6% superior a la registrada en el mismo período de la campaña anterior y podría ampliarse en 2,7 millones de hl más. De esta manera, parece que a escala estatal, la producción continuará al alza y, por tanto, no debería haber peligro de pérdida masiva de existencias por causas meteorológicas, como la sequía de tres años que se vivió en Cataluña. Por colores, teniendo en cuenta la producción de vino de los productores de más de 1.000 hl, 12,6 millones de hl (-1,8%) corresponden a vinos tintos y rosados y los 17,9 millones restantes, a vinos blancos (+20,4%).
Los datos de producción no son muy altos, pero combinan a la perfección con el ralentizamiento del consumo. Desde hace prácticamente una década, todo el mundo sufre una caída constante de amantes de beber vino. Según los datos del INFOVI, correspondientes al mes de abril de 2025, los últimos doce meses se cierran con una ligera caída de la estimación de consumo nacional de vino del 0,5%, respecto al interanual a abril de 2024, situándose en los 9,78 millones de hl. En términos absolutos, el consumo aparente se redujo, en este período, en 53.364 hl. En abril de 2025, se redujeron las entradas de vino de origen nacional en las bodegas españolas un -26,8%, hasta los 1.532.616 hl y un -17,7% las salidas, hasta los 2.411.678 hl. La diferencia neta entre ambas fue de 879.062 hl, cifra un 4,7% superior a la registrada en abril de 2024. Ahora bien, aunque ni el estado español ni Cataluña son una excepción de la caída mundial del consumo, ha habido cierta estabilización a la baja, sobre todo si se compara con otros países como el Reino Unido o los Estados Unidos, donde los consumidores han caído de manera más pronunciada.

La estabilización de las existencias repercute en el precio
La bajada de las existencias de manera moderada provocaría cierta sensación de tranquilidad a los productores. La realidad es que con un número muy alto de existencias y una caída del consumo habría botellas sobrantes, lo que puede repercutir en la bajada del precio del vino en el estado español. Por contra, la situación que se estima para la vendimia de este año es llegar a un equilibrio en el cual, tras años de producción baja se hayan vaciado las existencias de vino y antes de llegar a cifras demasiado bajas, una buena cosecha pueda estabilizar la situación. Esta teoría cobra fuerza al comprobar los datos del INFOVI sobre existencias de vino, ya que si tenemos en cuenta la media de las cinco últimas campañas, que es de 44,8 millones de hl, las existencias finales de vino y mosto el 30 de abril de 2025, son un 10,9% inferiores. Respecto a las existencias finales que había el 30 de marzo de 2025, estas han descendido en 3,35 millones de hl. En definitiva, todo apunta hacia una reducción de las existencias suficiente para mantener el valor de las botellas de vino de todo el territorio.
Por regiones, Castilla-La Mancha se mantiene en primera posición con mayores existencias finales, alcanzando los 14,4 millones de hl (36% del total de existencias de vino y mosto), seguida de La Rioja, con 5 millones de hl y de Cataluña, con 4,65 millones de hl. Por colores, de los 36,5 millones de hl de existencias finales de vino en manos de productores, 20,9 millones eran de vinos tintos y rosados (-12,2%) y 15,6 millones de hl, de vinos blancos (+15,5%). Este último parámetro, que podría ser preocupante por la posibilidad de tener demasiadas botellas de vino blanco, también encaja con las tendencias de mercado que últimamente aseguran la voluntad del consumidor de beber más vino blanco que tinto. Por tanto, en el caso de una subida de las existencias, podría incluso ser positivo el aumento de botellas de vino blanco, que se espera que en los próximos años sea el que más se consuma a escala global.
Los vinos en el exterior están mejor valorados
Los vinos del estado español están muy bien vistos en el extranjero. En este sentido, el volumen de exportaciones continúa a la baja, pero el valor se estabiliza. Dejando de lado, el encarecimiento de la vida en general, es indudable que los vinos del territorio son vistos en el exterior como productos de calidad, gourmet en depende de qué países. Las exportaciones españolas se dividen en dos grandes grupos: los vinos envasados y a granel. En el primer caso, los envasados (que incluyen los generosos, espumosos, de aguja, tranquilos y Bag In Box) facturaron un 0,8% más, hasta los 1.597,2 millones € (+12,8 millones) y redujeron sus exportaciones en volumen un 5%, hasta los 548,9 millones de litros (-29,4 millones de litros). Los vinos a granel, por su parte, perdieron un 4% en volumen, hasta los 7 millones de hl (-751.039 hl) y un 4% en valor, hasta rozar los 344 millones € (-13,6 millones). Ambos grupos aumentaron su precio medio en torno al 6%. Así pues, los datos generales que la Interprofesional del Vino extrae de la AEAT muestran que las exportaciones españolas de vino cayeron en marzo de 2025, un 1,1% en valor y un 4,6% en volumen.
