Los capítulos de la interminable serie de CSI y todas sus variables nos han enseñado que encontrar a un asesino no es tan complicado si tienes una muestra de su ADN. También reconocen el indudable buen trabajo que hacen los testigos y los policías para llegar a la conclusión de un caso y encontrar al responsable de una muerte. La realidad, pues, es que los laboratorios ganan terreno y la investigación proporciona las pistas necesarias para resolver un crimen. La analogía es rebuscada, pero tiene ciertas similitudes con el proyecto que han iniciado varias instituciones y empresas, donde los temidos y poco conocidos hongos que atacan la madera de la viña continúan amenazando algunos cultivos. MALFUVI es la iniciativa que intenta combatir la naturaleza con naturaleza y busca la manera de eliminar las peligrosas enfermedades, a través de las huellas que dejen en los suelos, sin necesidad de utilizar fitosanitarios químicos.

La idea detrás de este proyecto, que nada tiene que envidiar a las series estadounidenses que resuelven crímenes, parece sencilla. Tal como explica el gestor de proyectos de INNOVI, Gerard Pujol, consiste en «crear una colección de microorganismos beneficiosos y otra con los hongos responsables de las infecciones». De esta manera, según describe el experto a Vadevi, cuando estas muestras estén completas se llevarán a cabo los ensayos correspondientes para ver sus interacciones y determinar qué microorganismos que ya residen en las viñas pueden servir de ayuda para luchar contra estas enfermedades. El objetivo principal, pues, es intentar alejar a los agricultores del uso de productos químicos que -en palabras de Pujol, «arrasan con todo». Siguiendo esta posible metodología se podría evitar dañar la viña y serían concentrados preparados con microorganismos del mismo ecosistema de los cultivos los que lucharían contra las enfermedades de la madera.

La solución dentro del ADN

«Hay un gran desconocimiento sobre esta clase de enfermedades», lamenta el experto de INNOVI. De hecho, se tienen muy en cuenta las enfermedades como el mildiu o la filoxera, pero aquellos microorganismos y hongos que atacan la madera de la viña pasan más desapercibidos, aunque en algunos casos pueden llegar a matar la planta. Es por eso que desde Gramona -empresa vitivinícola que ideó esta investigación- vieron un claro hueco en el mercado desde donde comenzar a trabajar. Actualmente, han terminado la fase de muestreo. En esta fase se recogieron muestras de tierra, rizosfera -parte del suelo inmediata a las raíces- y raíces en diez parcelas de viña con y sin afectación por enfermedades de la madera. Después de proceder a la extracción de ADN de muestras y de secuenciar ciertos marcadores filogenéticos -que aportan información sobre la historia evolutiva de la planta- el equipo está a la espera de conocer la identidad de las bacterias y hongos aislados de la rizosfera y de las raíces de la viña sana.

Vinyes de Gramona
Vinyes de Gramona

«Es complicado encontrar estas enfermedades de la madera, pero sí su ADN», ejemplifica Pujol. En mayo, hicieron un muestreo de viña afectada por enfermedades de la madera para aislar e identificar los hongos que son responsables, que se repetirá en julio. Gracias a esto, el trabajo fuera de la viña solo consiste en juntar todas las muestras del ecosistema y juntarlas con los posibles hongos que enferman la viña para encontrar quién es el que provoca una reacción antagónica. «La ventaja de utilizar microbiota propia del territorio radica en el hecho de que está adaptada a las condiciones de cultivo y no implica los riesgos de introducir agentes de otros ecosistemas», asegura la Universitat Rovira i Virgili, participantes de esta iniciativa, en un comunicado. Aún es pronto para pensar en los resultados de este proyecto, pero ya cuenta con una amplia colaboración de instituciones como el clúster INNOVI, la ADV Sant Martí Sarroca, el Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino (CSIC-ICVV) y la Unidad de Micología y Microbiología Ambiental de la Universitat Rovira i Virgili.

Un paso más cerca de los cultivos sostenibles

No es ningún secreto que la viticultura del futuro será sostenible. La Denominación de Origen del Penedès ya es el ejemplo catalán de este anhelo y este año todo el vino que se extraiga de las viñas de la DO será de uva ecológica. El avance del sector, pues, exige encontrar maneras de hacer cultivos sostenibles, donde la naturaleza se sobreponga a cualquier tratamiento químico. «Hasta ahora, el control de estas enfermedades se ha basado principalmente en el uso intensivo de productos fitosanitarios químicos, cuyo impacto ambiental -contaminación del suelo y de las aguas, eliminación de insectos beneficiosos, y resistencia de los patógenos- ha hecho saltar todas las alarmas», confirman desde el comunicado de la universidad tarraconense. Una situación que con el cambio climático continuaría avanzando hasta un punto de no retorno, que incluso pondría en peligro el sector: «El futuro de la viña requiere soluciones sostenibles e innovadoras», remarcan.

La naturaleza no solo es sabia sino que parece ser la solución a buena parte de los problemas de los cultivos, especialmente en la viña. Las plantaciones ecológicas y la elección de productos que cuiden del medio ambiente repercuten de manera positiva en los suelos, los eternos olvidados durante siglos. Coberturas vegetativas, productos naturales y mínima intervención son algunas de las prácticas que recién ahora vuelven a ser tendencia. MALFUVI podría convertirse en una nueva solución para continuar avanzando hacia cultivos más sostenibles y la eliminación real de los productos químicos en cultivos de la viña: «Hemos encontrado la fórmula para poner nombres y apellidos a las enfermedades y, sobre todo, enfrentarlas de manera natural», concluye Pujol.

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