La industrialización de la agricultura ha causado mucho daño al sector agroalimentario. No hay ninguna rama que se salve de años de degeneración de los suelos debido a la falta de conocimiento de algunos agricultores. La viña, castigada igual o más que otros cultivos, comenzó hace poco un camino para devolver a la tierra todo lo que se había sobreexplotado. Mínima intervención, cultivos de precisión, pesticidas orgánicos y cubiertas naturales son solo algunas de las estrategias que se engloban dentro de la viticultura regenerativa. Una nueva manera de ver el sector vitivinícola mucho más arraigada a las prácticas de los primeros campesinos, donde la conexión con la tierra era lo primordial y el conocimiento explícito de todo su ecosistema era esencial. Mientras muchos expertos y científicos aseguran que la viticultura regenerativa forma parte del futuro sostenible del sector vitivinícola, aún hay algunos escépticos que los miran con desconfianza. Aun así, la amenaza de un nuevo período de sequía debido al cambio climático mantiene al sector tensionado a la espera de soluciones que puedan hacer más resistentes los cultivos.
«La agricultura tradicional ha ido degradando los suelos por falta de conocimiento», lamenta Xavier Domene, doctor en Biología, profesor Titular en Edafología de la Universidad Autónoma de Barcelona e investigador del CREAF. Esta es una de las principales conclusiones del 5º Simposio de Viticultura Regenerativa que se ha celebrado este jueves en el Vinseum, en Vilafranca del Penedès. Diferentes expertos han subido al escenario para valorar no solo las evidencias científicas sobre la mejora que vive el planeta con prácticas sostenibles, sino que también han presentado diferentes proyectos de bodegas reales que han cedido parte de su producción al estudio de la regenerativa. Para ellos, la falta de biodiversidad y los terrenos desnudos -más allá de las viñas- no han hecho ningún bien a la calidad de los suelos. En este sentido, no hay muchos estudios que puedan afirmar que la uva y más tarde el vino podrían ser de mayor calidad en viñas cultivadas de manera regenerativa, pero lo que sí explican los científicos es que estos cultivos mejoran la calidad del suelo.
La viticultura regenerativa engloba diferentes prácticas, desde el uso de animales, hasta el fomento del crecimiento de hongos en las raíces de las viñas. Estructuras de soporte y cubiertas naturales son solo algunas de las iniciativas que se pueden hacer, pero son de las que están más avanzadas. En este sentido, tener una buena cubierta natural entre viñas es un aliado a la hora de mantener los suelos ricos y fuertes. Ahora bien, se debe tener en cuenta que la cubierta no debe estar descuidada, sino que debe mimetizarse con el entorno y complementarlo: «No solo se trata de tener hierbas bajo la viña, toda cubierta vegetal debe tener un sentido», asegura Felicidad de Herralde Traveria, doctora en Biología por la Universidad de Barcelona e investigadora en el programa de Fruticultura del IRTA. Lo mismo ocurre con los pesticidas orgánicos y las estructuras de soporte, ya que todo lo que se pone a la viña debe tener un sentido y, en el caso de la regenerativa, una explicación científica.

Dos proyectos para recuperar suelos
Uno de los proyectos que se ha mencionado en el simposio ha sido RegeneraCat, financiado con fondos europeos y de la mano del CREAF. «Este proyecto, al igual que otros proyectos de investigación en viticultura regenerativa en los que participamos, nos permite validar científicamente y de manera analítica la capacidad de las prácticas de viticultura regenerativa para recuperar la vitalidad de los suelos y la biodiversidad del ecosistema», especificaba a Vadevi Eva Bertran, técnica de Innovación y Conocimiento de Familia Torres. La empresa vitivinícola lleva años trabajando por la viticultura regenerativa y son de las bodegas catalanas que apuestan por los cultivos con biodiversidad y cubiertas naturales que favorecen los terrenos donde después las viñas crecerán más fuertes. No sorprende, pues, que sea la única bodega elegida para participar en este estudio, que de momento solo lleva dos años en marcha: «Este segundo año de proyecto, también podremos corroborar el aumento de polinizadores en la viña regenerativa, la calidad nutricional de las uvas así como su huella hídrica y de carbono», continúa Bertran.
El segundo proyecto que se ha presentado en el escenario de este simposio ha sido el Vitiregenere, un estudio completo de diferentes bodegas que han estado trabajando la viticultura regenerativa para comparar los resultados con la convencional. Can Freixes, Clos Mogador, Jean Leon y también Familia Torres han sido los otros participantes de este proyecto que, lamentablemente, no ha registrado muchas diferencias entre ambos cultivos. La realidad, pues, es que a pesar de ser mejor para los suelos, no hay ningún indicativo de que la viticultura regenerativa mejore la calidad de la uva y la planta: «Debemos continuar estudiando durante más años para ver los cambios», reconoce Marc Viñas, doctor en Biología por la Universidad de Barcelona e Investigador en el programa de Sostenibilidad en Biosistemas del IRTA.
Descubrir curas para enfermedades vitícolas
Las iniciativas que se crean alrededor de la viticultura regenerativa no son solo para demostrar la clara apuesta de algunas bodegas por un futuro sostenible, sino que también hay avances en la investigación que podrían concluir en la eliminación total de algunas enfermedades de las plantas. Este es precisamente el objetivo de Amaia Nogales, doctorada en Biología Vegetal e Investigadora en el IRTA (Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries). Uno de los proyectos que la experta ha presentado en el simposio, llamado RHIZOIMPROVE, es la teoría sobre cómo un buen cultivo regenerativo, con el fortalecimiento del suelo y los organismos que en él viven, puede incluso luchar contra enfermedades de la viña. «En muchos momentos nos encontramos que no sabemos ni cómo luchar con ciertas enfermedades», recuerda Eloi Montcada, clúster manager del INNOVI, conductor del acto. En concreto, el objetivo principal del proyecto de Nogales es investigar el impacto de la sequía en los patógenos fúngicos del suelo que afectan a los portainjertos de la viña y desarrollar una estrategia integrada de mejora del rizobioma para minimizar estos efectos perjudiciales y mejorar la salud del suelo. Mediante la incorporación de microorganismos beneficiosos y metabolitos de exudados radiculares cuidadosamente seleccionados, nos esforzamos por crear un ecosistema resistente y próspero que proteja las viñas contra las enfermedades y fomente entornos vitícolas sostenibles.