La vendimia está funcionando mejor que el año pasado para prácticamente todas las Denominaciones de Origen catalanas. Este año, aunque se ha adelantado en muchos lugares, todos empiezan a ver la luz al final del túnel oscuro de la sequía. En este contexto, la DO Pla de Bages prevé recoger más de un millón de kilos de uva, una cifra que permitiría superar la producción del año pasado y acabaría por ser una de las mejores campañas de los últimos años. Se prevé que la vendimia se alargue hasta mediados de octubre en algunas zonas de la comarca. La DO cuenta con 500 hectáreas de viñedo y 17 bodegas.
Según el presidente de la DO, Carles Playà, ya se han vendimiado variedades como el macabeo y el merlot y la calidad del fruto es «buena». Sin embargo, en Pla de Bages no cantan victoria y Playà recuerda que la evolución meteorológica de las próximas semanas será «clave». El principal riesgo que comenta el presidente de la DO es que un exceso de lluvia pueda favorecer la aparición de «podredumbre» en algunas variedades de maduración tardía.
Una de las características que distingue el viñedo en el Bages es que está rodeado de bosque. Esta proximidad crea otro problema para las bodegas de la DO. Los jabalíes y, más recientemente, los corzos provocan daños importantes en las cepas. Por ello, la mayoría de bodegas se han visto obligadas a cerrar los viñedos con cercas de protección, un coste añadido que, como señalan desde la DO, «acaba repercutiendo en el precio final del vino».

Una DO moderna con proyección
Este 2025, la DO Pla de Bages celebra su 30º aniversario. La secretaria de la denominación, Eva Farré, destaca que es un hito para reivindicar la singularidad de un territorio vitivinícola pequeño pero en crecimiento, que ya exporta el 20% de su producción. Sin embargo, Pla del Bages es una DO moderna que cada vez se consolida más como una opción dentro y fuera de Cataluña, más allá de las más conocidas como son el Priorat y el Penedès.
Sin embargo, su tamaño pequeño y originalidad no los deja fuera de los conflictos a los que se enfrenta el sector vitivinícola catalán a escala internacional, aunque no los afectan de lleno. En cuanto al comercio exterior, la DO prevé que los aranceles de EE.UU. impuestos por Donald Trump tengan una incidencia «mínima». Aun así, advierten que la medida podría frenar la expansión del vino catalán en el extranjero y, de rebote, incrementar la competencia del mercado local.