Las amenazas del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles del 200% a todos los productos vitivinícolas europeos ha sido un fuerte golpe para la Comisión Europea. Tras el anuncio, Bruselas se ha mostrado contundente y ha asegurado que utilizará «todas las herramientas» de las que dispone para proteger sectores como el vino y el espumoso de aranceles «injustificados». En una rueda de prensa este viernes, el portavoz de Comercio del ejecutivo comunitario, Olof Gill, ha explicado que la Comisión Europea «hará todos los pasos posibles» para apoyar a sectores que puedan verse afectados por las decisiones de Trump y ha instado a los Estados Unidos a abandonar una guerra comercial «que no beneficia a nadie». Para el presidente de EE.UU., el conflicto lo comenzó Bruselas, ya que esta amenaza llega como contraofensiva por el anuncio de la UE de una posible aplicación de aranceles sobre el whisky americano.
«Cuando es momento de proteger nuestros sectores económicos y que son objeto de medidas comerciales injustificadas, siempre adoptamos todos los pasos posibles para protegerlos; tenemos herramientas a nuestra disposición en caso de que fueran necesarias», ha resumido Gill durante su intervención. En este sentido, la Comisión Europea ha pedido que los Estados Unidos eliminen «de forma inmediata» los aranceles que ya ha impuesto a productos como el acero y el aluminio y ha remarcado que «desista» de más anuncios sobre aumentos de impuestos: «No les beneficia a ellos, no nos beneficia a nosotros, no beneficia a los consumidores ni a las empresas; no beneficia a nadie», ha exclamado el portavoz de Comercio del ejecutivo comunitario. Sin embargo, Gill también ha insistido en que es necesario que ambas partes colaboren para mantener la estabilidad en las relaciones comerciales transatlánticas.

Las declaraciones de ambas partes demuestran que la guerra comercial no se solucionará así como así, e incluso Bruselas ha reconocido que no dará marcha atrás: «Si los Estados Unidos insisten en continuar por este camino contraproducente, responderemos para proteger a nuestros consumidores, la industria y para mantener la igualdad de condiciones«, ha expresado Gill, en referencia a la contraofensiva de la Unión como respuesta a los aranceles de Trump.
El vino, el producto más afectado
Los productos vitivinícolas europeos se llevan la peor parte de esta guerra comercial. Solo en Cataluña, las exportaciones de vinos y espumosos a los Estados Unidos suman un total de 78,8 millones de euros, lo que representa cerca del 2% de toda la exportación catalana al país de Donald Trump. Los EE.UU. son el primer país de destino de las exportaciones de vino y cava catalanes, con un 12,6% de las ventas globales de estos dos productos en el mundo en el año 2024, según datos de la Promotora de los Alimentos Catalanes (Prodeca). Por tanto, la contraofensiva de Trump podría perjudicar claramente las exportaciones de vinos y espumosos de Cataluña, lo que a su vez afectaría en materia exportadora a alrededor de 236 empresas, según los datos de la Unidad de Negocio Internacional de Acción.
Es evidente, entonces, que si las amenazas de Trump se hacen realidad, podría haber graves afectaciones a las empresas vitivinícolas catalanas. Con este contexto tenso, la administración catalana ha lanzado un mensaje de tranquilidad a las compañías. A través del Instituto Catalán del Vino y la Viña (INCAVI), el director general de la entidad Joan Gené, ha pedido “prudencia” y esperar a ver cómo se concreta la amenaza estadounidense: “Estamos acostumbrados al hecho de que primero amenacen, luego lo pongan en práctica y al cabo de unos días lo retiren”, ha asegurado. Sin embargo, Gené también ha reconocido que «cerrarían» el mercado americano al vino catalán y, por tanto, se les abrirán “ventanas de oportunidad” de comercializar en Canadá, México o Sudamérica, “donde el vino americano perderá competitividad”.