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El sector de los espumosos recibe con «preocupación» las amenazas de Trump

Los espumosos son el sector que más podría sufrir las nuevas políticas arancelarias de Donald Trump, ya que concentran buena parte de las exportaciones del mundo vitivinícola y se han convertido en la joya de la corona en la venta al extranjero. De hecho, el mercado más importante para el cava es Estados Unidos y desde Corpinnat también aseguran que es un territorio con mucha importación. Es por eso que, al ser consultados, tanto la Denominación de Origen como la marca colectiva europea han asegurado que ven con cierta «preocupación» las amenazas del presidente estadounidense y que estas posibles políticas podrían convertirse en un obstáculo para el crecimiento del prestigio de los espumosos catalanes, ya que «los americanos siempre están dispuestos a beber vino de calidad y todas las bodegas quieren estar allí», ha asegurado el presidente de la DO Cava, Javier Pagés.

Pagés ha lamentado que el aviso de Trump suene a “venganza” por los aranceles anunciados por la Comisión Europea a productos estadounidenses como el whisky, y cree que es una “pena” que los vinos y licores se hayan visto inmersos en una guerra comercial originada en la industria. Por eso ha instado a la UE a dejarlos al margen. Una opinión similar han compartido en Vadevi desde Corpinnat, quienes han asegurado que el impacto que supondrían estas nuevas políticas arancelarias «no es menor» y han afirmado que hay cierta esperanza para poder «resolver los conflictos entre la UE y Estados Unidos con medidas coherentes en beneficio de ambos mercados, sus empresas y la ciudadanía».

No obstante, la DO Cava ha expresado su preocupación por el hecho de que productos agrícolas como el vino y los licores se hayan visto implicados en esta guerra comercial, aunque «ni el vino europeo ni el americano forman parte del problema». «Son productos que nos necesitamos mutuamente, y es importante que podamos circular libremente«, ha defendido Pagés, quien ha solicitado «ayuda» a los responsables políticos para evitar que se vean atrapados en este conflicto impositivo. A pesar de esta inquietud, y a la espera de saber si los aranceles en EE.UU. se harán efectivos, Pagés ha indicado que la amenaza de Trump podría tener un cierto impacto positivo en las ventas a corto plazo «debido al miedo de algunos importadores estadounidenses». Sin embargo, ha puntualizado que esto solo sería aplicable a los productos que se venden en el corto plazo y no considera que sea una tendencia generalizada.

El presidente de EE.UU., Donald Trump / EP
El presidente de EE.UU., Donald Trump / EP

Un mercado de cocción lenta

La penetración del sector de los vinos y espumosos catalanes en Estados Unidos no es precisamente pequeña. En los últimos datos de Prodeca, se aseguraba que el mercado estadounidense concentraba el 12,6% de las exportaciones vitivinícolas. En concreto, el sector exportó el año pasado a EE.UU. por valor de 78,8 millones de euros, lo que representa cerca del 2% de toda la exportación catalana al país de Trump. “Leemos la noticia sin ninguna ilusión porque el Cava es un producto eminentemente internacional, con un 70% de las ventas destinadas al extranjero”, ha recordado Pagés. Ha recalcado que las exportaciones a Estados Unidos son un pilar fundamental de la actividad de las bodegas y ha asegurado que “cualquier noticia relacionada con aranceles no es positiva”.

Las amenazas de Trump llegan en un momento muy estratégico para el espumoso catalán. En los últimos tres años de sequía, este producto ha sido de los pocos que, aunque ha caído en volumen, ha continuado aumentando en valor. En este sentido, las botellas de espumoso que salen de Cataluña son cada vez más prestigiosas y comienzan a tener una imagen de alta calidad dentro y fuera del sector vitivinícola catalán. Estados Unidos siempre había sido un objetivo histórico, ya que los americanos están más dispuestos a pagar precios altos por productos de calidad. Sin embargo, desde la DO Cava han asegurado que no saldrán del mercado americano tan fácilmente. Pagés ha confirmado que el Cava “no puede dejar de invertir en Estados Unidos porque es un mercado de trabajo a largo plazo”. De esta manera, ha asegurado que “cuesta mucho entrar en un mercado y mantenerse vivo” y ha advertido que “si el Cava sale de Estados Unidos, se perderá el trabajo realizado y otros ocuparán ese lugar”.

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