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Cataluña quiere aportar conocimiento e historia al ‘Mito de la Malvasía’

«La recuperación de la malvasia permite también recuperar una parte de la historia del Mediterráneo, de las rutas culturales y de la relación entre pueblos y países, de diferentes perfiles hermanados por la cultura del vino. Además, es una oportunidad para fortalecer una variedad patrimonial de Cataluña«. Son palabras de la directora de INCAVI, Alba Balcells, hechos en el marco de un viaje a Canarias, en el cual acompañada por el jefe de servicio de viticultura y enología de la INCAVI, Xoan Elorduy, ha podido tratar posibles colaboraciones en materia de fomento del patrimonio de variedades de viñas recuperadas, entre las cuales, la malvasia.

La agenda del viaje ha permitido al equipo catalán reunirse con la Consellería de Agricultura del Gobierno de Canarias, el Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA), el Cabildo de La Palma y el Consejo Regulador de la DO La Palma.

De izquierda a derecha: Alba Balcells y Xoán Elorduy (INCAVI) con el DG del ICCA, Basilio Pérez, y el presidente de la DO La Palma, Adalberto Martín | Foto: INCAVI

El Mito de la Malvasia

La misión tenía entre sus objetivos debatir sobre un proyecto de ámbito europeo, ya activo, que nació antes de la pandemia de la suma de sensibilidades de espacios leader de desarrollo rural de Italia, Grecia y Croacia y que ahora está a punto de iniciar una segunda fase en la cual podría tener cabida Cataluña y tal vez las Canarias. El Mito de la Malvasia pretende unir, a través de una ruta transnacional, varias regiones y valores patrimoniales que existen en torno a esta variedad de tradición histórica en el Mediterráneo.

«La malvasía cumple todos los requisitos para garantizar el éxito de una iniciativa como esta», dice Alba Gràcia, historiadora y coordinadora del Centre d’Interpretació de la Malvasia de Sitges, CIM. Gràcia comparte con Vadevi que se trata de una de las variedades «que más ha viajado en todo el Mediterráneo y el Atlántico», que «tiene prestigio» y que además ha dejado legado a través de la literatura –Tirant lo Blanc, Shakespeare…- y de documentación histórica que «ha permitido construir relatos inmateriales culturales en muchos territorios diferentes», dirá la historiadora. Además, señala el hecho que la ruta no se basa únicamente en la viticultura o en el producto como tal, sino que es un proyecto totalmente multidisciplinario: puede tener relación con la recuperación o mantenimiento de viñas urbanas, con un museo con paisaje de malvasía, o con un tour medieval que se explique directa o indirectamente a través del recorrido.

Imagen promocional de la ‘8.ª Semana de La Malvasia’

Sea como fuere, si bien la pandemia puso el proyecto en pausa, ahora se retoma una segunda fase desde donde Cataluña necesitará identificar la ciudad o territorio que podría entrar, teniendo en cuenta que Sitges no es en ningún caso una ciudad leader, a pesar de que cumpla con creces el resto de requisitos para formar parte. «Somos un proyecto turístico y regenerativo«, apunta l’Alba, un museo consolidado que habla de malvasía, que lo interpreta y que hace difusión. Así lo entendieron los gestores del proyecto después de una visita durante la última Semana de la Malvasia en la cual los han considerado «actores clave». Si Cataluña entra, pues, el territorio acontecerá un activo importante de un proyecto que ya ha sido catalogado, en la primera fase, como patrimonio mundial de la Unesco.

Identificación y preservación de variedades autóctonas

Formar parte de este proyecto podría dar respuesta a uno de los objetivos prioritarios por el INCAVI y detallados en el suyo plan estratégico, donde determinan la voluntad de identificar, preservar y ofrecer al sector de forma más activa las variedades de viña autóctonas del país como recurso para diferenciar competitivamente y contribuir a valorar las producciones de vinos de Cataluña.

Por cierto, que la visita a las Canarias también sirvió para tratar la sostenibilidad y rentabilidad de las viñas que se encuentran en situaciones geográficas complicadas dentro del marco del CERVIM (Centro de Investigación, Estudios, Protección, Coordinación y Valorización de la Viticultura de Montaña) del cual el INCAVI es miembro activo; y para compartir el conocimiento en la prospección de variedades ancestrales perdidas.

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