La primera domesticación de la viña tuvo lugar a la vez en el Cáucaso y en el Oriente Medio hace 11.000 años. Así lo afirma un equipo de investigadores de 16 países que, en un artículo publicado en la revista ‘Science’, atrasan 3.000 años el momento en que se cree que nació el cultivo vitícola tal como lo conocemos. El descubrimiento se hizo gracias a un análisis genético de las variedades de uva, que han echado la vista atrás hasta establecer el que, creen, es el momento cero del cultivo de la viña.
Unos orígenes misteriosos
Si bien las muestras arqueológicas más antiguas de viticultura se han encontrado en el Cáucaso y se cree que tienen unos 8.000 años, la domesticación temprana de la viña había sido un misterio hasta ahora. Muchas de las civilizaciones antiguas, tanto de Europa como de Asia, tenían muy arraigado el consumo de vino a su cultura, pero, sobre su origen, se sabe muy poca cosa.
Una gran tarea de secuenciación genética
En este estudio, los científicos han secuenciado los genes de casi 2.500 variedades de uva de Eurasia y el norte de África, mayoritariamente de ‘Vitis vinifera’ pero también de su antepasado Vitis sylvestris. Al ver los parecidos y las diferencias entre ellas, han podido reconstruir el árbol genealógico de la viña y ver de qué manera ha ido cambiante y qué son sus orígenes, llegando al inicio de la domesticación.
Los resultados apuntan claramente que todas las variedades modernas descienden de la ‘Vitis sylvestris’, que ha estado presente a gran parte de Eurasia y el norte de África desde hace centenares de miles de años, y que la especie se dividió en dos variedades, una en el Oriente Medio y otra en el Cáucaso. Si la primera domesticación tuvo lugar a primeros de la Revolución Neolítica y es la que tuvo más importancia, la segunda, prácticamente simultánea, tuvo una influencia mucho más limitada.
Una planta y un conocimiento que se propagó
A partir de aquí, las migraciones llevaron la nueva ‘Vitis vinifera’ por toda Europa y el norte de África, en el oeste, y también hacia Asia, siguiendo unas rutas muy parecidas a las que se sabe que propagaron la agricultura y las culturas que la practicaban. Durante este proceso, además, la ‘Vitis vinifera’ fue cruzada con la Vitis sylvestris, haciéndola más apta para la producción de vino.
Es posible, de hecho, que ya entonces los viticultores y probablemente productores de vino primitivos ya supieran qué buscaban en la uva para elaborar el mejor producto posible. Un ejemplo del alto nivel cultural y de conocimiento experiencial que se tenía en aquella época. A partir de aquí, los ejemplares considerados mejores empezaron a ir cada vez más lejos junto con el conocimiento de su cultivo, pasando a formar parte de estas culturas hasta llegar a nuestros días.
