Mezclar helados y vino puede ser una idea para el verano que, si se encuentra la combinación correcta, puede dar como resultado una experiencia tan sorprendente como deliciosa. En un artículo publicado en la publicación norteamericana Wine Enthusiast, un grupo de expertos proponen cuáles son los criterios más adecuados en la hora de mezclar dos productos que por sí solos ya gusten a la mayoría de personas.
La lista de maridajes sorprendentes entre vinos y alimentos de todo tipo es muy larga, pero el verano hace pensar en la manera como se puede combinar el vino con los helados, un producto típico de esta temporada. Aunque de entrada pueda parecer extraño, es posible hacerlo. Al fin y al cabo, si se marida el vino con queso, ¿por qué no hacerlo con otro producto lácteo como es un buen helado?
La temperatura, el gran obstáculo
El gran problema, dirán, es la temperatura del helado, pero los expertos consultados insisten que, si se hace con cuidado, el maridaje es posible. Es por eso que ofrecen algunos consejos a partir de los cuales podemos mirar de experimentar y crear nuestras combinaciones preferidas para disfrutar del verano y, también, para ofrecer a nuestros amigos si nos visitan.
Lo cierto es que, como el vino, si el helado es demasiado frío se pierden los sabores. Así pues, una primera idea es tener esto en cuenta y dejar el helado un rato a temperatura ambiente antes de servirlo, ablandándolo un poco y permitiendo captar más todos sus matices. Además, y teniendo en cuenta que el frío siempre duerme un poco el paladar, se recomienda probar el helado y esperar unos siete segundos antes de beber vino.
La dulzura, un factor importante
La dulzura también es un factor que hay que tener en cuenta. Para lo cual, pero, solo hay que recordar una de las normas más importantes del maridaje: el vino tiene que ser más dulce que el comer. Esto da un gran abanico de posibilidades, porque tanto de vinos como también de helados hay de mucho más y de mucho menos dulces.
En el caso de los helados que lo son más, pero, habría que recurrir a algunos vinos, fortificados o no, que tienen más azúcar, si bien los más afrutados, aunque no sean dulces, también pueden ser una buena idea. Por otro lado, los helados de sabores menos habituales pueden permitir, incluso, el maridaje con vinos secos.
Los taninos pueden ser un problema
Los taninos pueden ser un reto en la hora de maridar y, en el caso de los helados, hay que ir con mucho cuidado. Los sabores amargantes o astringentes de los vinos con muy contenido de taninos pueden combinar bien con carne grasienta, que los suaviza, pero si se marida con un helado dulce, el resultado es que el vino tiene un gusto amargando desagradable. Así pues, es mejor evitarlos en este contexto.
Algunos ejemplos
Los expertos consultados por Wine Enthusiast dan algunas ideas de maridajes de vinos y helados que pueden salir bien: un Pinot Noir rosado con helado de galleta de mantequilla, un helado de vainilla con un vino de hielo Pinot Gris, el helado de vainilla con un vino tinto dulce, helado de café con Jerez… las posibilidades son muchísimas y, al final, experimentar es la mejor manera de descubrir cuáles son las nuestras combinaciones preferidas.
