El uso que hacemos los humanos de los suelos de nuestro planeta los está degradando enormemente. Según uno informe presentado el año pasado por las Naciones Unidas, el 40% de la superficie ya ha sido malograda y la agricultura, especialmente en su vertiente más moderna e industrializada, es la gran responsable. Hace unos meses, el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) hacía públicas cinco recomendaciones para volver la salud a los suelos de la Tierra y una de ellas, la agricultura regenerativa, tiene un gran apoyo al sector vitivinícola catalán gracias a la Asociación Viticultura Regenerativa.
Un punto de encuentro para «compartir conocimientos, prácticas y experiencias»
Como recuerda Miquel Torres Maczassek, director general de Familia Torres, la asociación fue fundada el 2021 por esta bodega junto con Clos Mogador, Can Feixas, Jean Leon y la consultora AgroAssessor. Su objetivo es «compartir conocimientos, prácticas y experiencias» sobre una forma de cultivo que se basa en comprender e imitar los procesos naturales, una «concepción holística de la viticultura» que, creen, es «el único modelo que tiene sentido» ante la emergencia climática.
Cambiando el paradigma de la agricultura, se quiere parar la agresión a los suelos, recuperar la fertilidad, mejorar la uso del agua y la salud de la biodiversidad y, incluso, aumentar la captura de carbono del aire. Con todo esto, además, también se puede devolver a la vida zonas que habían ido quedando despobladas, consiguiendo todavía otro beneficio.
Técnicas adaptadas a las particularidades de cada suelo
«Nos hemos formado en gestión holística en el Allan Savory Institute«, explica Miquel Torres, y si bien hay «una amplia base común» dentro de la agricultura, «cuando realmente entras en el detalle es cuando ves las diferencias». Con el estudio de los ciclos naturales del agua y del carbono, de las relaciones entre minerales, microorganismos, materia orgánica…, la agricultura regenerativa propone varias técnicas que hace falta de adaptar a cada tipo de suelo.
Eliminar el labrado o recuperar la cubierta vegetal de los cultivos, por ejemplo, permite mantener más baja la temperatura y mejora la capacidad de retener agua, reduciendo la erosión e incluso mejorando la captación de carbono. «La mejor manera de avanzar», afirma Torres, es «compartiendo conocimientos y experiencias específicas». Es por eso que se organizan webinars, se hacen visitas de campo y se celebra un simposio anual con grandes nombres del mundo de la agricultura regenerativa, la tercera edición del cual tendrá lugar el próximo 16 de mayo en el Priorat.
Un modelo que crece en todo el planeta
Esta gestión holística de los cultivos es seguida por miles de propietarios y gestores del suelo de todo el mundo que quieren ir más allá y mirar su actividad y los medios con que la llevan a cabo de una manera global. El objetivo es ayudar a los ecosistemas donde trabajan y asegurar, además, un futuro mejor también para nosotros.
En el caso de la Asociación de Viticultura Regenerativa, de los socios iniciales pasó a tener más, tanto de Cataluña como de España y, finalmente, a nivel internacional. Actualmente, explica Miquel Torres, hay 80 miembros de México, Francia, Portugal, Argentina o Chile, por ejemplo. «Somos bastantes bodegas catalanas», apunta, «muy implicados en este tipo de viticultura». Algunas de las últimas incorporaciones, de hecho, son La Vinyeta o Juvé & Camps.
Una certificación específica para los vinos provenientes de la agricultura regenerativa
Además, a raíz de este interés, algunos socios expresaron la voluntad de obtener una certificación. Si bien ya existían en cuanto a agricultura regenerativa, no existía una de específicas para la viticultura, explica Torres. Es por eso que la asociación ha creado una, desarrollada junto con ECOCERT, empresa reconocida en el campo de la certificación ecológica y regenerativa. Como es de alcance internacional, todas las bodegas interesadas pueden optar.
«Está previsto que las primeras certificaciones se lleven a cabo esta primavera», afirma el director general de Familia Torres, y los primeros vinos con el Sello RVA (Regenerative Viticulture Alliance) podrían aparecer «a lo largo del año». En cuanto a la bodega familiar que dirige, Miquel Torres explica que su intención es «transformar todas nuestras viñas en regenerativa y certificarlas».
Este proceso, está claro, tardará años. «Lo estamos haciendo despacio. Actualmente, ya aplicamos las prácticas regenerativas en el 40% de nuestras viñas y haremos auditar las fincas más avanzadas esta primavera». Esto, remacha Torres, querrá decir que «cerca del 20-25%» de los vinos de la bodega, incluidos «algunos de los más emblemáticos», estarán certificados pronto.
