El mundo del vino es un motor económico y cultural en el estado español, con Catalunya como uno de sus principales referentes. Aunque no sea la región que más vino exporta en volumen, se destaca por la calidad y el precio de sus vinos embotellados, cada vez más valorados en el extranjero. Su apuesta por los cultivos ecológicos la ha situado a la cabeza del Estado y ha reforzado su imagen internacional. Este peso catalán se enmarca dentro de un sector que tiene una presencia clave en la agricultura y la industria, y que mantiene una contribución destacada en la economía del país.
El sector vitivinícola catalán es uno de los más importantes a nivel de exportaciones de valor. En este sentido, aunque no sea el territorio que más cantidad de vino exporta, forma parte de las regiones que venden más vinos embotellados al exterior. Así pues, mientras Castilla-La Mancha se mantiene primera en exportaciones gracias al granel, Catalunya se ha adjudicado la tercera posición y la segunda en términos de precio, valor y calidad. En otras palabras, desde Catalunya sale menos vino, pero se vende a un precio más elevado. Además, las bodegas catalanas triunfan en el extranjero debido a su gran apuesta por los cultivos ecológicos y se convierten en la zona del estado español con más viña ecológica. Por ello, cada vez hay más países extranjeros que se interesan por los vinos y espumosos catalanes.
Que las exportaciones catalanas sean un buen activo para el sector vitivinícola español es una de las conclusiones del informe Relevancia económica y social del sector vitivinícola en España, elaborado por Analistas Financieros Internacionales (Afi) para la Interprofesional del Vino de España (OIVE). El estudio, basado en datos recientes, analiza la importancia del sector en la economía y la sociedad españolas. Según el documento, el sector vitivinícola ocupa un lugar central en la agricultura y la industria nacional. Su aportación al producto interior bruto (PIB) se sitúa en torno al 1,6% y representa cerca del 2% del empleo total. Además, genera un superávit comercial superior a 3.100 millones de euros anuales y contribuye a las arcas públicas con más de 4.260 millones de euros al año. En definitiva, el sector es prácticamente esencial y más allá de su relevancia cultural ha demostrado ser todo un éxito económico, gracias en parte a las aportaciones catalanas.

Las pymes también en el sector vitivinícola
No es ningún secreto que el estado español es un país de pequeñas y medianas empresas y el sector vitivinícola no es la excepción. La propiedad de la viña está muy fragmentada: hay más de 532.000 viticultores registrados y casi el 70% de las explotaciones no supera la media hectárea, mientras que solo un 4% tiene más de diez hectáreas. Según apunta el informe oficial, esta atomización contribuye a fijar población en zonas rurales y frenar la despoblación, aunque dificulta la mecanización y la eficiencia productiva. Aparte, el empleo total equivale a más de 386.000 puestos a jornada completa (EJC), lo que supone alrededor del 2% del empleo nacional. De ellos, unos 201.000 son directos y el resto se reparte entre empleos indirectos e inducidos.
Cultivo famoso y ecológico
El estado español es el país con más volumen de viñas del mundo. En concreto, dispone de una superficie media de viña de 924.000 hectáreas entre el 2019 y el 2024, lo que supone aproximadamente el 13% de la viña mundial. Sin embargo, ocupa el tercer lugar en volumen de producción, por detrás de Italia y Francia. Esta diferencia es consecuencia del predominio del cultivo de secano (67% del total), dependiente de las lluvias y vulnerable a la sequía. Los últimos tres años han sido muy complicados para este tipo de cultivos y la sequía ha dejado imágenes desoladoras y producciones muy bajas en muchas regiones vitivinícolas del Estado, entre ellas Catalunya. En total, la sequía provocó una caída del 21,7% en la producción, afectada también por las altas temperaturas.
El producto ecológico ya no es solo una demanda del mercado, sino que también ha demostrado ser un gran aliado contra el cambio climático. Fortalecer las viñas con lo que ya proporciona la tierra, tener variedades autóctonas plantadas y utilizar productos que cuiden del medio ambiente crean plantas resistentes, no a cualquier cosa, pero sí a algunos cambios meteorológicos, incluso la sequía. Gracias a Catalunya, el estado español lidera la viña ecológica mundial, con más de 166.000 hectáreas en 2023, lo que equivale al 18,2% de la viña nacional y un crecimiento del 37% desde 2019. En cuanto a la producción del estado español también ha ido cambiando, siguiendo sobre todo las tendencias de mercado a escala internacional. Los vinos blancos han aumentado hasta representar el 57% del total, frente al 43% de los tintos y rosados.