Cuando llega el invierno, el paisaje vinícola de Cataluña se transforma. Las viñas entran en reposo, las hojas desaparecen y el silencio domina los valles, las colinas y las llanuras. Es un momento del año a menudo menos conocido por los visitantes, pero que esconde una belleza fría y una calma especial que no se encuentran en ninguna otra estación. Lejos del bullicioso agosto o de la efervescente primavera, el invierno ofrece una manera radicalmente diferente de entender el vino: más íntima, más pausada y, sobre todo, mucho más conectada con el ritmo real de la viña.
Cada vez más bodegas catalanas aprovechan esta estación para proponer actividades que solo tienen sentido cuando hace frío, cuando la viña duerme y cuando en la bodega la crianza avanza lentamente. Hemos seleccionado cinco experiencias de enoturismo exclusivas de invierno, todas de bodegas concretas y con identidad propia. Cada una refleja un aspecto único del ciclo vitícola y de la cultura del vino cuando bajan las temperaturas.
Jean Leon: enoturismo de invierno entre vino, quesos y arte
Durante las fiestas de invierno, la bodega Jean Leon, en Torrelavit (Alt Penedès), mantiene abiertas las puertas y propone diversas experiencias de enoturismo pensadas para descubrir su historia, sus vinos y su entorno con calma. La bodega permanecerá abierta todos los días festivos excepto el 25 y 26 de diciembre y el 1 y 6 de enero. Entre semana y sábados, los visitantes pueden elegir entre diferentes formatos de visita: El viaje de Jean Leon, una experiencia inmersiva que repasa la trayectoria vital del fundador y el proyecto vitivinícola, disponible en inglés (10 h) y español (12.30 h), así como un maridaje de vinos con quesos artesanales en catalán (11.15 h). Los domingos, el programa se mantiene con pequeños ajustes lingüísticos: El viaje de Jean Leon se ofrece en inglés (10 h) y catalán (12.30 h), mientras que el maridaje de vinos y quesos se realiza en español (11.15 h).
Además, este invierno la bodega acoge la exposición de la artista Assumpció Mateu, autora de la obra que ilustra la etiqueta de Jean Leon Vinya La Scala Cabernet Sauvignon Gran Reserva 2018. Mateu es una artista que trabaja con las manos y con productos naturales. Su vínculo con la tierra y el vino le proviene de su pasado, cuando vivía de cerca la vida de campo. La exposición está abierta a todos los visitantes y se puede visitar independientemente de realizar o no la visita enoturística, avisando previamente a la bodega.
Cata de vino dulce y turrones en Mas Blanch i Jové: una Navidad entre esculturas
En la Pobla de Cérvoles, en el límite entre Garrigues y la Sierra de la Llena, Mas Blanch i Jové organiza cada diciembre una cata muy especial: el “Tast Nadalenc entre escultures”, una actividad que combina arte, paisaje y gastronomía típica del invierno. La bodega presenta sus vinos y los marida con turrones artesanales, almendras garrapiñadas y chocolates. La dulzura del vino y estos productos de temporada crean un hilo conductor claramente navideño. La visita incluye un paseo por la Viña de los Artistas, el museo al aire libre donde esculturas monumentales conviven con las viñas desnudas. El contraste entre el arte, el frío y la tierra dormida genera una atmósfera casi poética. Es una experiencia corta pero intensísima, perfecta para hacerla en familia o con amigos antes de las fiestas.
En Cataluña, el enoturismo de invierno todavía es un secreto a medias. Pero estas propuestas demuestran que es un momento ideal para descubrir bodegas, comprender el ciclo natural de la viña y disfrutar de catas que no se realizan en ninguna otra época. La quietud de los campos, las barricas en reposo, el fuego encendido, los aromas de chocolate, de turrón, de aceite nuevo… Todo esto forma parte de una estación que nos invita a escuchar y observar más, a disfrutar del vino de una manera más lenta y profunda. Si eres de aquellos que asocian vino, naturaleza y cultura, el invierno puede ser tu mejor aliado. Y estas cinco experiencias, un punto de partida excelente para descubrirlo.

