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La falta de interés de los jóvenes frena la recuperación del consumo de vino

La caída del consumo de vino es un conflicto que preocupa al sector vitivinícola mundial. Hace años que las cifras no dejan de bajar, lo que provoca un estado permanente de incertidumbre y, sobre todo, obliga a las empresas a buscar nuevas maneras de poner el vino sobre la mesa de los hogares. Cataluña se encuentra en esta espiral de búsqueda de nuevos consumidores dispuestos a pagar por los vinos y, como en todo el mundo, parece que no da sus frutos. Aun así, los últimos datos apuntan que el consumo catalán de vino está muy por encima de la media del estado español y se constituye como el tercer territorio que más vino bebe, solo superado por La Rioja y las Islas Baleares. A pesar de los esfuerzos para lograr que los jóvenes se incorporen al círculo de consumo, las cifras en el estado español continúan demostrando que son los mayores de casa quienes compran vino, mientras que los jóvenes -mayores de edad- prefieren otras bebidas. A la disminución del consumo también se suma el aumento del valor del vino a escala española, ya que los productos del sector se encarecen año tras año, una situación que reconoce el valor añadido de los productos, pero al mismo tiempo podría hacer retroceder aún más sus ventas.

Los catalanes beben mucho más vino que la media de habitantes del territorio español. En concreto, Cataluña aglutina un 16,3% de la población en edad de consumo y en 2024 se bebía un total de 9,5 litros por persona, según las cifras que ha hecho públicas el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca. El dato es el tercero más alto de todo el Estado y queda por detrás de La Rioja (16,6 litros per cápita) y las Islas Baleares (10,1 litros por persona). Durante el año pasado, la media del estado español era de 6,9 litros por persona, lo que deja a los catalanes como grandes defensores del consumo de vino en el Estado. Sin embargo, la tendencia va a la baja. No es ningún secreto que en todo el planeta el consumo de vino ha caído. En 2024 el consumo doméstico en el estado español retrocedió un 2,4 en volumen y suponía un 1,37% del presupuesto de los hogares para alimentación y bebidas. Así pues, el vino no se encuentra entre las prioridades de los consumidores, sobre todo los más jóvenes.

La juventud es la asignatura pendiente del sector vitivinícola. A escala de consumo, en el estado español prácticamente no hay nuevas generaciones que compren vino. Las cifras publicadas por el ministerio defienden que el consumidor responsable de la mayor parte de las compras de vino en el territorio tiene más de 65 años. De esta manera, concentran el 52,9% de las compras de botellas y tienen un consumo per cápita muy por encima de la media territorial, de 14,3 litros al año. En el extremo opuesto se encuentran los jóvenes y las parejas jóvenes sin hijos o con niños pequeños. Este grupo aglutina solo el 8% del volumen de las compras de vino en el estado español y solo consumen alrededor de 1,7 litros por persona al año y confirman así las preocupaciones del sector sobre la falta de consumo entre los jóvenes.

A la falta de interés por el vino que tienen los jóvenes se le suma el aumento de su precio. En este sentido, mientras el volumen va a la baja, las botellas cada vez son más caras. De hecho, el año pasado el precio medio aumentaba un 3,9% en comparación al 2023 y se sitúa ya en los 3,56 euros por litro. Este incremento muestra la evolución positiva de los vinos a escala de valor, ya que en el segmento del consumo doméstico de bebidas, el vino supone un 18,6% del valor total y solo un 5,2% del volumen. Esta situación, que se celebra desde el sector vitivinícola, porque puede indicar que hay más predisposición a valorar los vinos por su valor añadido y no solo por contenido, también tiene otra lectura. Ante la caída del consumo y el aumento del IPC, los vinos son más caros que hace unos años, lo que lo arrincona en la lista de la compra.

Detalle de la parte superior de botellas de cava en la línea de embotellado / ACN (Gemma Sánchez)
Detalle de la parte superior de botellas de cava en la línea de embotellado / ACN (Gemma Sánchez)

Un giro de guion en el consumo de vino

Las tendencias mundiales hace tiempo que avisan de que el vino tinto cada vez se consumirá menos. El alcohol, la frescura o los sabores más ácidos son algunas de las razones por las cuales algunos expertos reconocen que el vino blanco podría empezar a ganar posiciones. No obstante, parece que en el estado español esta tendencia aún no se ha implementado del todo. De esta manera, los datos del ministerio confirman que los vinos tintos son los más consumidos en la actualidad. Según las cifras de 2024, los consumidores beben un total de 2,77 litros per cápita al año de vino tinto, mientras que de blanco solo se contabilizan 1,77 litros por persona cada año. Sin embargo, no son los más perjudicados, ya que este 2024 el vino rosado ha sufrido una caída del 40% del consumo en relación con el año anterior y solo se consumen 0,82 litros por persona al año.

En cuanto a la categoría, los vinos amparados bajo una Denominación de Origen continúan siendo los más famosos. En este sentido, los consumidores se fían más de un vino que se ha hecho con las regulaciones de las DO o de las IGP (Indicación Geográfica Protegida) que no de botellas sin estas calificaciones. La realidad del sector vitivinícola es que la calidad no está ligada a estas categorías, pero parece que el consumidor percibe esta segmentación como un distintivo cualitativo. En los datos del ministerio se confirma que los vinos con DO agregan el 50,8% de las compras en volumen, pero el 73,8% en valor, lo que consolida su liderazgo en el mercado. Por otro lado, los vinos sin DO representan el 41,9% del volumen, pero solo el 20% del valor. Los porcentajes restantes equivalen a los vinos con IGP que aglutinan el 7% del volumen y el 5,5% del valor.

Los supermercados, líderes en ventas

Sea como sea, es evidente que el vino se cuela en las listas de la compra de los catalanes y españoles y, por tanto, es un artículo de supermercado. Es por eso que no desentonan los datos del ministerio que concluyen que el 52,9% del volumen total de vinos del territorio se vende en supermercados. Aunque registra una caída del 3,3% en comparación con el 2023, sigue siendo el espacio de compra más interesante para los consumidores. Le siguen los hipermercados con un 15,4% que, aunque están en diferentes categorías, son establecimientos de compra muy similares. Los establecimientos al por menor también obtienen una buena puntuación, con un 15% del consumo; sin embargo, la cifra se reduce un 1,9% en comparación con el 2023. Los más castigados por los hábitos de compra de los españoles, sin embargo, son los comercios en línea que solo aglutinan un total del 1,9% de las compras de vino y además experimentan este 2024 una leve caída del 0,8%. Esta tendencia de compra demuestra que buena parte de los consumidores compran vino de paso, es decir, que lo incluyen en sus listas de la compra más allá de ir a buscarlo de manera específica.

El consumo de vino en el estado español no es deprimente en relación a otras zonas, pero para ser un territorio vitivinícola aún falta mucha concienciación, sobre todo en las generaciones más jóvenes. Si bien es cierto que las cifras se mantienen con caídas poco significativas, esta nueva era en la que el vino ya no forma parte de las mesas de los hogares del mundo es una preocupación para elaboradores y agricultores. Mientras Cataluña se mantiene por encima de la media, otros territorios del estado español con el mismo volumen de población en edad de consumo tocan fondo, como por ejemplo la Comunidad de Madrid donde solo se beben 5,2 litros por persona al año. Un factor que podría ser decisivo a la hora de incentivar tanto la compra como el consumo y que mantiene al sector alerta a la espera de un giro global o de una nueva tendencia que devuelva el vino al punto de mira.

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