La caída general del consumo de vino en el mundo podría tener causas demográficas. La realidad es que las dos grandes generaciones que lideran y cierran las filas de los consumidores de vinos se han desencantado de la bebida. Los Baby Boomers y los Millennials han demostrado ser clientes poco fieles de la bebida. Los primeros porque cada vez son más mayores y reducen el consumo; los segundos -junto con la Generación Z- se han vendido al por mayor; a la necesidad de probar diferentes elaborados alcohólicos sin quedarse con ninguno. La Generación X (de 45 a 60 años), en muchas ocasiones olvidada por la gran envergadura de sus predecesores, se ha convertido en los consumidores más estables. Estas personas son el grupo que más gasta al año en vino y también una de las generaciones que actualmente aglutina más riqueza. Son fieles, bebedores frecuentes y su salud todavía no es una prioridad como para dejar de hacerlo. Es por eso que se les empieza a ver como la salvación de un sector que tras centrarse mucho en los Z podría haber pasado por alto la gran implicación de los X.
Un informe de Vinetur confirma que sin la Generación X el vino habría sufrido caídas mucho más pronunciadas en todo el mundo. En primera instancia, el documento reconoce que la fragilidad de las tendencias y cómo estas son susceptibles de continuar o terminar dependiendo de la gente que las siga. El sector vitivinícola vivía acostumbrado a los Baby Boomers, personas que habían bebido vino toda su vida y, por tanto, habían estabilizado el consumo. Una vez los del 64 se han hecho demasiado mayores para mantener el consumo de vino de manera regular, el sector se giró a mirar a los Millennials y los Z, dos generaciones muy jóvenes que no buscan una bebida preferida, sino beber de todo durante mucho tiempo. El conflicto estaba servido para buena parte de las bodegas del mundo, que veían en los Boomers, la pérdida de la estabilidad del consumo y en los más jóvenes, la caída masiva de las ventas. No obstante, parece que nadie contaba con la Generación X, demasiado jóvenes para dejar de beber por salud o vejez y demasiado mayores para seguir de cerca las tendencias y modas actuales.

Los X no solo son animales de costumbres, sino que aglutinan buena parte de los ingresos de la población con edad para consumir alcohol. Tal como explica el informe, esta generación en los Estados Unidos conforma un 17% de los bebedores, pero acumulan un total del 30% de la riqueza. Una cifra que los convierte en un grupo muy atractivo a la hora de vender un producto. Además, también son consumidores comprometidos con las bebidas alcohólicas y según NielsenIQ (NIQ) -empresa líder mundial en inteligencia del consumidor- la Generación X compra alcohol con más asiduidad que cualquier otra generación, con una media de 35 compras al año. En cuanto al sector del vino, se estima que supone el 27% de estas ventas, unos datos que confirman que ya han superado a los Baby Boomers, que históricamente habían roto récords y se habían colocado como el grupo generacional más estable hasta la fecha.
Menos vino, pero de más calidad
El informe de Vinetur reconoce a la Generación X como una de las más reflexivas a la hora de comprar. Si bien es cierto que son los compradores más frecuentes, también forman parte de la caída de las ventas en volumen. La realidad de los X es que compran por calidad y se han acostumbrado a mirar mejor todo lo que beben. Como también son una generación con suficiente riqueza, se toman su tiempo en elegir un buen producto y, en el caso del vino, no les cuesta pagar más dinero si el producto es de calidad verdadera. También son grandes buscadores de experiencias, es decir, no se conforman solo con una botella que expone un contenido de calidad, sino que les gusta viajar a la matriz. Son una generación especialmente ligada al enoturismo y al valor añadido del vino. Según el documento, son más propensos a hacer catas de vino, visitar locales de compra e incluso ir a bodegas. Sin embargo, Vinetur los define como connoisseurs discretos, ya que son visitantes que priorizan las experiencias tangibles, más serias y sin eventos sociales enérgicos, a diferencia de los Millennials y los Z.
Equidistantes en tecnología y salud
La Generación X también es todo un reclamo para el sector por su interpretación de la salud, la tecnología y la sostenibilidad. Mientras los más jóvenes viven mucho más concienciados con el cuidado del medio ambiente, el grupo X ve matices. En este sentido, los Millennials y los Z buscan productos comprometidos al 100% y cada vez dejan fuera a más empresas por no ser lo suficientemente sostenibles. Para estas generaciones, el cambio climático es un conflicto de demasiado peso para pasarlo por alto a la hora de comprar elaborados, incluso vino. Los X toman decisiones de compra impulsadas principalmente por los factores establecidos como el gusto, la calidad, la reputación de la marca y la tipicidad regional. De esta manera, el documento revela que la sostenibilidad no se encuentra dentro de la lista de prioridades de los X.
La salud también es un aspecto que se percibe de manera similar. Así pues, la Generación X tiene «una relación más equilibrada con el alcohol», tal como dice Vinetur. Las fuentes consultadas confirman que son menos propensos a beber de manera desmesurada y tampoco están tan preocupados como los Millennial y los Z por los posibles riesgos de la salud del consumo moderado de alcohol. La tecnología también es una ventaja para esta generación. No son nativos digitales, pero no les es extraña la venta en línea. Han devenido la generación más omnicanal. La Generación X, olvidada por muchos, es la estrella actual de todas las estadísticas. Son los más interesados en conservar el vino y los que tienen la economía para hacerlo. En definitiva, se proponen para ser el salvavidas que necesita el sector.