El mundo cada vez bebe menos vino. Las tendencias de mercado apuntan hacia una era donde los vinos no son los protagonistas de las mesas de los consumidores. El orden de prioridades del planeta ha ido cambiando a raíz de las últimas crisis y en la canasta de la compra, el vino ya no es prácticamente obligatorio. El sector mundial -y sobre todo europeo, donde están los países de tradición centenaria vitivinícola- se mantiene alerta con estos datos y continúa buscando salidas para lograr sobrevivir. Muchas voces del sector catalán remarcan que ahora más que nunca es la hora de hacer vinos de calidad y revalorizar los grandes viñedos que tiene Cataluña. Este enfoque responde a las buenas cifras que tienen los vinos premium, un sector selecto de vinos de una calidad excepcional que continúan teniendo su público, aquellos amantes del sector que tienen suficiente riqueza para mantener las botellas en su orden de prioridades principal.
El informe de octubre de 2025 de Liv-ex (el principal mercado secundario mundial de fine wines o vinos de alta gama) muestra señales de recuperación después de un período de caída que duraba desde 2022. En este sentido, las tendencias a la baja afectaban a todos, pero una vez llegada la estabilidad -como en cualquier sector económico del mercado- los consumidores salen de su modo de conservación y aquellos que sí se pueden permitir mantener el vino en la despensa vuelven a comprar. El vino sigue siendo un producto gourmet, que cada vez tiene más sentido en ocasiones especiales, aunque muchos expertos asegurarían -como lo hacía Carlos Latre en este diario- que también tiene gracia «beber vino porque sí». Ahora bien, la realidad del sector se mueve hacia un consumo más austero, hasta el punto de reducirse en su totalidad en los vinos destinados a volumen o con un precio medio. A diferencia de estos vinos, los elaborados de lujo tienen otro funcionamiento y tal como se comprueba en los datos, el mercado al cual acceden ya vuelve a comprar.
Otros datos que corroboran la teoría de una recuperación en el sector premium a diferencia del sector medio de los vinos son los aumentos tanto de volumen como de valor. De esta manera, no es solo que el sector de lujo aumente ventas, sino que también revaloriza aún más sus elaborados. En palabras más simples, los fine wines venden más y a un precio más alto. En concreto, el valor ha aumentado un 9,5%, el número de operaciones un 4,2% y el volumen un 6,4%, superando así las medias registradas durante el tercer trimestre. Al mismo tiempo, la demanda europea ha alcanzado su cuota más alta desde agosto de 2022, con un 39,5% del total y un incremento del 36% respecto al mes anterior. Mientras tanto, otras regiones han mantenido un nivel estable sin variaciones significativas. En términos de regiones productoras y elaborados, el Champagne sigue mostrando una presencia muy fuerte en el mercado, ya que representa el 16% del comercio total y supera los dos millones de libras en ofertas activas.

Otra de las claves para entender este cambio de tendencia es la ratio global bid/offer (la relación entre ofertas de compra y venta) del mercado. Según el estudio, esta se sitúa actualmente en 0,18, lo cual indica una mejora en la confianza de los inversores y sugiere una evolución positiva en la confianza general del mercado. Por lo tanto, mientras el consumidor cotidiano, de vinos de precio medio continúa reduciendo sus compras, el segmento de lujo vuelve a acercarse poco a poco a las ventas de antes de la pandemia, momento clave de la caída de consumo para el cambio de prioridades de los consumidores en general. Para Romain Grudzinski, responsable de mercados europeos en Liv-ex, estos signos de estabilización llegan después de un largo período donde las ventas habían bajado. No obstante, el experto reconoce que algunos comerciantes venden estos vinos por debajo de los precios que en otros años con más bonanza. Ahora bien, para él, este repunte es significativo y demuestra que el consumidor de vinos de alta gama vuelve a comprar.
La fiebre del lujo catalana
Los vinos de alta gama son una categoría en la que solo algunas regiones vitivinícolas tienen el placer de entrar. En este sentido, no solo es una cuestión de precio, sino de calidad del viñedo, de terroir y de la forma en la que se elaboran los vinos. También hay una clara parte que va relacionada con la tradición centenaria de la región. Cataluña podría llegar a cumplir buena parte de estos requisitos, pero la realidad es que la valoración del vino catalán, incluso el de las regiones del territorio más famosas, todavía se encuentra muy por debajo de la de Burdeos o Champagne. De hecho, solo echando un vistazo a los datos se puede comprobar cómo la media de precio de estos vinos ronda los 350 y 400 euros, mientras que el segmento premium de los vinos catalanes todavía se encuentra alrededor de los 100 euros. Además, si bajamos a las cantidades medias absolutas, actualmente el precio medio del vino es de 3 euros. Una situación, pues, que aleja a los vinos catalanes de la cúspide de alta gama, aunque su calidad aumente día a día.
Buenas cifras también a futuro
El informe dedica una sección final a explicar cómo la ratio bid/offer permite anticipar movimientos futuros de precios. Así, cuando esta ratio aumenta, los precios tienden a estabilizarse o subir. En cambio, cuando cae, se considera un aviso de caída futura. De esta manera, su comportamiento se interpreta como un indicador clave de la confianza del mercado y del equilibrio entre la oferta y la demanda. Actualmente, el Liv-ex 100 (el segmento más alto de los vinos de lujo) presenta una ratio de 0,70, la más alta desde abril de 2023. En consecuencia, este nivel muestra una mejora significativa en la relación entre compradores y vendedores. Además, según un modelo estadístico interno, este valor predice solo una caída mínima del 0,6% en los próximos dos meses, lo que apunta a una estabilización del mercado. Al mismo tiempo, otros índices, como el Champagne 50, con una ratio de 0,51, también indican estabilidad en los tres meses siguientes. Asimismo, los resultados sugieren que, tras un período de contracción, los indicadores podrían estar señalando un cambio de tendencia.
En cuanto a la conclusión general, el mercado mundial del vino de alta gama muestra signos claros de recuperación tras una larga etapa de descenso. En este contexto, los vinos icónicos, especialmente los procedentes de Burdeos, Toscana y Champagne, ejercen un papel determinante en la recuperación. Paralelamente, los compradores europeos han reforzado su presencia y contribuyen a la reactivación de las operaciones, es decir, que cada vez hay más confianza en este mercado. Por eso, las ratios bid/offer actuales apuntan a una estabilización inminente y, posiblemente, a una lenta revalorización de los precios en los próximos meses. En definitiva, el comportamiento de la ratio y su evolución reciente refuerzan la percepción de que el mercado de los fine wines avanza hacia una etapa de mayor equilibrio y confianza.
