Era una antigua zona de cultivo al Plan de Manlleu que hacía años estaba abandonada y por culpa del paso del tiempo había quedado escondida bajo el bosque y la vegetación. Ahora, la bodega Loxarel ha decidido volver la vida a esta parcela y ha replantado poco más de 10 mil cepas con el sistema vas y con la variedad garnacha. 2,9 hectáreas que darán uva después de unos cuántos meses de trabajo para limpiarla y hacer esta reconversión, de la que esperan, en tres o cuatro años, poder cosechar la base para elaborar OPS, uno de sus vinos tintos más emblemáticos.
La viña de la abuela Paquita
Han bautizado la nueva plantación con el nombre de
La recuperación de esta viña ha comportado la reconstrucción de 310 metros del antiguo margen de piedra seca que bordea todo el camino. Un trabajo que, como se puede ver en el video superior, se ha reconstruido manualmente, piedra a piedra, tal como se había hecho antiguamente y como continúan haciendo los picapedreros profesionales. Las tareas de recuperación del margen han durado un año y tres meses y solo se han usado piedras de la misma viña y del entorno.

Compromís con la poda de respeto
Tanto en estas viñas de altura como en todas sus fincas, Loxarel ha implantado el sistema de la poda de respeto para alargar la vida de las cepas. Este tipo de poda, que básicamente consiste a no arrancar tanto la ramificación de la planta, permite respetar el flujo de savia, evita la propagación de enfermedades de la madera y protege la cepa de plagas y hongos. Mejora el estado sanitario general de la llanura, es más sostenible y permite alargar significativamente la vida de las cepas.