VadeVi
De la ciudad a la bota: la historia del único vino producido en Barcelona

Collserola es el pulmón de Barcelona. La montaña que rodea la capital catalana -hogar de flora y fauna autóctona del país- se ha convertido en el pequeño oasis verde que todo barcelonés visita cuando quiere desconectar. El paraíso detrás de los rascacielos y edificios emblemáticos es una atracción turística para extranjeros y locales que, cansados de la ciudad, buscan reconectar con la naturaleza. Precisamente en este espacio idílico se esconde la bodega Can Calopa, un proyecto sociocultural que cultiva, produce y comercializa los únicos vinos y aceites hechos en Barcelona. Con espíritu de cooperativa y una producción ecológica, la bodega también es un centro de reinserción laboral donde personas en riesgo de exclusión tienen la oportunidad de aprender el oficio. Una antigua casa de campo y más de 100 hectáreas de tierra son los testigos de cómo un gobierno municipal restauró una masía para hacer vino y más tarde, un grupo de entusiastas y amantes de la naturaleza solidificaron un negocio emblemático que treinta y cinco años después es el principal soporte económico de medio centenar de trabajadores.

«Esta es una masía del siglo XVI que ha pasado por muchas manos», explica la responsable de enoturismo de la bodega, Mar Adan. De hecho, el primer propietario de Can Calopa, el heredero de la familia que da nombre a la casa de campo, ya producía vino. Entre las diferentes habitaciones del hogar, donde ahora se encuentra la nueva bodega, hay una prensa del siglo XIX, lo que indica que antes de que el ayuntamiento restringiera los cultivos en Collserola, en esta casa centenaria ya se elaboraba vino. Aun así, el proyecto tardó en llegar a manos de L’Olivera, la asociación que ahora gestiona la bodega y todas sus actividades. Después de años en ruinas, en 2001, el exalcalde de Barcelona, Joan Clos, decidió remodelar la casa y hacer una bodega de producción de vino para eventos del ayuntamiento, actos públicos o actividades que no implicaran la comercialización para consumidores. La idea principal del político era reproducir el proyecto de los viñedos de Montmartre, en París, donde el vino que se elabora es de uso exclusivo y propiedad de la ciudad francesa. Además, quería convertir Can Calopa en un espacio de producción de vinos del Mediterráneo. «Grecia, Francia, Italia… plantaron viñedos de prácticamente toda la costa», relata Adan, quien piensa que en aquel momento el ayuntamiento quería posicionar a Barcelona como capital mediterránea.

Imagen de los viñedos de Can Calopa, en Collserola / J.C.
Imagen de los viñedos de Can Calopa, en Collserola / J.C.

Alrededor de 2010, sin embargo, la administración decidió que el proyecto necesitaba un nuevo aire y que más allá de ser los propietarios de una bodega pública hacía falta una propuesta de valor. «L’Olivera ya era un espacio sociocultural que había nacido en un hospital reformado de Vallbona de les Monges», dice la responsable de enoturismo. La trayectoria de esta obra social en Lleida y su espíritu de reconexión con la naturaleza fueron los factores clave para ser escogidos para gestionar Can Calopa, donde hoy en día son los principales propietarios. «El espacio lo gestionamos con el ayuntamiento hasta 2016, cuando con los cambios de gobierno y las diferentes prioridades de la administración nos cedieron todas las tierras», describe Adan. Desde entonces, la bodega opera como una empresa tradicional donde se cultivan y elaboran diferentes clases de vino bajo la DO Catalunya y aceite. La gran mayoría de los trabajadores de esta compañía forman parte de diferentes fundaciones de integración laboral y son personas en riesgo de exclusión. De esta manera, Can Calopa se utiliza como un primer paso en la reinserción laboral de algunos trabajadores.

Más allá de ser una auténtica obra social, Can Calopa es un negocio. En este sentido, la bodega produce más de 17.000 kilogramos de uva al año, lo que equivale a unas 13.800 botellas. Según los datos que facilitan los responsables a este diario, prácticamente se agotan las existencias de los diferentes vinos que se cultivan en los viñedos de la bodega. Aunque los resultados de ventas se hacen conjuntamente con la bodega de Vallbona, que es la responsable de la mayor parte de la producción con 149.524 kg de uva y unas 142.200 botellas, la cifra de comercialización es de 168.242 botellas de vino y aceite. En concreto, la bodega es el único productor de Vinyes de Barcelona, un vino histórico que «plantea una mirada contemporánea a la recuperación de la actividad agrícola ligada a las grandes ciudades», relata Adan. Elaborado con Garnacha y Syrah, tal como explican desde la bodega, mantiene la agilidad y la acidez de un vino joven pero con la complejidad de un año de envejecimiento en barrica de roble. No obstante, prácticamente todos los vinos que elabora la bodega son todo un éxito, al igual que los que se producen en Vallbona. Con todo, ambas bodegas catalanas logran aumentar las ventas año tras año. En los últimos resultados de 2023, facturaron 1,2 millones de euros.

'Vinyes de Barcelona', el único vino que se elabora en la capital catalana de la mano de Can Calopa / J.C.
‘Vinyes de Barcelona’, el único vino que se elabora en la capital catalana de la mano de Can Calopa / J.C.

Recuperar las variedades autóctonas catalanas

El proyecto que buscaba implementar el exalcalde Clos dista mucho de la realidad de la iniciativa actual. Para los propietarios y responsables de Can Calopa, la recuperación de las variedades autóctonas es uno de los pilares esenciales de su identidad. Una gran parte del trabajo que se tuvo que hacer en 2016 fue la retirada del popurrí de variedades mediterráneas que Clos había plantado en la masía. La intención de esta acción era replantar las variedades catalanas que se habían perdido y cultivarlas hasta obtener vinos que pudieran categorizarse en las Denominaciones de Origen del país. A día de hoy, todavía hay algunas variedades en crecimiento y aunque parte del terreno está replantado, aún quedan años para ver los resultados. «A largo plazo buscamos el replanteamiento del viñedo de Can Calopa, con variedades negras y blancas más adaptadas al territorio», destaca la directiva de la bodega.

No obstante, hay una variedad de los 2000 que aún continúa produciendo vino. Se trata de la parcela dedicada a la Sangiovese, una planta de uva muy característica de la Toscana y que todavía da muy buenos resultados en la bodega. «Es lo que utilizamos para hacer los vinos de mínima intervención», menciona la responsable de enoturismo de la bodega. Así, de estos viñedos sale el vino natural que elabora la bodega, el último que se comercializó de este tipo en 2023 fue el llamado Negre Natural Can Calopa. De cara a los próximos años, sin embargo, es probable que esta última variedad del antiguo Can Calopa se acabe arrancando para continuar ampliando el proyecto de recuperación de variedades catalanas, ya que las previsiones de la bodega son la búsqueda y compra de más espacios en Collserola donde continuar cultivando variedades catalanas. «Queremos adquirir más fincas de viñedos y olivos en el parque de Collserola, un proyecto que ya hemos comenzado», reconoce la empresa.

Una propuesta gastronómica y enoturística de calidad

La apuesta de Can Calopa también se basa en el turismo. Ubicada en pleno Collserola, la bodega cuenta con una vinoteca que funciona de jueves a domingo y presenta su gran colección de vinos con diferentes platos de proximidad típicos. Además, se han convertido en expertos del enoturismo y solo en la bodega de Collserola han llegado a acoger a más de 1.200 personas en diferentes catas. En cuanto al mismo restaurante, durante 2023 han pasado unas 12.000 personas a comer. Las cifras, que pueden parecer poco ostentosas, son el reflejo de la buena comercialización de la bodega, que a pesar de ser la única de la capital catalana está escondida de todo y de todos. «Aquí vienes porque sabes lo que buscas», ironiza Adan, quien asegura que más allá de algunos excursionistas, sus clientes llegan a la bodega por voluntad propia.

Can Calopa, en la Sierra de Collserola, distrito de Sarrià-Sant Gervasi. 07.11.2023, Barcelona foto: Jordi Play

Nou comentari

Comparteix

Icona de pantalla completa