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Jaume Martí, el enólogo que lidera con visión empresarial y territorial

«El modelo de consumo de vino avanza hacia un consumo más cualitativo, más curioso y más exigente, y me queda la duda de si realmente hay oportunidades para que el vino pueda competir en escenarios donde juegan otras bebidas como la cerveza».

Jaume Martí es enólogo y tiene un máster en Dirección y Gestión de Empresas por la Universitat Rovira i Virgili. La suya es una voz imprescindible y necesaria; desde la Terra Alta impregna de conocimiento, sensatez y reflexión el mundo del vino. Talento, método, rigor y capacidad comunicativa. Desde hace 11 años es director comercial y de marketing al Agrícola Sant Josep de Bot y desde 2020 director general, y en todas las revoluciones y gestos al avance que ha habido en este tiempo en Sant Josep Vins, que es la bodega de la cooperativa, se adivina su mano.

Hoy es un profesional más discreto que tiempo atrás, cuando formaba parte del Consejo Regulador de la DO Terra Alta y la situó en cuotas de visibilidad muy altas. Dice que el proyecto empresarial que representa, pero también y especialmente la madurez y la exigencia, han definido su perfil más reservado. También el factor sorpresa, un cambio profesional inesperado y poco habitual en el sector.

Desde una otea nueva, le gusta aclarar conceptos, confrontar ideas y conversar a través de palabras que tienen acento y sentido. “Se desaprovechan estilos de vino que podrían encajar en situaciones de consumo más amplias”, advierte. Y resuelve: “Avanzamos hacia un escenario de más calidad, donde la moderación es la clave y donde la gastronomía juega un gran papel. Y no se puede prescindir de los valores clásicos de la cultura del vino ni simplificarla, si bien se tiene que emplear otro lenguaje y se tienen que abordar otras perspectivas, favoreciendo siempre la curiosidad”. 

Jaume Martí, director de Sant Josep Vins | bloc jaumemartipedrola

«A la Terra Alta le falta perfilar identidades»

El contexto condiciona y en este escenario de futuro que él mismo dibuja se inserta una Terra Alta que todavía tiene que perfilar identidades. Es un territorio austero y esforzado del sur del país que si bien inicia un tiempo de sequía, no sufre el estrés hídrico de algunas regiones de vinos catalanas como Priorat o Penedès. “Hay diferencias entre la situación de aquí y otras zonas de clima mediterráneo seco. Abrimos un periodo de carencia de lluvias, pero venimos de unos años que no han estado secos, sino todo al contrario. Desde octubre han llovido 200 litros, que no es poco, pero sí que es cierto que es la mitad la pluviometría de los últimos tres años. También tenemos lluvias más irregulares y menos abundantes, porque aquí nos llueve de levante”, matiza cuidadosamente.

Jaume Martí cree que “la Terra Alta es más resiliente a los episodios de sequía, porque tenemos suelos con texturas que tienden a retener el agua y si hay un manejo adecuado del suelo, podemos defender el nivel hídrico bajo como el que tenemos ahora”. La tipología del terruño, pero también los marcos de plantación más amplias -que generan menos competencia entre cepas- y las variedades autóctonas los permiten afrontar la emergencia climática con más garantías. “Tenemos también un cuarto factor que es el riego. En Bot hay el valle del río Canaletas con una comunidad de regantes local. Tenemos cultura de riego y ciertamente es una herramienta más que nos permite afrontar mejor la ausencia de lluvias”. Recuerda que entre 2015 y 2019 la Terra Alta también vivió un periodo largo de sequía y considera que la viticultura ya se ha preparado para afrontar de nueces, que volverán seguro con más frecuencia.  

Jaume Martí con Martí Carbó y Amparo Amaro, de la bodega Sant Josep Vins | Foto: cedida

Sant Josep Vins, un ejemplo de modelo cooperativo

“A Sant Josep Vins hace tiempos que acompañamos el campesino no solo en las decisiones de manejo, sino también en las nuevas plantaciones. Las orientamos a través de una unidad técnica para que tengan una buena adaptación al emplazamiento, a las posibilidades del socio y de la bodega, con la idea de conseguir vinos con valor comercial”, explica Martí. “Hoy la receptividad que tiene el agricultor hacia las decisiones agronómicas es mucho más alta, es más permeable que hace unos años, porque voz que está pasando con el clima. Está más atento y hay más sensibilización”, comenta.

En el decenio largo que lleva dirigiendo Sant Josep Vins, Martí ha abocado el liderazgo, la visión y la ruta que le hacían falta. Ha animado la comunidad y ha permitido que todo ensortije con otra energía y determinación. “Hemos trazado un camino y hemos generado unas expectativas que se han ido cumpliendo y satisfaciendo”, resume. Y enumera los hitos conseguidos que tendrían que ser ejemplo y modelo para aquellos modelos cooperativos que están en horas bajas cuando el mercado pide más exigencia y competencia que nunca.

“Hemos aislado la incertidumbre que siempre ha planat alrededor del negocio del vino y más todavía cuando hablamos de una cooperativa. Hemos consolidado un catálogo de vinos único en la Terra Alta, extenso, donde no hay ninguna referencia para llenar. Cada vino tiene su sentido y los socios saben cuál es el destino de la parcela que cosechan. Están conectados al proyecto y al mercado”, destaca como principal ganancia en este tiempo. Pero hay más: “Todas las cosas que hemos hecho no han anulado ninguno de las anteriores. Hemos sacado al mercado vinos más contemporáneos pero manteniendo y modernizando los clásicos. Un ejemplo es Llàgrimes de Tardor; hemos dado continuidad a variedades, estilo, marca y posicionamiento, manteniendo una producción limitada. También elaboramos vinos bajo el amparo de la DO Cataluña y con variedades internacionales, otros con más tipicidad como la Laquarta, los de gran consumo, los vinos de añada… Todo se ha ido acumulando y nos ha enriquecido. Hemos diversificado el catálogo y hemos exprimido con el sentido positivo de la palabra las posibilidades de las viñas y los parajes de los socios. Y, en tercer lugar, también hemos seguido el proceso de modernización y profesionalización de la estructura del Agrícola en todos los ámbitos. Hay trabajadores con responsabilidades concretas y una estructura mucho mejor que hace diez años”. 

«En la Terra Alta hay más activos y muy buenos profesionales»

En definitiva, ha sido un viaje fértil, de conocerse, de estructurar y de segmentar, que deja Sant Josep Vins en mejores condiciones para afrontar presente y futuro. Y que se ha hecho con silencio. Discretamente. La bodega de la cooperativa ha jugado un papel vital en el devenir de la DO Terra Alta y quiere seguir participando activamente en el viaje colectivo. “Hoy en día es más fácil la proyección de la zona porque hay más actores y muy buenos y muy buenos profesionales que defienden un discurso y la Terra Alta. A los 90 éramos pocos, una decena, entre ellos, Sant Josep Vins”, recuerda. Y puntualiza: “El bien común que puede generar in situ una DO donde hay la producción y donde se hacen los vinos, es también para los actores nuevos que aparecen y se tiene que cuidar. La ilusión, la participación y el trabajo colectivo a lo largo de varias décadas generan certezas que acontecen oportunidades”.

En cuanto a los retos que tiene la Terra Alta, cree que hay que segmentar mucho más la oferta: “En Sant Josep Vins ya lo hicimos el 2014, fuimos pioneros y creo que lo hemos liderado. Tomamos la decisión de forma unilateral y hemos clasificado los vinos hechos en origen.  Nos cuesta todavía entender como hay al mercado vinos de la Terra Alta y otros DO que son muy económicos. Lo tenemos que evitar. Tenemos que atender a la tipicidad y a la calidad y deseablemente a un segmento de precios. Y también tenemos que cambiar la mentalidad que no todos los vinos que basura en origen tienen que llevar la misma DO. Se tiene que hacer esta reflexión porque el que evidencia es que tenemos una oferta diversa y segmentada. Hacen falta más elementos informativos y pedagógicos para situar al consumidor”. 

La DOTA impulsa el sello 100% Garnatxa blanca | Foto: DO Terra Alta

100% Garnatxa Blanca

Él, que fue promotor del distintivo 100% garnacha blanca cuando estaba al Consejo Regulador, reconoce que “es deseable y natural seguir trabajando porque esta categoría se consolide sobre todo en términos de valor” pero advierte que hay pendiente resolver la identidad de los negros: “Está esbozada, hay grandes vinos que la representan, pero falta proyectar un mensaje y definir más bien la tipicidad. Necesitamos tiempo, probar más, pensar más y ponernos de acuerdo. Elaboradores, viticultores y el Consejo Regulador que tiene que tener ganas de entomarlo”.

Cree que la base de la identidad en vinos tintos será la suma de garnachas (negra y peluda) con cariñena: “Es un tándem mágico porque la Terra Alta es zona de media montaña con clima seco y podemos tener garnachas no tan concentradas como en el Priorat, a Madrid o en el Aragón. Aquí son más delicadas y con acideces moderadas y podemos tener cariñenas con acidez más alta y más estructura. Los vinos respiran suavidad y frescura y una personalidad diferenciada cuando se combinan las dos variedades”. El morenillo puede matizar este cupaje, pero en ningún caso lo advierte como una variedad icónica de la región: “Es una singularidad y genera interés, pero tiene una viticultura difícil y una enología complicada. Y tenemos que pensar que el campesino lo tiene que poder dominar y tener certezas sobre la producción”.

Llàgrimes de Tardor 2021, el 25.º aniversario | Sant Josep Vinos
Llàgrimes de Tardor 2021, en su 25º aniversario | Foto: Sant Josep Vins

«El vino no es nada sin las personas»

Jaume Martí es un visionario, considera que hay preguntas que son regalos para explicarse y lo manifiesta como lo siente. Ocupa un lugar que le hace justicia, pero podría tener muchos otros en el mundo del vino porque sabe dibujar escenarios y mover ficha. Es ágil en todas las respuestas porque las tiene claras. En estos últimos años también ha aprendido el valor del tiempo, y por eso modera su visibilidad. En parte lo ha transferido toda al proyecto que representa que es de los primeros al país a poner rostro a los viticultores a las botellas como hacen al vino novel de Sant Josep Vins. En definitiva, el vino no es nada sin las personas. Sin su sabiduría y conocimiento. Y gana valor cuando el principal adjetivo que las acompañan es la humildad.   

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Comentaris

  1. Icona del comentari de: Jordi MOnroy a junio 27, 2023 | 10:12
    Jordi MOnroy junio 27, 2023 | 10:12
    De la misma manera que cuando recomiendo un verdejo a los clientes en mi tienda no les ofrezco un " El gos verd" me parece un despropósito traducir un vino con 25 años en el mercado y todo un referente en su Denominación de Origen como es "Llàgrimes de tardor". Un saludo
    • Icona del comentari de: evicens a junio 27, 2023 | 11:48
      evicens junio 27, 2023 | 11:48
      Gràcies Jordi! Revisat, era un error

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